Alex Lower no es un héroe. Ni un genio. Ni un elegido. Solo un humano común, arrastrado por accidente a los confines de la galaxia. Ahora, forzado a servir en la organización intergaláctica ARMA, forma parte de un equipo improbable: una androide con emociones reales llamada Heart y un elfo elemental tan poderoso como impredecible, Writz.
Juntos, recorren mundos desconocidos, enfrentan criaturas legendarias y desmantelan complots que amenazan con reescribir el orden galáctico. Pero lo que Alex aún no sabe... es que su historia apenas comienza. Y que dentro de él se esconde un secreto capaz de cambiarlo todo.
Una odisea cósmica repleta de acción, ciencia ficción, humor, lazos inquebrantables y un misterio que podría reescribir las estrellas.
Bienvenido a Project Universe. 🌌
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Capítulo #10: Contrapunto Humano/Robot
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Todo en la vida tiene una razón de ser. Al menos, eso era lo que Alex, desde su humanidad, podía percibir.
Pero, ¿cuál era el propósito del sufrimiento...?
¿Molestarte? ¿Atormentarte? ¿O simplemente marcarle fin... a todo?
—¡Ah! —Alex despertó de golpe, sobresaltado.
No había nada a su alrededor, solo el mismo bosque donde había caído, atrapado por el dolor.
Una sensación extraña le picaba la boca: amarga y rasposa.
Al sacarse el objeto, resultó ser una hoja. Pero no una cualquiera; diferente a las que conocía en la Tierra.
—¿Qué...? —Abrió los ojos como platos, observando la hoja con atención.
Dentro de las venas de aquella hoja, un líquido celeste estaba retenido, absorbido por ella misma.
—Ya despertaste... ¡Me alegra muchísimo! —La voz glitcheada, pero tierna, de Beriel lo sorprendió. —Debo admitir que tu resistencia al virus es mayor de lo que imaginé.
La robot se sentó junto a Alex, quien la miraba con desconfianza.
—¿Tú me pusiste esto? —Le mostró la hoja.
Beriel asintió sin dudar, con una sonrisa inocente.
—¿¡Tú me infectaste!? —Alex estalló, molesto.
La expresión de Beriel se tornó confusa.
—¿No...? Más bien, te ayudé.
—¿A qué te refieres?
—¿Ves ese líquido dentro de la hoja?
Alex volvió a mirar el líquido celeste para asegurarse.
Asintió, lo que hizo sonreír a la robot. Por un momento, sus ojos se distorsionaron mostrando dos X en lugar de pupilas.
—Ese líquido es el Xereos.
—¿Por qué tenía eso en la boca? —Alex quiso ir directo al grano.
—Para controlar tu infección, claro.
—¿Qué?
Beriel se levantó y le ofreció la mano. Alex la tomó.
—Tras años de investigación, la agencia de inteligencia concluyó que solo los Humex pueden convertirse en... ¿Zombis?.
Alex asintió, intrigado.
—Pero cuando un zombi muerde a alguien que no es Humex, los síntomas cambian.
—¿Significa que no me volveré un zombi? ¿¡No voy a morir!?
Beriel volvió a mirarlo confundida, como si su mensaje no hubiera sido claro.
Perdónalo, es idiota de profesión...
—Creo recordar que anoche te dije que no morirías, ¿no?
Alex quedó tan quieto como una estatua de mármol.
Idiota...
Entonces soltó una lágrima de felicidad. Estaba a salvo.
La robot notó su expresión y se confundió aún más.
"¿Por qué llora si no está triste...?", pensó.
Pero algo hizo que sus circuitos se sobrecalentaran.
Alex abrazó a Beriel con fuerza. Su alegría era inmensa, al igual que el sonrojo en la robot.
—¡Gracias por aclararlo! ¡Sigo vivo! —Alex cerró los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas.
Beriel, por su parte, luchaba por que sus ojos no se convirtieran en símbolos de corazón. Pequeños tics en sus ojos se hicieron visibles.
Alex se separó limpiándose las mejillas.
La robot sonrió tímidamente y continuó.
—El punto es... que tus síntomas parecen ser migrañas, picazón en la zona de la mordida, desmayos y pupilas dilatadas.
—¿Y siempre tendré eso?
—De eso... no estoy segura. —Beriel se rascó la cabeza, nerviosa.
Alex se sintió un poco mal, pero estaba dispuesto a soportar jaquecas ocasionales si eso significaba seguir vivo.
—¿Y cómo puede una simple hoja controlar una infección tan peligrosa?
—El mentonïlo es una hoja del planeta Vaquert. De alguna forma, pueden absorber el virus.
—Ya veo... Bueno, dejemos eso. ¡Lo primordial es encontrar Cartnorea!
Alex miró a su alrededor. El bosque era demasiado denso para encontrar la salida fácilmente.
—¡Déjame intentar algo! —Beriel cerró los ojos, concentrándose.
Su cuello comenzó a estirarse como una torre de telecomunicaciones. Su cabeza superaba ya las copas de los árboles.
—¡A su mecha! —Alex juntó las manos. —¡Beriel! ¿Puedes ver algo?
La robot escudriñó el horizonte y finalmente divisó unas torres lejanas.
Había humo saliendo del sitio.
—Mmm... —Beriel observó el río de Felfa. No estaban tan lejos.
Regresó a tierra, o almohada si se le podía llamar así.
—Veo una ciudad, pero parece destruida.
—Ay, no...
Alex recordó que antes de caer al río, sus compañeros huían de un grupo de amalgamas.
"Por favor, chicos... resistan..." pensó.
La mirada preocupada de Alex distorsionó los ojos de Beriel, que mostraron pequeños símbolos de alerta.
—Vi, no muy lejos de aquí, el río de Felfa. Si seguimos la corriente, llegaremos rápido a Cartnorea.
—¡Ala, perfecto!
Todo iba bien... hasta que...
Rugidos metálicos y horribles resonaron a lo lejos. Ambos se giraron, alertas.
Esos rugidos nunca traen buenas noticias...
—Alex, vámonos. —La robot tomó al chico de la mano.
El chico se sorprendió ante la iniciativa de Beriel, pero entendió la urgencia.
Desde su perspectiva, claro...
"Qué bien tenerla a mi lado. ¡Seguro sabe cómo lidiar con estos bichos mecánicos!", pensó.
"Las manos de este chico son tan calientitas...", sonrió la robot internamente.
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El dúo avanzó rápido, con Alex esperando evitar peleas innecesarias.
Beriel, por su parte, sentía que estaban cerca del río. La corriente de la felfa rugía como un avión surcando el cielo.
—¡Ya casi llegamos! Solo falta...
Antes de que Beriel terminara, un robot infectado se lanzó sobre ella. Alex reaccionó rápido.
—¡Ah! ¡Alex! —Beriel forcejeaba con la criatura, temiendo sus colmillos metálicos.
—¡Beriel! —Alex golpeó con fuerza usando sus guantes Hammer, alejando al enemigo. —¡Dime que estás bien!
Alex ayudó a la chica a ponerse de pie. Ambos respiraban agitadamente. Beriel asintió.
Más máquinas surgieron alrededor; una emboscada.
—Esto es imposible... ¿Desde cuándo cooperan? —Beriel buscaba desesperada una salida.
—¿No me jodas que esto es nuevo...? —Alex contó al menos cuatro, incluido el primero que golpeó.
Beriel tragó algo que parecía lubricante—o saliva de robot—y se preparó.
—Supongo que no queda otra... —comenzó a desajustar su vestido.
A Alex casi se le salen los ojos.
¡Espera, espera!
¡Clasificación de edad equivocado... Clasificación de edad equivocado!
—¿¡Pero qué haces!?
La robot dejó al descubierto su espalda, y Alex alcanzó a ver un enorme agujero casi vacío.
De ahí, surgieron varios brazos metálicos con armas que Alex reconoció tras visitar una tienda de ARMA: pistolas láser.
Menos mal...
—¿Qué clase de robot eres...? —dijo, entre confusión y alivio.
—La única en su clase, querido~ —Beriel le guiñó el ojo y apuntó.
Los guantes Hammer de Alex liberaron presión. La batalla comenzaba.
Un robot corrió hacia Beriel, pero Alex interceptó con un golpe demoledor que lo lanzó lejos. Beriel disparó contra los otros tres, quienes esquivaban con dificultad.
—¡Vengan aquí, secuaces de segunda! —gritó Alex, enviando a otro robot volando con una patada.
Otro saltó hacia Beriel, que acertó dos disparos certeros. El robot cayó a medio camino.
Los dos restantes mostraban furia en sus rostros metálicos.
Uno escupió un láser por la boca. Beriel tomó a Alex y saltó fuera del alcance, mientras el láser destruía la vegetación cercana.
—¡Gracias!
—Esto no estaba en el plan... —Beriel rió nerviosa.
—Ja, ja. ¡Vamos a acabar con esto! —Alex mostró determinación.
Beriel asintió.
—Entonces... ¡Allá vas! —Con toda la fuerza de sus seis brazos, lanzó a Alex como una bala.
Los propulsores de sus botas Hammer aumentaron la potencia de la caída.
Alex impactó contra un robot con tal fuerza que creó una nube brillante en el suelo.
Salió de un enorme agujero y vio a Beriel terminar con el último enemigo, arrancando su núcleo.
El robot estaba inconsciente en el fondo del agujero.
—¡Eso estuvo increíble! —Alex saltó alegre, hasta que un fuerte pinchazo en la cabeza lo detuvo. —¡Ah…! Je, je…
Ahora podía soportar mejor las migrañas del Xereos.
—Jamás pensé que te lanzarías así. Pensé que tratarías de amortiguar la caída.
Beriel corrió hacia él y lo abrazó.
El alivio y la alegría se mezclaron. Alex correspondió con gusto.
Aww... qué bonitos...
Se separaron. Beriel mostró el núcleo al chico.
—Es su fuente de vida, ¿no?
Ella asintió. Sin aviso, la amalgama —antes robot— saltó amenazante hacia Beriel.
—¡Beriel! —gritó Alex.
Con valentía intentó protegerla, pero la migraña lo frenó a mitad de camino.
—¡No…!
Beriel apretó el puño y destrozó el núcleo.
El líquido celeste se evaporó y las piezas derretidas cayeron. Ya no había amenaza.
Alex se quedó en silencio.
—¿Lo mataste?
Beriel abrió la mano mostrando polvo.
Alex no sabía si protestar o alegrarse por la seguridad de la robot.
—Yo... ¿Hice algo malo? —Preguntó Beriel.
—No es eso. Sé que lo hiciste para protegerte. —Se golpeó la cabeza, ignorando el dolor, y forzó una sonrisa.
La respuesta no convenció a Beriel.
—Alex... ¿Sabes por qué todos los seres sienten dolor?
Alex se sorprendió.
—No, realmente no...
—Ellos tampoco. —Beriel sacó dos pistolas láser de sus brazos y ajustó su vestido para ocultar su espalda.
—Durante mi investigación del Xereos, aprendí que los infectados sufren constantemente.
Alex levantó la mirada, preocupado.
—Eso es horrible...
—Por eso en Humax tomamos una iniciativa: matarlos para liberarlos.
—Eso... ¿No sería peor? —preguntó Alex.
—Muchos pensaron así hasta que vieron a las amalgamas...
Beriel mostró un holograma en su tablilla. Era un video de un cuarto de experimentos.
Una amalgama se movía erráticamente, balbuceando palabras que se entendían.
—Duele... duele... —lamentaba, buscando escapar.
—Ah... mierda... —Alex se tapó la boca.
No quiso mirar más. Beriel guardó la tablilla.
—Pensé que no matar sería ayudar... Que se podría aliviar la enfermedad. —Alex estaba cabizbajo.
—Yo también lo pensé, Alex. —La robot acarició su cabeza, intentando consolarlo. —Pero hasta que no haya cura, la mejor piedad es...
Le entregó las pistolas láser.
—Acabar con su sufrimiento... —Alex miró al agujero, donde se escuchaban choques de piezas.
Beriel dejó que Alex respirara y con determinación, saltó al agujero.
Antes de salir, se escuchó el cañón disparando.
Alex la observó, buscando otra respuesta. Ella le acarició la mejilla. Su mano fría y suave fue alivio.
Alex le devolvió las armas.
—Terminemos con los otros dos. Si quieres, yo...
—No te preocupes. Lo hacemos juntos, ¿sí? —Alex sonrió, más resignado que feliz.
Juntos acabaron con los núcleos que apenas se convertían en amalgamas.
Beriel se sorprendió cuando Alex enterró los núcleos.
De alguna forma, no quería sentirse tan mal por lo que hacía.
“El universo es demasiado cruel...”, pensó Alex.
Por un instante recordó las palabras de Heart antes de caer al río.
—¡Si tu cerebro funcionara, sabrías que lo lógico es acabar con el enemigo! —El eco de la voz de Heart resonó en su cabeza.
¿Acaso ella sabía realmente qué pasaba con los robots? ¿O solo lo preparaba para cuando tuviera que matar a alguien para proteger a los suyos?
Todas esas preguntas lo atormentaban, pero debía mantener los pies en la tierra... o, mejor dicho, en las almohadas.
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—Me pregunto por qué ARMA no ha mandado refuerzos —murmuró Alex.
—Tal vez no ha pasado suficiente tiempo para que se preocupen —respondió Beriel, mirando la corriente de felfa.
Ambos caminaban por la orilla del río, ya divisan el humo que Beriel había mencionado.
Pero una explosión en la distancia los sobresaltó.
Algo estaba ocurriendo en Cartnorea...
—¡Maldición! Heart y Writz deben estar en peligro —Alex echó a correr.
Beriel lo siguió unos metros, pero un sonido en su cabeza —que Alex también escuchó— los alertó.
—¿¡Qué es eso!?
Beriel se llevó la mano a la cabeza y sus ojos brillaron intensamente.
—¿Hola? ¿Blaz? No… ¡Mantente lejos! ¡No es seguro!
Parecía hablar consigo misma, mientras Alex la miraba confundido.
—¡Iré! Quédate donde estás y no dejes que te vean —la voz de Beriel sonaba preocupada.
Se volvió hacia Alex.
—¿Sucede algo?
—¡Blaz! Una de mis compañeras está en Photogenie... Detectaron una horda enorme de infectados.
—¿Qué? —Alex tembló; la situación era grave.
—Está atrapada en medio de la horda. Debo ir por ella o, si no...
—¡Ve! No esperes más, Beriel.
—Pero... tus amigos...
—Mis compa... —Alex se detuvo, corrigiéndose—. Mis amigos no están en un peligro tan grave como el de tu amiga.
Beriel quiso protestar, pero nada podía contra la lógica de Alex y la realidad.
—Ya sé la debilidad de esas cosas. Solo debo ir y… luchar —dijo el chico, con una determinación que brillaba en sus ojos.
Beriel sonrió levemente y asintió. De su espalda sacó dos pistolas láser y se las lanzó a Alex, que las atrapó con firmeza.
—Son ruidosas, son tu último recurso.
—Sí, bueno, tampoco es que tenga mucha puntería... —rió nervioso Alex.
Beriel rió con él. Disfrutaba estar con el humano, aunque fuera breve.
Volteó, tocó su cabeza y de sus ojos proyectó un portal frente a ella.
Miró a Alex.
—Espero volver a verte, Alex —dijo con amabilidad y ternura. Sus circuitos parecían sobrecalentarse.
Alex sonrió, un ligero sonrojo le coloreó las mejillas.
—Yo también, Beriel —respondió, levantando la mano en señal de despedida.
Tras cruzar el portal, que se cerró tras ella, Alex volvió la vista hacia la gran humareda de Cartnorea.
—Heart, Writz... ¡Voy por ustedes!
Corrió con todas sus fuerzas. Salvar a sus amigos era su prioridad.
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-Es como que todo está saliendo súper bien y de repente
-¡¡Kaboom!!
-Pelea con memes de por medio,al estilo comedia deadpool,pero sin apenas insultos,también es una buena forma,de decir que la personalidad de Alex es única,nunca jamás vi a un personaje imitar a varios otros a la vez,es como que mola y se siente súper divertido leerlo e imaginármelo.
*Voz de Fasikos:"Resumiendo le a flipado tu capítulo ostia tío,espero y sigas así todos los días hermano,de nada por el resumen"
-Otra vez,mis aplausos crack,a molado.
-Mi parte favorita,cuando Alex se pone a cantar spiderman jejeje...
*una cachetada, el escritor se queda desmallado, aparece una sombra negra con traje elegante... Azul cían...*
Habla la sombra llamada Fasikos:
"Hablar de esta historia es un gran honor y me encanta, leer y argumentar de vez en cuando, así que por que no hacerlo de vez en cuando.
-(Esto es mi calificación, no me juzguen)
-Ahora que lo veo bien, esta historia va por un buen rumbo, para mis ojos nunca antes visto, para mi gusto está en el top 5 de las 340 historias que leí en diferentes apps y en top 1 de los libros que tengo en casa, que serán unos 30,de novelas ligeras y 5 de manga,pero eso es secundario jejeje...
-Esta historia de merece mucho y lo dice un chaval de cierta edad mayorcito, imagínense que tengo 15,aunque tenga casi el doble jejeje...
-esto es un pasatiempo y con esta historia se convertirá en mi hobby, esperar cada día un capítulo nuevo mientras trabajo desde mi casa en mi trabajo jeje...
*No esperéis mucho de todo lo escrito, pero si de la historia, visitar la historia y os llevará a un mundo maravilloso jejejejeje... *
TU PUEDES CRACK...
A por cierto, cuidado con lo que se hacé, ya que puedes llevar al prota a la desesperación si sigues por un camino de esos de me sacrifico o algo así, pero solo es un aviso, cuidado, porque el prota si está solo contra alguien fuerte contra la princesa vampiro, a no ser que se saque una transformación como Goku o algo así, sería imposible derrotarle, pero todo se puede en esta vida, excepto tener un harem, sin ser guapo o con dinero xddd
Si sigues así llegarás alto, pero no con el público común, si no que con un público que ayuda como yo.