Mónica es una joven de veintidós años, fuerte y decidida. Tiene una pequeña de cuatro años por la cual lucha día a día.
Leonardo es un exitoso empresario de unos cuarenta y cinco años. Diferentes circunstancias llevan a Mónica y Leonardo a pasar tiempo juntos y comienzan a sentirse atraídos uno por el otro.
Esta es una historia sobre un amor inesperado, segundas oportunidades, y la aceptación de lo que el corazón realmente desea.
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Sueños de éxito y futuro
Era una tarde soleada en el campus de la Universidad, y Leonardo se sentaba con un grupo de amigos bajo la sombra de un enorme árbol que había sido su punto de reunión durante los últimos dos años. Todos imaginaban el momento de graduarse, y las charlas del día giraban en torno a los planes futuros. Algunos hablaban de viajes, otros de seguir estudiando, y otros, como Leonardo, ya tenían un plan claro para lo que vendría.
Leonardo siempre había sido un joven disciplinado, con una mente afilada y una visión clara. Desde pequeño, había sabido que quería dedicarse a los negocios. No solo porque le fascinaba el mundo empresarial, sino porque deseaba la libertad de crear algo propio, algo que le diera la seguridad de poder crecer y expandirse.
-¿Y tú, Leo?- preguntó Marcos, uno de sus compañeros más cercanos- ¿Qué vas a hacer después de la graduación? ¿Te tomarás un tiempo para descansar o ya tienes algo en marcha?
Leonardo sonrió, sabiendo que la respuesta sorprendería a muchos de los presentes.
-Bueno, descansar no está en mis planes, al menos no por mucho tiempo- respondió, apoyándose contra el tronco del árbol- Ya he estado trabajando en algo desde hace un par de años. He hecho algunas inversiones en el extranjero, y gracias a eso, dentro de poco tendré el capital necesario para lanzar mi propia empresa.
Los ojos de sus amigos se abrieron con sorpresa. Todos sabían que Leonardo siempre había sido ambicioso, pero no tenían idea de que ya estaba tan avanzado en sus planes.
-¿Tu propia empresa?- preguntó Clara, con los ojos brillantes de curiosidad- ¿En qué rubro?
- Quiero empezar con algo relacionado con la tecnología y el medio ambiente- explicó Leonardo, su voz llena de entusiasmo- Estoy convencido de que el futuro está en la energía renovable y la tecnología sostenible. Mi plan es crear una empresa que desarrolle soluciones tecnológicas para el ahorro de energía y el uso eficiente de los recursos naturales.
-Wow, eso suena increíble- comentó Andrés, impresionado- ¿Cómo llegaste a esa idea?
Leonardo se encogió de hombros y sonrió.
-Siempre he amado la naturaleza. Desde niño he sentido una conexión muy fuerte con el medio ambiente. Pero al mismo tiempo, me apasiona la tecnología y cómo puede transformar nuestras vidas. Vi una oportunidad para combinar esas dos cosas, y me lancé a investigar. Me di cuenta de que, con el cambio climático y la demanda de energía limpia, había un enorme mercado sin explotar. La gente y las empresas necesitan soluciones para reducir su huella de carbono y ser más eficientes, y eso es lo que quiero ofrecerles.
- Eso es ambicioso, pero si alguien puede hacerlo, eres tú, Leo- afirmó Marcos, golpeando a Leonardo en el hombro con camaradería- Siempre has sido el tipo de persona que consigue lo que se propone.
Leonardo sonrió ante el cumplido, pero su mente ya estaba enfocada en lo que venía.
-Gracias, Marcos. Pero sé que no será fácil. La competencia en el mercado es feroz, y habrá muchos desafíos. Pero estoy listo para enfrentarlos. Ya tengo algunos contactos importantes y varios proyectos en marcha. Lo más importante ahora es rodearme de un buen equipo y enfocarme en desarrollar productos que realmente hagan una diferencia.
-¿Y cuál sería tu primer producto?- preguntó Clara, intrigada.
-Estoy trabajando en un sistema de paneles solares con tecnología de almacenamiento mejorada. La idea es que sean más accesibles y eficientes que los actuales. No solo para grandes empresas, sino para que cualquier hogar pueda instalarlos y reducir su consumo de energía de manera significativa.
La conversación siguió fluyendo, y los amigos de Leonardo no dejaban de hacerle preguntas sobre su empresa. Era evidente que todos estaban impresionados, pero también inspirados por su visión. Leonardo no solo hablaba de hacer dinero, sino de hacer una diferencia real en el mundo, algo que resonaba con ellos.
-¿Y qué hay de tu vida personal, Leo?- preguntó de repente Marcos, cambiando el tono de la conversación- Siempre hablas de negocios, pero nunca mencionas a ninguna chica. ¿Tienes algún plan en ese sentido?
Leonardo rió, pero el comentario lo hizo pensar por un momento. A lo largo de los años, se había enfocado tanto en sus estudios y en sus ideas de trabajo que no había dejado mucho espacio para las relaciones personales. Sin embargo, había otro sueño que siempre había tenido, y que era tan importante como su carrera: formar una familia.
-Es cierto, he estado muy concentrado en mis planes- admitió Leonardo- Pero sí, quiero formar una familia algún día. Siempre lo he querido. Creo que lo ideal sería encontrar a alguien que comparta mis valores, que entienda lo importante que es para mí el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. No quiero solo construir una empresa, quiero construir una vida completa.
Clara, que siempre había tenido una admiración especial por Leonardo, lo miró con una sonrisa.
-Con tu determinación, estoy segura de que encontrarás a la persona adecuada cuando sea el momento. Siempre has tenido muy claro lo que quieres.
Leonardo asintió, agradecido por las palabras de su amiga.
-Eso espero. Pero ahora mismo, mi prioridad es hacer que la empresa despegue. Y sé que si lo consigo, el resto vendrá por añadidura.
Los amigos continuaron hablando, disfrutando de los días de universidad antes de que cada uno tomara caminos diferentes. Pero en el fondo de sus corazones, todos sabían que Leonardo estaba destinado a algo grande. Su pasión, su dedicación y su visión lo llevarían lejos, y no había duda de que en pocos años, su nombre sería conocido en todo el país.
Siete años después, Leonardo estaba en la cima del mundo empresarial. Su empresa, llamada GreenTech Solutions, había comenzado con el desarrollo de paneles solares mejorados, y ahora se había expandido a ofrecer una amplia gama de productos enfocados en la sostenibilidad y la eficiencia energética. Sus soluciones eran utilizadas por empresas de todo el país, y sus innovaciones habían reducido significativamente los costos de energía para miles de hogares.
Leonardo, ahora con poco más de treinta años, había construido un imperio. Su éxito no solo se medía en números o en la expansión de su empresa a diversas ciudades del país, sino también en el impacto que estaba teniendo en el medio ambiente. Cada producto vendido, cada solución implementada, era un paso hacia un futuro más limpio y sostenible.
Un día, mientras revisaba los informes de crecimiento de la empresa en su moderna oficina en el centro de la ciudad, recibió una llamada que lo hizo sonreír.
-Leo, viejo amigo- dijo la voz al otro lado del teléfono- ¿Cuándo vas a tomarte un descanso y venir a la reunión de exalumnos? No todo es trabajo, ¿sabes?
Marcos, uno de sus compañeros de universidad, que seguía siendo su amigo cercano. Leonardo rió.
-Lo sé, lo sé. Estoy trabajando en ello. Prometo que iré, pero no puedo evitarlo. Cuando tienes tantas ideas en mente, es difícil parar.
-Ya, ya. Pero bueno, ten en cuenta que también hay vida fuera de la oficina. A veces, las mejores oportunidades no se encuentran en los negocios, sino en las relaciones. Te veo pronto, ¿vale?
Leonardo colgó el teléfono, pensativo. Sabía que Marcos tenía razón. Había dedicado los últimos años a hacer crecer su empresa, pero en el fondo, aún tenía ese anhelo de formar una familia, de compartir su éxito con alguien especial. Tal vez el tiempo había llegado para empezar a pensar en ese lado de su vida.
Miró por la ventana de su oficina, observando el bullicio de la ciudad, y se prometió a sí mismo que comenzaría a buscar un equilibrio. Había alcanzado su primer gran sueño: ser un empresario de renombre. Ahora, el segundo sueño estaba esperando, y sabía que... tal vez ese fuera mucho más difícil de lograr.