Esta es la historia de Sofía Bennet, una joven con un sueño muy grande, pero tuvo que dejarlo ir por una tragedia.
Leandro Lombardi un hombre acostumbrado a tener siempre lo que quiere con un pasado que le hizo mucho daño.
Dos personas totalmente opuestas pero con una química impresionante.
¿Podrán dejar fluir sus sentimientos o solo lucharán por evitarlos?
NovelToon tiene autorización de IJGB para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
16 — Atracción.
Sofía Bennet.
Un tono…
Dos tonos…
Tres tonos… Y nada, sencillamente nada.
¿Pero dónde estarán metidas esas mujeres cuando las necesito?
Estoy a punto de sufrir un ataque si no aparecen pronto.
Para colmo, a Cristina le tocó salir más tarde del trabajo y no llegará a casa en un par de horas.
¿Qué he hecho yo para merecer esto?
¿Quizás me están devolviendo la broma que les hice a Adrián y a Mariana cuando los dejé encerrados en el baño del club?
Pero en realidad, deberían agradecérmelo.
Ese día, ellos dos resolvieron sus diferencias y ahora siguen juntos, felices de la vida.
¿O acaso fue cuando me puse los tacones rojos que María tanto trataba de ocultar de mí y los dañé sin querer después de una presentación?
No fue realmente mi culpa, ya que me resbalé al entrar a casa y los tacones pagaron las consecuencias de mi despiste.
Y no puedo olvidar cuando le pinté el pelo a Tania de naranja, simplemente porque me equivoqué de caja.
En mi defensa, todos los tintes estaban mezclados y solo tomé el que tenía una marca negra, pensando que ese era el correcto, aunque se me olvidó leer la etiqueta.
Oh, Sofía, ¿será que con esto estás pagando por todas tus torpezas?
Por favor, Diosito, no me castigues tan duro, no tengo la culpa de ser despistada, lo hice sin querer.
“Sofía, Sofía, esto es el karma que estás enfrentando, acéptalo y sufre, cariño”.
Silencio consciencia, tu pesimismo no es bienvenido.
— Sofía, mi amor, sal de tu cuarto y ven a la sala, quiero que compartas con los invitados antes de que te vayas con las chicas. ¿Puedes hacerlo? — preguntó mi tía desde la puerta.
No, no, no. ¿Y ahora qué hago?
— Claro que sí, tía. Me doy un baño y voy en un momento — le respondí con tranquilidad.
— Muy bien, entonces no te demores — fue lo último que dijo antes de marcharse.
Vuelvo a tomar el teléfono e intento llamar a Tania de nuevo, pero está ocupado y María lo tiene apagado.
¡Las voy a matar!
Prometo que lo haré.
Empiezo a caminar de un lado a otro, llena de nervios, hasta que me cansé y acabé acostada en mi cama, con mi almohada de conejitos rosa cubriendo mi cabeza.
¡Ay! ¡Estoy a punto de morir!
Respira, Sofía, no seas cobarde. Solo necesitas salir, pronunciar unas cuantas palabras y te irás.
Al fin y al cabo, mi tía no se dará cuenta de que es todo un engaño.
Además, dudo mucho que ese hombre se acuerde de mí. Todo saldrá de maravilla.
Me repito estas frases para calmarme mientras me levanto y empiezo a buscar mi ropa. Luego, entro al baño para darme una ducha rápida.
He elegido un vestido de estilo campestre, con un estampado floral que deja mis hombros al descubierto, y que llega hasta las rodillas.
Lo combino con unas zapatillas blancas de tacón bajo, y he decidido llevar mi cabello suelto.
No estoy segura de por qué, pero decidí aplicarme un poco de maquillaje, eso sí, lo más natural posible; simplemente resalté mis ojos con un poco de brillo, un labial rosita y ya está.
Ahora solo me queda rezarle a todos los santos y confiar en la suerte que tengo para que todo salga bien y pueda irme ilesa.
Salí de la habitación sintiéndome segura y comencé a bajar las escaleras con calma, pero como si mis palabras tuvieran un efecto contrario, me resbalé en uno de los escalones y esperé la caída más fuerte de mi vida.
Aunque esa nunca llegó y descubrir el motivo me hizo sonrojar de inmediato.
Un par de fuertes brazos me sostenían firmemente de la cintura, aprisionándome contra un cuerpo musculoso que no pude evitar admirar.
Mi mirada subía poco a poco, pero al encontrar unos ojos azules claros que me miraban como si quisieran penetrar mi alma, eso detuvo mi inspección y me hizo erizarme de pies a cabeza.
Desearía que la tierra me tragara y me llevara a un lugar lejos de aquí.
¿Es mucho pedir?
— Definitivamente, tú y yo estamos destinados a encontrarnos de esta manera — murmuró suavemente, lo que me hace entender que me recuerda, y las siguientes palabras lo confirman —. Primero te tropiezas conmigo en el centro comercial y me derramas café. Ahora eres tú quien cae en mis brazos; aunque esta parte no me molesta en absoluto, debo decir que no es lo ideal, ¿no lo cree, señorita?
Su voz profunda y ese acento que tiene suenan increíbles, es una melodía capaz de cautivar a cualquiera, y cómo no, si esta para comérselo con nutella.
¿¡Pero qué estás diciendo, Sofía!?
¡Te has vuelto loca!
Tanto tiempo con María te está afectando.
— Totalmente, necesitamos solucionarlo de inmediato — digo en voz alta sin pensar, y él me mira confundido, pero con una sonrisa, que debo admitir, es realmente hermosa.
Al pensar sobre esto, siento las mejillas arder, especialmente por el papelón que estoy haciendo.
¿Qué vas a hacer, Sofía? ¿Cómo vas a salir de esta?
“Primero suéltalo y luego, si quieres, busca qué hacer, querida. ¿O acaso se te ha olvidado que lo tienes agarrado como si fuera un peluche?”
En ese momento me di cuenta de que lo tenía sujetado de la camisa, que estaba llena de arrugas.
Me alejé de él y eso lo obligó a soltarme.
¿Por qué, si sabía que no lo había soltado, él no hizo lo mismo conmigo?
“Uy, qué sospechoso”
¡Por favor, cállate!
— No quise decir eso, de verdad lo siento. No fue mi intención caerte encima, perdón, quise decir caerme yo.
» Venía bajando y me resbalé. No vaya a pensar que lo hice a propósito ni nada por el estilo, es solo que a veces soy un poco despistada y no me doy cuenta de lo que hago. Por favor, no te enojes.
Dije esas palabras tan rápido que me enredé y dudé que él me hubiera entendido.
Esperé a que dijera algo, pero nunca imaginé que se echaría a reír como si fuera lo más divertido que hubiera escuchado en su vida.
¡Fantástico!
Yo llenándome de vergüenza y él riéndose de mí.
Qué tonto, pero ya verá, le echaré el doble de sal a su comida.
Me di la vuelta, totalmente molesta, cuando me agarró suavemente del brazo y me hizo girar para que volviéramos a estar cara a cara.
Me tragué el nudo en la garganta al sentir el roce de su mano acariciando mi rostro.
Sus ojos comenzaron a brillar y pensé que me besaría, pues se acercó a mí de una manera muy cercana.
Sin embargo, se detuvo, negó con la cabeza y se alejó hacia la sala.
No comprendo lo que ocurrió y me siento decepcionada.
¿Acaso se dio cuenta de que era una desconocida y por eso no se atrevió a besarme?
Y otra pregunta: ¿Yo habría sido capaz de permitir que lo hiciera?
Ni siquiera yo misma lo sé.
¡Dios mío!
¿Qué está pasando hoy aquí?
Por favor, ayúdame a entender esto, de verdad lo necesito.