Olivia Lancaster siempre ha sido la hija perfecta: obediente, refinada y dispuesta a sacrificar su felicidad por el bienestar de su familia. Cuando una crisis financiera amenaza con destruir el imperio empresarial que su padre ha construido, Olivia accede a un matrimonio arreglado con Ethan Montgomery, el frío y misterioso magnate que podría salvarlos de la ruina.
Ethan no está interesado en el amor. Para él, el matrimonio es solo un acuerdo de negocios, una forma de asegurarse el control absoluto sobre la empresa de los Lancaster. Sin embargo, lo que comienza como una relación puramente contractual pronto se convierte en algo mucho más intenso. Olivia despierta en él un deseo que jamás imaginó sentir, un anhelo que desafía todas las reglas que se ha impuesto a sí mismo.
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Capitulo 18
Olivia caminaba por el lujoso pasillo de la oficina de Ethan, sus tacones resonando en el mármol, mientras su mente estaba nublada por la creciente sensación de peligro. La sombra de las revelaciones recientes seguía acechándola, pero lo que estaba a punto de descubrir le haría cuestionar todo lo que sabía sobre Ethan y el mundo en el que había entrado.
Una carpeta estaba sobre el escritorio de Ethan, abierta como si hubiera sido dejada a propósito. Los papeles dentro de ella parecían ser contratos, números y transacciones, pero algo en los nombres y las cifras la inquietaba. Sabía lo suficiente de los negocios de Ethan para reconocer que había algo más profundo, más oscuro, oculto entre esos documentos.
Tomó el primer folio, con el corazón latiendo con fuerza, y lo estudió. Era una transacción que superaba las cifras que normalmente manejaban. A simple vista, parecía un acuerdo comercial legítimo, pero las cuentas involucradas no eran las usuales. Sus ojos se detuvieron en un nombre, uno que había escuchado antes en susurros en las reuniones a las que Ethan la había llevado. Un nombre asociado con negocios sucios, con el tipo de poder que corrompe a cualquiera que lo toca.
—¿Qué estás haciendo? —La profunda voz de Ethan resonó detrás de ella, haciéndola sobresaltar. Su presencia llenaba la habitación, con una energía controlada, peligrosa.
Olivia se giró lentamente, la carpeta aún en sus manos. Ethan estaba de pie junto a la puerta, su mirada fija en los papeles que sostenía. No había sorpresa en sus ojos, solo una calma calculada, como si hubiera estado esperando este momento.
—¿Qué significa esto, Ethan? —preguntó, su voz más firme de lo que se sentía por dentro—. ¿De qué se trata todo esto? ¿Estos nombres? ¿Estas cuentas?
Ethan caminó hacia ella con pasos lentos, deliberados. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le arrebató la carpeta de las manos y la cerró con un golpe seco.
—No es algo que necesites entender, Olivia —dijo, su tono bajo y frío—. Esto no te concierne.
—¡Me concierne si estoy casada contigo! —replicó, dando un paso hacia él—. ¿Es esto lo que haces? ¿Este es el precio del poder? Negocios turbios, alianzas con gente peligrosa... ¿qué más me has estado ocultando?
Ethan se mantuvo en silencio por un momento, sus ojos oscuros escrutándola. Parecía estar debatiéndose internamente, como si tratara de decidir cuánto decirle.
—Este mundo no es tan blanco y negro como crees, Olivia —murmuró finalmente—. Hay cosas que debes hacer para sobrevivir, para proteger lo que es tuyo. Y sí, a veces eso significa ensuciarse las manos.
—¿Proteger qué, Ethan? —Los ojos de Olivia se llenaron de lágrimas, pero se negó a dejar que cayeran—. ¿A quién proteges con todo esto? Porque no parece que sea a mí, ni a nosotros.
Ethan suspiró, pasando una mano por su cabello con frustración. —Te protegeré, Olivia. Siempre lo he hecho. Pero no puedes entender lo que significa estar en esta posición. No puedes imaginar lo que implica tener tanto poder y las consecuencias que conlleva.
—No quiero vivir en un mundo donde tengo que temer a lo que haces a puertas cerradas —dijo ella, su voz temblando—. No quiero estar atrapada en tus juegos de poder, ni ser parte de algo que va en contra de todo lo que creo.
Ethan se acercó aún más, su mirada intensa, pero había algo más profundo detrás de sus ojos. Una mezcla de dolor y necesidad. —No puedes irte. No ahora. No después de todo lo que hemos compartido. Lo que tú y yo tenemos es real, Olivia, y nada de esto puede cambiarlo.
Olivia negó con la cabeza, sintiendo la desesperación crecer dentro de ella. Sabía que estaba atrapada, pero no por las circunstancias, sino por lo que sentía por él. Por más que lo odiara en ese momento, su cuerpo aún respondía a su cercanía, a la conexión palpable que compartían.
—No sé si puedo vivir con esto, Ethan —susurró, dando un paso atrás—. No sé si puedo vivir sabiendo lo que haces, sabiendo que cada día podría ser el último en el que confíe en ti.
—Te enseñaré, Olivia —dijo él, dando un paso adelante—. Te mostraré cómo navegar este mundo. Pero no me dejes. No ahora.
Olivia cerró los ojos, sintiendo el peso de su decisión. Estaba atada a Ethan, no solo por el matrimonio, sino por algo más profundo, algo que no quería admitir. Pero ese vínculo también la arrastraba a un abismo del que no estaba segura si podría salir intacta.
Cuando abrió los ojos, Ethan la estaba mirando con una intensidad que casi la consumía. Sabía que él no era un hombre que dejaría que las cosas se escaparan de su control. Y en ese momento, supo que su vida nunca volvería a ser la misma.
Olivia se quedó inmóvil, el sonido de su propia respiración resonando en sus oídos mientras la tensión en la habitación aumentaba. Los ojos de Ethan la taladraban, buscando algo en su expresión, una grieta en su determinación que él pudiera usar para recuperarla. Pero Olivia no estaba segura de qué quedaba por salvar entre ellos. Las sombras de los secretos que había descubierto eran demasiado grandes para ignorarlas.
—No puedo seguir así —murmuró, su voz apenas un susurro, pero lo suficientemente fuerte para que él la escuchara.
—Sí puedes, Olivia —replicó Ethan con suavidad, acercándose un paso más—. Lo hemos superado todo hasta ahora. Esto no es diferente.
Ella lo miró, incapaz de comprender cómo podía verlo tan claro, cuando para ella todo estaba envuelto en una niebla de incertidumbre y miedo. ¿Era realmente así? ¿Era simplemente un juego más de poder para él, algo que podía resolver con una promesa vacía o una noche de pasión?
—Esto es diferente, Ethan —insistió, su voz temblando—. Esto no se trata solo de nosotros, de lo que sentimos o de lo que hemos compartido. Se trata de lo que has hecho, de las decisiones que tomas a espaldas de todos... de mí.
Ethan apretó los labios, su expresión endureciéndose momentáneamente antes de suavizarse de nuevo. —Te dije que te protegería. Y eso no va a cambiar. Todo lo que he hecho ha sido para mantenernos a salvo.
Olivia sintió la desesperación burbujear en su pecho. —¿Mantenernos a salvo de qué? —preguntó, frustrada—. ¿De las personas con las que haces negocios? ¿De los peligros que tú mismo has creado? No quiero que mi vida esté definida por las sombras de tus elecciones. No quiero ser cómplice de algo que no puedo comprender, ni justificar.
—No estás siendo cómplice —aseguró Ethan, acercándose otro paso, casi tocándola ahora—. Estás conmigo. Todo lo que hago, lo hago por nosotros.
—¿Por nosotros? —repitió Olivia, incrédula—. ¿O por ti? Porque hasta ahora, parece que siempre ha sido por tu poder, por tu control. Todo gira alrededor de lo que tú quieres, lo que tú necesitas. ¿Dónde quedo yo en todo esto, Ethan?
Por un momento, el silencio se hizo pesado entre ambos. Ethan la miraba fijamente, como si tratara de leer sus pensamientos, de encontrar una manera de llevarla de vuelta a su lado. Pero Olivia se dio cuenta de que algo había cambiado en ella. Ya no era la misma mujer que se había casado con él, cegada por la atracción y el magnetismo de su presencia. Había visto más de lo que esperaba, y ahora, no estaba segura de cómo seguir adelante.
—Eres todo para mí, Olivia —dijo Ethan en un tono bajo, su mano levantándose para acariciar suavemente su mejilla. El roce fue suave, casi reverente, pero Olivia retrocedió, rompiendo el contacto.
—Si eso fuera cierto, no me habrías ocultado todo esto —dijo, su voz quebrándose—. Si realmente fuera todo para ti, me habrías confiado tus secretos, habrías sido honesto desde el principio.
Ethan dejó caer la mano, su mandíbula tensándose. Sabía que Olivia tenía razón. Sabía que sus mentiras y su necesidad de control lo habían llevado a este punto. Pero la idea de perderla era más aterradora que cualquier otra cosa. Más aterradora que los negocios turbios, que los enemigos que había hecho, incluso más aterradora que el poder que tanto valoraba.
—Olivia... —empezó, pero ella lo interrumpió.
—No me digas que todo va a estar bien —lo cortó, sus ojos brillando con una mezcla de rabia y tristeza—. Porque no lo sé. No sé si puedo seguir a tu lado sabiendo lo que haces, lo que eres capaz de hacer por ese poder que tanto te consume.
Ethan respiró hondo, como si intentara encontrar las palabras correctas, pero todo lo que salió fue silencio. Olivia lo observó por un momento más, esperando alguna respuesta, alguna promesa diferente a las anteriores, algo que le diera una razón para quedarse.
Pero no hubo nada. Y ese vacío, esa ausencia de palabras, fue todo lo que necesitó para darse cuenta de que tal vez, por primera vez, Ethan no tenía el control.
Giró sobre sus talones, su cuerpo temblando mientras se dirigía a la puerta. Ethan no la detuvo. No esta vez. Sabía que no podía.
Cuando la puerta se cerró detrás de ella, el peso de lo que acababa de ocurrir se hundió en Ethan, más pesado que cualquier negocio, más aterrador que cualquier enemigo. Porque, por primera vez, se dio cuenta de que el poder que tanto valoraba podía no ser suficiente para mantener a Olivia a su lado.
ADEMÁS QUIERO REITERAR, QUE ESTA MUUUUUUY BIEN ESCRITA. GRACIASSSSSSS A LA AUTORA POR ESTA HISTORIA Y FELICITACIONES