De la novela "Los hijos que me dio la vida", de la cual surgieron tantas historias con cada uno de sus personajes más relevantes, llega ahora la historia de Emma e Isabella: dos hermosas niñas que fueron la cereza del pastel y la cura para un par de almas rotas. Dos personas que fueron víctimas de la vida y de las circunstancias, pero que, juntos, sanaron y dieron vida a sus dos princesas.
Ahora, esas pequeñas han crecido. Las gemelas maravilla tienen 27 años y han vivido una vida cargada de locuras, ingenio, travesuras y momentos llenos de risa. Comparadas con sus hermanos —en especial con Duván, el más revoltoso—, ellas siempre llevaron todo al extremo. Nunca hubo tranquilidad en ese hogar, pero heredaron el corazón noble de sus padres. Aunque son mujeres alocadas, poseen muchas virtudes y una lealtad inquebrantable.
A sus vidas llegarán dos personas que les robarán la razón y harán palpitar sus alocados corazones. Acompáñenme en esta nueva aventura.
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CAPITULO NUEVE
NARRACIÓN DEL AUTOR
Los días siguientes, Emma siguió saliendo con Agustín, y las veces que terminaron en la cama, no olvidaron utilizar su preservativo, también salieron a muchos lugares junto con Isabella, disfrutaron demasiado, y por medio de Agustín conocieron nuevos amigos, pero llegó el día que debían regresar a Bogotá para su vuelo a Miami.
Agustín estaba visiblemente afectado, y Emma no le era indiferente a sus emociones, pero los dos eran conscientes de que ese momento debía llegar, como dice el dicho "no hay plazo que no se cumpla, no fecha que no se llegue" y está había llegado, con un sabor amargo, ojos llorosos, y promesas que quizás no podrían ser cumplidas, ambos se despidieron sin ganas de hacerlo.
Emma e Isabella fueron recogidas por Don Arnulfo y emprendieron su viaje hacia Bogotá, al llegar, se hospedaron en un hotel cercano al aeropuerto, tomaron una ducha, comieron algo rápido y liviano y antes de Emma acostarse, llamó a Agustín y finalmente pudo dormir.
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Ya estaban a una hora de aterrizar en Miami, sus padres habían estado en contacto con ellas, Fernando fue a recogerlas al aeropuerto. Cuando por fin arribaron, su papá las recibió con los brazos abiertos, sus niñas estaban por fin en casa y habían llegado sanas y salvas.
- Mis princesas,¿cómo les fue?_ les preguntó su padre al verlas.
- Estamos exhaustas, necesitamos unas vacaciones de las vacaciones _ respondió Isabella riendo.
- Muy graciosa, el lunes te necesito en el Gimnasio, ya hicimos la publicidad de los nuevos servicios y tu señorita, eres la encargada de eso_ Fernando le recordó.
- Lo sé papá, era una broma, pero si me quieres dar vacaciones adelantadas, yo no me pongo brava_ todos rieron mientras se subieron al auto.
Su padre se puso en marcha. Llegaron a casa, Alejandra los estaba esperando en la entrada, tan pronto las vio, salió corriendo a abrazarlas, una madre nunca demuestra sus preocupaciones a sus hijos, simplemente lo demuestra, y en este caso Alejandra no tuvo vida durante esas dos semanas que sus hijas estuvieron lejos, por eso, cuando supo que ya estaban de regreso, de vengo todas sus labores en el centro comercial y regreso a su casa para poder estar cuando ellas llegaran.
- Mis niñas, ¿cómo la pasaron?, ¿están bien?_
- si mamá, estamos muy bien, la pasamos excelente, ¿cierto Emma?_
- Si mamá, la pasamos de maravilla, pero por ahora solo queremos tirarnos en la cama y dormir por dos días seguidos _ comentó Emma.
- entonces primero entren, tomen un baño, luego comen algo y se van a hibernar_ bromeó Alejandra.
En ese momento venía Fernando detrás de ellas, cargando sus maletas.
- Estás chicas que traen aquí ¿piedras? O entraron a alguien ilegal al pais_ bromeó.
- Le hubieras dado esa idea a Emma antes del viaje, sería un si a tus suposiciones, pero no, son solo nuestras cosas y unos recordatorios que les compramos en cada lugar que visitamos_ explicó Isabella.
- cómo así, ¿A quien habría traído Emma?_ indagó Alejandra.
- No le presten atención, Isabella está molestando, me iré a bañar primero_ Emma evadió la conversación y el interrogatorio, pasó por un lado y subió a su habitación.
- Bueno mamá, yo también iré a mi habitación_ miró a su padre _ gracias papi por tu ayuda _ agarró su equipaje y se subió a su cuarto.
Las chicas descansaron todo el dia, hasta que se hizo de noche y el hambre las hizo salir de su habitación. Ya bañadas y limpias bajaron, Alejandra les había preparado una deliciosa sopa, algo suave y nutritivo, las chicas comieron en compañía de su abuela y después de limpiar la cocina regresaron a dormir.
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El Lunes, muy temprano, Emm madrugó a ver su consultorio, mientras que Isabella se fué con su padre al gimnasio.
A Emma le entregaron las llaves del consultorio, ella revisó todos los detalles, había quedado completamente hermoso, como ella lo había pedido, sofisticado, moderno y sobre todo limpio. Terminó de pagar el restante del trabajo a los contratistas, en cuanto se fueron llamó a los distribuidores de insumos médicos para que le trajeran todo lo necesario para empezar a trabajar.
Todo fue muy organizado y meticuloso, y cada uno de los proveedores cumplió con su fecha de entrega.
En cuanto a Isabella, tan pronto llegó al gimnasio, su padre le proporcionó la que sería su oficina, allí estaba totalmente equipada, tenía una báscula novedosa, al igual que diferentes equipos de medidas. Ella se sentó y comenzó a recibir carpetas con todas las solicitudes que ya habían realizado los clientes para comenzar con su guía nutricional.
- Bueno hija, trabajo es lo que tienes, vas a estar ocupada unos cuantos días mientras organizas la información, ya después sigue el debido seguimiento, pero ya sabrás cómo lo vas a manejar _ le dijo Fernando.
-Claro que si papá, lo sé, me pondré a trabajar enseguida _ respondió Isabella, su papá asintió y salió de la oficina no sin antes dejar un beso en su frente.
Tal como lo dijo, enseguida se puso a mirar solicitud por solicitud, se encontró con algunos retos, pero sabía que podía hacer un excelente trabajo y ante todo pronóstico, terminó de revisar una por una las carpetas, incluso ideó el plan de trabajo para algunos de los clientes, a los cuales los llamó para programarles la cita preliminar de valoración, todo el día se la pasó muy ocupada, su papá se encargó de llevarle el almuerzo a su oficina, y a la hora de salida el se fué primero, ya que debía ir al centro comercial por Alejandra y le encargó de cerrar el gimnasio muy bien.
- ¡Dios, estoy agotada!_ exclamó Isabella mientras se ponía de pie.
Estiró su cuerpo, organizó la papelería, al terminar agarró su bolso, guardó su celular y tomó las llaves del gimnasio, salió de la oficina y la dejó asegurada, ella hizo un breve recorrido para cerciorarse de que no hubiese nadie en el recinto y poder cerrar con tranquilidad, fue a cada una de las secciones, pero todo estaba en silencio, así que agarró la linterna de su celular, la encendió y fue apagando las luces por sectores, cuando por fin le falta solo la recepción, se dispuso a salir, no sin antes pedir un taxi por una aplicación, logró conseguir uno rápidamente, entonces agarró sus cosas y abrió la puerta para salir, antes de que pudiera apagar la última luz y saliera del gimnasio, una mano agarró la puerta desde adentro con fuerza.