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El Omega Quiere Venganza

El Omega Quiere Venganza

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Posesivo / Omegaverse / ABO / Fantasía LGBT
Popularitas:36.6k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Keiran muere agotado por una vida de traición y dolor, solo para despertar en el mundo del libro que su único amigo le regaló, un universo omegaverse donde comparte nombre y destino con el personaje secundario: un omega marginado, traicionado por su esposo con su hermana, igual que él fue engañado por su esposa con su hermano.

Pero esta vez, Keiran no será una víctima. Decidido a romper con el sufrimiento, tomará el control de su vida, enfrentará a quienes lo despreciaron y buscará venganza en nombre del dueño original del cuerpo. Esta vez, vivirá como siempre quiso: libre y sin miedo.

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📌 Historia BL (chico × chico) si no te gusta, no entres a leer.
📌 Omegaverse
📌 Transmigración
📌 Embarazo masculino.

NovelToon tiene autorización de Wang Chao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18. Un trato.

Frederick mantenía los ojos en la ciudad iluminada, su mirada fija en en los edificios que lo rodeaban mientras mantenía una conversación a través del altavoz de su teléfono con su fiel secretario. Aunque su rostro se mantenía imperturbable, sus cejas se fruncieron ligeramente cuando anticipó las palabras que inevitablemente saldrían de la boca del beta.

—Señor, una última cosa… —la pausa del secretario fue notoria, como si estuviera midiendo cada palabra—. Su madre me llamó. —El ligero tartamudeo traicionaba su incomodidad—. Dijo que tiene una candidata perfecta para su matrimonio.

El aire de frialdad habitual de Frederick no se alteró, pero la línea de su mandíbula se tensó.

—Aún no se cumple el plazo —respondió con calma, su voz tan cortante como una hoja de acero. Solo habían pasado quince días desde que su madre comenzó a hostigarlo con insistencias matrimoniales.

—Ella lo sabe, señor. Por eso concertó una cita para el día después de finalizar la fecha límite. También me pidió que le recordara que esto es por su bien y que se preocupa por usted.

Frederick dejó escapar un suspiro apenas audible, su paciencia se agotaba rápidamente.

—Mi madre cree que soy estúpido y que no soy capaz de encontrar una pareja por mis propios medios. —La irritación en su voz era palpable, aunque controlada—. Dile que no se preocupe, que ya tengo a alguien con quien me voy a casar. Y cancela esa cita.

—De acuerdo, señor. Eso es todo. —La llamada se cortó con un tono final, dejando a Frederick en un silencio cargado de pensamientos.

Se frotó la sien con un gesto automático, como si intentara disipar la sensación de agotamiento mental que siempre le dejaban las conversaciones relacionadas con su madre. Con pasos tranquilos, se dirigió a la cocina. Tomó un vaso, lo llenó de agua y lo llevó a sus labios mientras revisaba el reloj de su muñeca: faltaba exactamente un minuto para las ocho de la noche.

Su mirada se dirigió instintivamente hacia la puerta, como si algo en su interior lo preparara para lo que estaba por venir. Apenas unos segundos después, el timbre resonó en el apartamento, quebrando el silencio.

—Muy puntual —murmuró, una sombra de satisfacción cruzando su rostro antes de terminar el vaso de agua.

Dejó el vaso en la tarja con calma, sin apuro aparente, y caminó hacia la puerta con la indiferencia de quien no tiene prisa, aunque en el fondo sabía perfectamente que lo esperaba.

Ding dong.

El timbre volvió a sonar, insistente, llenando el aire con una expectación casi tangible. Frederick soltó un ligero suspiro, como si el acto de ir a abrir fuera una carga innecesaria, pero sus pasos no vacilaron.

Cuando giró el pomo y abrió la puerta, la figura que esperaba al otro lado le resultaba ya demasiado familiar. Allí estaba Keiran, como casi todos los días desde que Frederick lo había ayudado. El omega se encontraba de pie, con un taper de comida en las manos y una sonrisa radiante en el rostro.

Su cabello recogido en una coleta alta dejaba algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro de forma encantadora, resaltando la delicadeza de sus facciones. Esa misma delicadeza que, en lugar de resultar frágil, parecía esconder algo más sólido, casi desafiante.

—Buenas noches, señor Frederick. —La voz de Keiran era suave, pero había un toque de coquetería en ella que no pasó desapercibido.

Frederick lo observó en silencio por un momento, sus ojos rojos analizando cada detalle, como si intentara descifrar el misterio que parecía rodear a ese omega. Finalmente, dio un paso atrás, dejando la puerta abierta en una invitación silenciosa.

Keiran cruzó el umbral con la misma naturalidad de quien ya se ha hecho un lugar en la vida del otro, aunque fuera de forma silenciosa y persistente.

—Te dije que no era necesario traerme la cena —recordó Frederick, su tono frío mientras se recargaba en la pared. Sus ojos se detuvieron un instante en el rostro del omega, analizando cada detalle con una mezcla de desdén y curiosidad.

Desde el día después de haberlo ayudado, Keiran comenzó a aparecer por las noches en su departamento con un plato de comida, insistiendo en que era su manera de agradecerle. Al principio, Frederick lo rechazó, pero la terquedad del omega lo hizo ceder, aunque más por querer deshacerse de él que por aceptar su gesto. Sin embargo, noche tras noche, Keiran seguía llegando con comida, algo que comenzaba a trastocar su rutina cuidadosamente estructurada.

No podía negar que los platillos eran deliciosos, pero tampoco podía ignorar lo inapropiado que resultaba que un omega casado cocinara para otro alfa. Esa simple idea lo incomodaba, aunque había algo más. Saber que Keiran lo hacía específicamente para él despertaba un sentimiento que no lograba comprender, y que incluso en momentos lo hacía sonreír inconscientemente.

—Lo repite todos los días —respondió Keiran, bajando la mirada con una leve decepción en su tono—. No quiero molestar más con mi insistencia —levantó la vista, sus ojos cargados de una tristeza genuina que Frederick notó de inmediato—. Usted debe estar acostumbrado a restaurantes cinco estrellas, así que… esto lo hice para su amigo. Él atendió mis heridas, pero ni siquiera le pagué.

Frederick tensó la mandíbula al escuchar esas palabras, sintiendo una punzada de incomodidad.

—No tengo cómo contactar con él, así que pensé que usted podría entregarle esto por mí —Keiran continuó, extendiéndole el plato—. Es carne en…

—Es alérgico a la carne —lo interrumpió Frederick, tomando el taper de sus manos con brusquedad. Se dirigió al frigorífico y guardó el contenido, sin notar la pequeña sonrisa de satisfacción que se dibujó en el rostro del omega.

—Oh, bueno, es una lástima. —Keiran se recargó en la barra de la cocina, con un aire de inocencia que parecía estudiado—. Entonces, ¿podría invitarlo a comer?

—Estoy ocupado —respondió Frederick, cruzando los brazos y recargando su espalda contra la alacena, el ceño fruncido ante la propuesta.

—No, me refería a su amigo. —Keiran aclaró con calma—. ¿Cree que quiera comer conmigo? Como agradecimiento. O podría pagarle por el tratamiento.

Frederick carraspeó, intentando ocultar su incomodidad. Por un momento, había asumido que Keiran hablaba de él, lo cual era absurdo. Pero lo que más lo irritó fue la disposición del omega para buscar a Cael.

No quería admitirlo, pero Keiran tenía algo que lo desconcertaba profundamente, casi como un enigma. Su rostro, su cuerpo, y el aroma suave de su perfume se habían grabado en su mente con una precisión insoportable. No había día en que no lo recordara, y ese pensamiento comenzaba a consumirlo de formas que no deseaba explorar.

Aun así, no pensaba ceder. Keiran era un omega casado, y Frederick no estaba dispuesto a admitir, ni siquiera ante sí mismo, el efecto que tenía sobre él.

—Es un hombre ocupado —respondió Frederick, su voz fría y distante mientras se mantenía cruzado de brazos.

Keiran asintió con suavidad, aunque su expresión reflejaba una ligera desilusión.

—Siento un poco de hostilidad en usted —dijo, intentando mantener la calma. Sabía que cualquier exceso podía arruinar lo que tenía planeado—. Creo que es mejor que me vaya. Lamento si le resulto irritante. Gracias por la ayuda, no lo molestaré más.

Frederick permaneció en silencio, observando cómo el omega lo miraba una última vez antes de dedicarle una sonrisa triste. Keiran se giró hacia la puerta y salió del departamento, dejando tras de sí un vacío extraño en la estancia.

El alfa notó un brillo tenue en los ojos de Keiran justo antes de que se marchara. ¿Eran lágrimas? Algo en esa imagen lo golpeó con fuerza, una punzada de culpa que lo dejó desconcertado.

Sin pensarlo dos veces, Frederick se enderezó y salió tras él. No podía dejar que se marchara así. Quizá era la culpa, quizá su propio interés velado, pero además había algo más: aún tenía un trato que proponerle.

Apresuró el paso, su mente luchando por encontrar las palabras correctas. No quería admitirlo, pero había algo en Keiran, algo que lo hacía cuestionar su rígido control sobre sí mismo, y esa vulnerabilidad lo empujaba a actuar.

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Juliana Fernandez
me encanta esta historia ❤️😍por favor actuliza escritora 🥹🥹voy a estar esperando me engancho tu historia te felicito 😘
Topy71 🇦🇷
Ni entiendo porque no lo vomito, total en la habitación estaban solo el y su padre
Kelly Castro
muy bueno
Daaaq
Me encanta como está avanzando la Historia 🫶🏻
Gladys Zapata
Me gusta mucho la trama
Patricia Margarita Charris Martinez
Excelente
Diosa David Torres
Bueno creo que nuestro bello Alfa y Omega serán un 100%☺️☺️
Diosa David Torres
Según ellos 🤣🤣🤣🤣y ya están bien enamorados 🥰❤️🤣🤣🤣🤣
Diosa David Torres
🤣🤣🤣🤣🤣me encanta cuando están juntos 🤣🤣❤️🥰
Diosa David Torres
Vaya muy detallista nuestro Alfa nada que hacer muere por su Omega 😁😁😁😁
Andrea Osorio
Excelente
Gladys Zapata
jajajajajaja pobre idiota
Erika Garcia
ese alfa está como me lo recetó el doctor/Chuckle/
Topy71 🇦🇷
Ayyyy noooo, almenos termino de leer el libro? 😱
Topy71 🇦🇷
Maldita psicópata 😡
Gladys Zapata
eso vamos Keiran tu puedes
Gladys Zapata
bellos
Nidia Mojica
Esto se pondrá buenisimo y mas cuando sepan con quién se va a casar.
Nidia Mojica
Me agrada Austin.
Nidia Mojica
Encuentra un aliado dentro de casa, esa Margaret y la Shelby sorpresota se llevaron.
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