Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
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Buscando la Verdad Oculta I
Lian y Ethan habían estado juntos durante cuatro meses, y aunque su relación siempre había sido sólida, había momentos en que Lian sentía que había algo más profundo que no se había explorado. Era como si hubiera un rincón oscuro en la mente de Ethan que él nunca compartía. No había escuchado rumores sobre su pasado, pero nunca se había atrevido a preguntar demasiado. Ahora, con aquella pintura frente a él, la curiosidad se convirtió en una necesidad.
—¿Quién es él? — La pregunta salió de sus labios antes de que pudiera contenerla. Ethan se quedó inmóvil, su rostro palideció y los ojos se le abrieron como si hubiera visto un fantasma.
—Lian, yo… — comenzó a decir, pero las palabras parecían haberse perdido en su mente. Lian sintió que el aire se volvía denso a su alrededor. La luz del sótano iluminaba su rostro, y él podía ver cómo las líneas de tensión se dibujaban en su frente.
—¿Por qué no me dijiste nada sobre él? — Lian sintió que la ira comenzaba a burbujear dentro de el, mezclada con un profundo dolor. —¿Es alguien importante para mi? ¿Por qué está en nuestra casa? —
Ethan respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —No es lo que piensas —, dijo finalmente, acercándose un paso más. —El… era una parte de tu vida que pensé que habías dejado atrás —.
—¿Una parte de mi vida? — Lian replicó, sintiendo que el corazón le latía con fuerza. —¿Quién es? ¿Por qué tengo su retrato aquí, en nuestro hogar? —
—Es complicado —, respondió Ethan, su voz temblando ligeramente. —El fue… tu hermano pero su relación era algo muy intensa.
Lian sintió cómo su mundo se tambaleaba. —¿Intensa? ¿Qué significa eso? ¿Por qué no me lo dijiste antes? —
Ethan se pasó una mano por el cabello, algo que hacía cuando estaba nervioso. —Porque no quería que eso interfiriera en la paz que tenemos. —.
—¿Y ahora qué? ¿Vas a seguir escondiendo cosas de mí? — La frustración crecía en su pecho. —Si hay algo más que debería saber, es mejor que me lo digas ahora —.
Ethan se acercó un poco más, su mirada suplicante. —Lian, por favor. No quiero que te estreses tu relación con tu hermano nunca fue buena.
—¿Y si yo soy solo una sombra del? —
—No digas eso —, dijo Ethan, tomando su mano con delicadeza. —Tú eres todo para mí.
Lian se sintió un poco más tranquilo, pero aún había una inquietud latente dentro de el. —Entonces, ¿qué hacemos con esto? — preguntó, señalando la pintura.
—Podemos guardarla o deshacernos de ella —, sugirió Ethan. —Lo que tú decidas —.
—Quiero deshacerme de ella —, dijo Lian con determinación. —No quiero que haya nada en nuestra casa que me haga sentir inseguro —.
Ethan asintió lentamente y juntos comenzaron a buscar una forma de quitar la pintura de la pared. Mientras descolgaban el cuadro, Lian sintió un alivio momentáneo al pensar que estaban dejando atrás ese capítulo oscuro.
Pero mientras se preparaban para llevarlo al garaje, Lian notó algo detrás del marco del cuadro. Era un pequeño sobre amarillo, desgastado por el tiempo y parcialmente oculto por el marco. —Espera —, dijo Lian, deteniendo a Ethan. —Hay algo aquí —.
Con manos temblorosas, Lian sacó el sobre y lo abrió cuidadosamente. Dentro encontró varias cartas escritas a mano. La caligrafía era elegante y fluida; cada palabra parecía estar impregnada de emociones intensas.
—¿Qué es eso? — preguntó Ethan, mirando con preocupación.
—No lo sé —, respondió Lian mientras sacaba las cartas una por una. Comenzó a leerlas en voz alta: —Querido Max… cada día sin ti es un día perdido… —. Las palabras resonaban en su mente como ecos distantes.
Ethan palideció aún más al escuchar las cartas. —Lian, no deberías leer eso —, dijo con urgencia.
¿Quién es Max? —Preguntó Lian.
—Max, es el nombre de tu hermano.
Las cartas continuaron revelando una relación llena de pasión y dolor. Clara hablaba de sus sueños y anhelos, de cómo él había cambiado su vida y de cómo había luchado por seguir adelante después de su ruptura.
—Esto es demasiado —, dijo Lian finalmente, sintiendo una punzada en el corazón al leer las palabras llenas de amor y desesperación.
—Lian… — Ethan intentó intervenir, pero el levantó la mano para detenerlo.
—No puedo creer que hayas guardado esto —, murmuró mientras dejaba caer las cartas al suelo como si quemaran sus manos. —¿Qué más me has ocultado? —
Ethan se pasó la mano por el rostro, visiblemente angustiado. —No sabía que estaban ahí. Te lo juro. Solo quería dejar todo ahí —.
—Pero no lo has hecho —, respondió Lian con voz temblorosa. —Sigues aferrándote a ese pasado —.
El silencio llenó la habitación mientras ambos procesaban la situación. Finalmente, Lian sintió que debía tomar una decisión. —Necesito tiempo para pensar —, dijo suavemente.
Ethan asintió, su expresión llena de comprensión y tristeza. —Lo entiendo. Tómate el tiempo que necesites —.
Salió del sótano dejando a Lian solo con sus pensamientos y las cartas esparcidas por el suelo. Se sentó en el escalón del sótano, mirando las palabras escritas por esa misteriosa persona y sintiendo la presión del mundo al cual no pertenecía sobre sus hombros.
Después de un rato, Lian decidió subir las escaleras y salir al jardín para tomar aire fresco. Necesitaba despejar su mente y pensar en lo que realmente quería. El sol brillaba intensamente y el canto de los pájaros llenaba el aire, pero todo le parecía distante e irrelevante.
Se sentó en un banco del jardín y dejó que sus pensamientos fluyeran libremente, en realidad ese no era su hermano pero era como si una parte de él estubiese molesta y triste por la pérdida, como si alguien mas viviera dentro de el.
El tiempo pasó sin que Lian se diera cuenta hasta que escuchó los pasos familiares de Ethan acercándose por el camino del jardín. Su corazón dio un vuelco al verlo; aunque estaba lleno de dudas y miedos, también había amor.
—¿Te gustaría dar un paseo? — preguntó Ethan suavemente, deteniéndose a unos pasos de distancia.
Lian miró hacia arriba y vio la sinceridad en sus ojos. Asintió lentamente y ambos comenzaron a caminar juntos por el sendero del jardín. El silencio entre ellos era pesado, pero también estaba lleno de promesas no dichas.
Finalmente, fue Ethan quien rompió el silencio: —Sé que esto es difícil para ti y lamento no habertélo recordado—.
—Entiendo —, dijo él con tristeza en la voz. —Solo quiero que seas honesto conmigo desde ahora en adelante —.
—Eso es lo mínimo que espero —, respondió mientras se detenían frente a un árbol frondoso. —Pero necesito saber que estás completamente aquí conmigo —.
Ethan asintió con firmeza, tomando las manos de Lian entre las suyas. —Te prometo que haré todo lo posible para demostrarte que eres mi prioridad —.