Ella lo ama a pesar del a gran diferencia de edad.
Él solo la ve como su hermanita menor.
¿Podrá triunfar el amor?
Para quienes han leído Rosas Amarillas esta es la historia de Cameron y Lizet desde que la llama creció en el corazón de una pequeña adolescente.
NovelToon tiene autorización de Gabriela Ale para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
De Argentina con AMOR
Entre la ciudad natal de Lizet y Milán, hay seis horas de diferencias, las que sin duda utilizo para poner su mente en orden y callar a su corazón, volvía a ese paraíso que le brindaba calma.
El avión aterrizo, tomo su pequeño bolso y descendió en busca de su maleta.
Como en todo aeropuerto las emociones se mezclan, despedidas dolorosas, bienvenidas llenas de alegría inmensurable, y en otros casos el abrazo de la soledad.
Lizet jugo con su cabello, acomodo sus gafas y camino seductoramente por los claros pasillos, sin duda era una figura reconocida, varios se acercaron para tomar una que otra foto y ella los recibió con una cálida sonrisa.
-¡¡Lizet!!- a lo lejos escucho como la llamaban, sus labios dibujaron una amplia sonrisa y sin importar cuantos fotógrafos estaban allí ansiosos de una toma, corrió desesperada a aquel apuesto hombre que la esperaba con los brazos abiertos.
De un simple salto sus piernas rodearon la cintura de su acompañante que no dudo en darle dos palmadas en el hermoso trasero bien formado.
-Me hiciste mucha falta- susurro al odio.
La sonrisa sexi del argentino fue la imagen perfecta para los paparazzi que no dudaron en tomar mil tomas
-Solo te fuiste por unas horas preciosa, pero también te extrañe- el acento por demás era seductor, sin contar las facciones tan perfectas que se cargaba, Lizet tomo el rostro de aquel apuesto hombre y dejo un pequeño beso en la nariz.
-Bueno será mejor ir al departamento, te tengo una sorpresa, sé que la vas amar. – el cálido aliento mentolado impactó en el bello rostro de Lizet que aún lo veía con ternura-
-Eduardo, lo que sea que tengas preparado será mejor que espere, quiero ducharme primero- Lizet acaricio la mejilla rasposa por la incipiente barba, y soltó sus piernas para quedar firme en el suelo.
-Por supuesto nena, primero baño de espumas y luego la sorpresa, ok- Sonrió tomándola de la cintura para salir del lugar como si el mundo no existiera.
------------
-Lo sé todo- recalco Lion mirando a los ojos a Cameron que trago duro.
Unos segundos fueron necesarios para que el grandote tomara compostura.
-No sé de qué hablas- sonrió incómodo y estiro la corbata, parecía ahogarlo.
-Vamos Cameron, cuanto más lo vas a negar- Lion levanto la voz y golpeo el escritorio frente al rostro pálido de su amigo.
-Es hora que se dejen de pendejadas- Lion acomodo su cabello y llevo una de sus manos al bolsillo.
-Sigo sin entender- el corazón latía a tal velocidad que parecía que iba a salirse, la respiración se volvió errática y la espalda le sudaba como si hubiera estado más de diez horas en el gimnasio.
-Cameron tu eres mayor, ella solo una niña en comparación a ti, como puedes ser tan … tan... Lion presiono sus labios como buscando las palabras, caminaba de un lado a otro como si estuviera molesto.
-Lion, puedo explicarlo- Cameron abrió sus manos, se puso de pie, no sabía si ir o no hasta donde estaba su amigo- por favor hermano, no fue mi intención, solo paso, déjame…
-No pudiste ir- dejo salir, mirándolo con sus grandes ojos verdes y Cameron estaba aturdido, esta vez sí que no entendía- No fue tu intención, a cualquiera le pasa, no llegaste a despedirla, y mi hermana aún está molesta, pero que tú hombre grande, te ofendes, me parece estúpido- sus manos se ubicaron en la cintura, parecía una madre regañando a su hijo-
Cameron apretó sus labios conteniendo las ganas de reír, y asentía con los ojos llorosos-
No te rías, mierda no te rías
-Mira solo ve, tómala de los brazos y dile lo que siente- Lion estaba muy a gusto con su consejo
-¿Decirle lo que siento?- Cameron repitió con una sonrisa pícara balanceando levemente su cabeza como afirmación.
-Claro hermano, dile que no fue tu intención llegar tarde, que discutiste con Nicol, que la quieres… agh… no se Cameron, arréglalo-
Camino hasta su amigo y lo sujeto por los amplios hombros, presionando un poco- Son mis hermanos no me gusta que se peleen- dio dos golpes al hombro derecho- Arréglalo-repitió-
-Claro- susurro Cameron mirando fijamente el rostro noble de Lion y un nudo se instaló en su estómago.
-Bien así me gusta, iré hablar con Patrick, tomate el día si quieres, tendrás tres largas semanas en Milán, aprovéchalas- una vez dicho eso salió de la oficina, dejando en Cameron revuelto de emociones
- Carajo- murmuro apoyando ambas manos en su escritorio.
---
-¿Preciosa ya estás? - la voz masculina se filtró a través de la puerta blanca de la habitación.
- Enseguida precioso- grito Lizet-
-Bien solo ven al comedor en tu diminuto pijama- la risa sexi provoco que Lizet se viera en el espejo y sonriera mientras secaba su cabello.
Unos quince minutos pasaron, camino por el pasillo con los pies descalzos, disfrutaba sentir el piso frio en ellos.
Decir que el departamento era de lujo era poco, tenía una hermosa vista del Centro de Milán.
El “Milán Eleven” donde se alojaba Lizet, estaba a 400 metros del Palazzo Reale y del Duomo de Milán. La iluminación del lugar era perfecta, grandes ventanales que dejaban ver todo alrededor, ella amaba cada centímetro cuadrado de su perfecto hogar.
-¡¡Sorpresa!!- el grito provoco que pegara un salto en el lugar, sus manos fueron a su pecho y un gritito graciosos salió de sus labios-
Los dos hombres rieron al unísono.
-Pero si te ves sexi mami- la voz juguetona de Eduardo la saco del estado de terror, ella estaba contra la pared con su pequeño baby doll negro
-Te odio, cómo pudiste- Lizet camino apresurada y dio golpes suaves en el tonificado pecho de Eduardo.
-Para mí no hay nada, pero prefiero un abrazo- un despampanante rubio casi platinado la miraba con los brazos abiertos.
-Lorenzo, no me lo puedo creer, volviste- sus brazos delicados se aferraron al cuello del rubio y lo lleno de besos-
-Bueno, bueno suéltalo o me pondré celoso- Eduardo tomo por la cintura Lizet y la retiro unos pasos.
-Ay amor, no seas tan celoso- Lizet hizo puchero mientras con sus manos apretabas las mejillas del morenazo.
-Es mi novio linda, no sabes lo que me costó conquistarlo, no dejare que una top modelo europea me lo saque- Eduardo camino hasta Lorenzo y lo tomo por la cintura. Lizet solo sonrió negando
-Bueno dejemos de tonterías, que dicen, margaritas y pijamada- grito Lorenzo
Lizet entrecerró sus hermosos ojos- No te parece una rara combinación a esta hora- Lizet señalo el ventanal aun el sol estaba en su mejor momento
-Para nada bebé, quiero chisme como dice mi amorcito, y nada como alcoholizarte para que sueltes la lengua- Lorenzo palmeo el pequeño hombro
-Mi amorcito esta en lo cierto, preparo las bebidas, cierren las persianas hoy ninguno sale de aquí… confesiones ¡¡Las amo!! Grito Eduardo perdiéndose en los pasillos.
-----------
Una hora después todo era risa, las persianas estaban cerradas, la margarita corría sin parar, Eduardo era un especialista en el trago favorito de Lizet.
-No puedo creer, tu hermano infarto- Lizet cubría su rostro tratando de contener la risa
-Claro, si tanto me odia por ser gay, pues que se la aguante, ame caminar de tacones por el pueblo tenías que ver su cara fue un poema- Lorenzo bebió el trago divertido. El platinado era de un pequeño pueblo pintoresco del Italia, un diseñador renombrado que para surgir tubo que abandonar su familia por no aceptarlo.
Su único familiar era aquel abuelo materno que, a pesar de verlo cambiar, lo amo incondicionalmente y por el cual se había marchado una semana, el pobre estaba enfermo.
-Ahora deja de desviar la conversación, ¿lo viste? - Eduardo y Lorenzo la miraban fijamente, con sus graciosos pijamas de pareja.
-Mmm- Lizet asintió y bebió su margarita mirando hacia a la pared
-No, no te atrevas, no desvíes la mirada nena- Lorenzo saco su dedo índice al aire y lo movió impetuosamente.
Lizet no pudo contener la risa- Bien, lo vi, hablamos, me enojé y volví-
-Eso fue todo- esta vez fue Eduardo
-Bueno al parecer se puso celoso, va, no se- dudo Lizet.
-¡Que!! Lorenzo se puso de rodilla emocionado- ¿Por qué?
Lizet narro con detalle lo que paso, la pareja la escuchaba atentamente sin emitir opinión, hasta que el relato termino
-Ay nena, ustedes si que son complicados, lo notaste amor- Lorenzo miro a su novio
-Mmm- asintió Eduardo.
-Cameron y yo? Pregunto dudosa Lizet, no entendía a que se referían ella explico todo-
-Sí, ninguno realmente escucha lo que el otro tiene para decir, entiendo que te lastimo, pero es un capitulo que evidentemente no pasaste- Se acercó a Lizet y tomo su mano- Escucha, si lo amas, sedúcelo, pero si sientes que no vale la pena, avanza, no te quedes en este punto inconcluso, no te hace bien nena-
-Tiene razón, preciosa tienes una larga lista de hombrezotes babeando por ti- esta vez fue Eduardo quien agrego llevando la margarita a sus labios.
-Ahora muéstrame una foto de ese adonis, no lo conozco- chillo Lorenzo
Lizet saco el celular y allí estaba Cameron con una sonrisa sexi, recostado en el sillón de la que fue su casa, la camisa tenía tres botones sueltos dejando ver sus pectorales, la foto fue tomada sin que él lo notara.
-Dios, ¡¡ma che bell’uomo, é un peccato reincartano!!- grito Lorenzo
-Nene- el tono celoso de Eduardo fue más que claro-
Lorenzo carraspeó al ver los ojos cafés clavados en él- Vamos amor tú, fuiste enviado para mí de Argentina con amor-