Logan es un joven empresario destinado a heredar la dirección de la empresa familiar, pero hay una condición: debe estar casado. Seguro de cumplir el requisito, anuncia a su padre que pronto presentará a Irina, su novia, y le pedirá matrimonio durante el cumpleaños de su madre. Sin embargo, su mundo se desmorona cuando descubre que Irina lo engaña con su mejor amigo. Herido y lleno de rabia, un accidente de auto lo lleva al hospital, donde su vida toma un giro inesperado.
Cuando su padre le exige respuestas sobre su supuesta novia, Logan improvisa desesperadamente y señala a Emma, una joven y amable enfermera, como su prometida. Ahora, debe convencerla de participar en su farsa para salvar su futuro profesional.
Lo que comienza como un acuerdo temporal pone a prueba los corazones de ambos. ¿Podrán mantener la mentira sin caer en el juego de las emociones? Entre secretos, atracción y el riesgo de perderlo todo, Logan descubrirá si es posible volver a creer en el amor.
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Preparando un contrato
El silencio de la habitación era interrumpido por el leve crujir de los papeles mientras Logan hojeaba la carpeta que Ethan le había dejado, allí tenía toda la información referente a Emma. A medida que avanzaba en la lectura, su rostro pasó de la curiosidad al asombro y luego a una fría determinación.
A partir del momento en el que terminara de leer, Emma, la joven enfermera, sería mucho más que una desconocida. Según el informe, había perdido a sus padres en un lapso de pocos años. Su padre, la última figura familiar que le quedaba, había fallecido meses atrás, dejando tras de sí una montaña de deudas médicas. Emma había asumido esas cargas con dos hipotecas sobre una modesta casa en los suburbios y trabajaba turnos dobles en la clínica para salir adelante.
Logan leyó con atención, fijándose especialmente en los montos. La suma que Emma debía al banco era considerable, casi imposible de cubrir con el sueldo de una enfermera. Su situación financiera le había obligado a pausar cualquier sueño personal. Logan cerró la carpeta lentamente, su mente calculadora ya elaborando un plan.
"Ella necesita ayuda, y yo necesito su cooperación. Creo que es un trato justo," pensó.
Tomó su móvil y marcó el número de Ethan.
—¿Logan? ¿Qué pasa? —contestó Ethan con voz cansada.
—Necesito que redactes un contrato, uno muy específico— respondió este.
—¿Qué clase de contrato? —preguntó Ethan, aunque ya sospechaba lo que venía.
Logan explicó su idea con precisión. Ethan suspiró al otro lado de la línea, con una mezcla de resignación y cansancio.
—¿ Y cómo piensas convencerla? — indagó Ethan, aunque ya tenía una idea de cómo su amigo pensaba hacerlo.
—Tú no te preocupes por eso— respondió Logan— yo me encargo, aunque cuando te diga exactamente como tienes que redactarlo vas a entender— agregó y mientras Logan hablaba, Ethan tomaba nota.
—Esto es un desastre en potencia, Logan. Lo sabes, ¿verdad?— advirtió, una vez que terminó de oír lo que debía poner en el contrato.
—Solo hazlo, Ethan. Tú redactalo, yo me encargo del resto— replicó Logan.
Tras un breve intercambio de quejas por parte de Ethan, Logan colgó. Miró el reloj en su muñeca; era casi la hora de recibir sus analgésicos. "Perfecto, es el momento ideal para hablar con ella," pensó, sintiendo que todo estaba bajo control.
Cuando la puerta de la habitación se abrió, sin embargo, no era Emma quien entraba. En su lugar, apareció una enfermera joven, de cabello castaño claro y una sonrisa demasiado amplia. Llevaba el uniforme ajustado de manera que resaltaba su figura, y sus movimientos eran deliberadamente lentos.
—Buenos días, señor Reese. ¿Cómo se siente hoy? —preguntó con voz melosa mientras se acercaba a su cama.
—Bien, gracias —respondió Logan, su tono se volvió más cortante de lo habitual.
La joven, lejos de sentirse intimidada, continuó con su actitud coqueta, dejando que sus dedos rozaran innecesariamente su brazo mientras preparaba la inyección.
—Si necesita algo, cualquier cosa, no dude en pedírmelo. Estoy aquí para usted, para cualquier cosa que necesite— le dijo esbozando una sonrisa sensual.
Logan apenas lograba contener su irritación, era demasiado obvia la actitud de la joven y él no estaba para tonterias. Finalmente, decidió cortarle el juego.
—¿Dónde está Emma? —preguntó con frialdad.
La enfermera pareció desconcertada por un instante, pero rápidamente recobró su sonrisa.
—Es su día libre. Estuvo trabajando cuarenta y ocho horas seguidas, así que el supervisor le dio un descanso.
—Entendido. Gracias —dijo Logan, dejando claro que la conversación había terminado.
La joven intentó alargar la interacción un poco más, pero finalmente entendió que Logan no estaba interesado. Después de murmurar un último "Estoy a su disposición", salió de la habitación.
Logan negó con la cabeza, pasándose una mano por el cabello. La irritación inicial dio paso a una sensación más amarga mientras su mente regresaba inevitablemente a Irina.
"¿Qué hice mal?" se preguntó por enésima vez. Había sido atento, paciente y leal. Había planeado un futuro con ella, incluso ignorando las señales de distancia que, ahora, parecían tan obvias. Nunca, ni en sus más terribles pesadillas habría imaginado que Irina y Ariel estuvieran teniendo una aventura sin tener en cuenta sus sentimientos.
Tras un suspiro lleno de frustración, se recostó contra la almohada, con los ojos fijos en el techo, mientras sentía un dolor amargo creciendo. El dolor no era solo físico; la traición de Irina y Ariel seguía siendo una herida abierta. "Tal vez nunca fui suficiente para ella," pensó con amargura.
Pero mientras esa idea flotaba en su mente, otra comenzó a tomar forma: su nuevo plan para convencer a Emma de ayudarlo. Había tomado una decisión y estaba dispuesto a seguir adelante. Con o sin Irina, él cumpliría las expectativas de su padre y demostraría que era digno de liderar la empresa familiar.
"Emma puede pensar que estoy siendo egoísta, pero también estoy ayudándola. Solo necesita verlo de esa forma," se convenció a sí mismo, aunque una parte de él sabía que no sería tan fácil.
Mientras el sol comenzaba a asomarse por la ventana, Logan cerró los ojos, dejando que la mezcla de analgésicos y cansancio lo arrastraran nuevamente al sueño, con la determinación de enfrentar a Emma al día siguiente.
Maldito logan espero que te quedes solo.
Emma aguanta que más da ya no intentes entenderlo porque te trata peor que zapato viejo.