sin darse cuenta, Renata muere en un evento de moda en Paris. al despertarse, se da cuenta que ahora está en el cuerpo de una extra patética que se deja pisotear por la villana. pero no, está vez, Renata protegerá al protagonista de la Miranda, la villana.
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capitulo 11: Aroma.
El baile había terminado, el salón aún resuena con el eco de la música, y los murmullos de los invitados se entrelazan con otros comentarios. Miranda y su madre entran, la tensión aún no se hacía palpable pues recién escuchan los comentarios sobre la pareja del emperador, su belleza deslumbrante era de lo que más se hablaba.
— ¡Qué encantadora!
— muy preciosa y elegante...
Susurran las damas y los caballeros del salón.
— ¿Que?. ¿Qué están diciendo...?— mencionó ella, confundida.
De repente, los ojos de Miranda se clava en un punto. Allí estaba Diana, su media hermana, en un rincón, sonriendo dulcemente. Pero no es la Diana que Miranda recuerda, esta Diana es diferente. Su rostro, antes apagado, ahora irradia una luz propia, sus ojos brillan con una intensidad desconocida, y su postura, antes encorvada, ahora es erguida y llena de confianza. Un vestido escarlata que resaltaba la belleza de su figura. El cambio era radical, tan impactante que dejaba a Miranda sin aliento.
Un torbellino de emociones inunda a la villana. La molestia se instala primero, un hormigueo desagradable en su estómago. Luego, la confusión, una niebla que le impide pensar con claridad.
“¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible que Diana haya cambiado tanto?"
Y finalmente, los celos, ese sentimiento que nunca creyó tener, nadie era la más bella que ella, hasta ahora. Era un dolor punzante, agudo, que la hace apretar los puños. La belleza de Diana, su nueva confianza, se convierten en una herida abierta en su autoestima. Comenzaba a sospecha de algo muy común en ella.
Miranda observa a Diana con una mezcla de fascinación y rencor. Sus labios se aprietan en una fina línea, y sus ojos, se llenan con una intensidad oscura, más que la de antes. Suspiro y piensa en ejecutar el plan, su aroma a rosa cautivaba a muchos, pero a Diana, surgirá un efecto que posiblemente le cueste la vida.
“habia cosas que Diana dejó en la casa, y que use para que se ligará con el tónico. Solo a tí, y nada más que a ti te matará. Por otro lado, ese maldito cambio es algo que conozco. Y no quiero sospechar de lo que es... Ya que te acabaré hoy mismo"
Y con una sonrisa de oreja a oreja, salió tras público y saltó de emoción para darle un abrazo a Diana.
— hermanita!!!... Te extrañe mucho.— el gesto era extremadamente abrumador, tanto, que Diana solo respiraba ese fétido aroma a flor marchita.
De inmediato, Diana la empujó a un lado. Ese olor era tan repugnante que le hacía perder los estribos. Por lo menos se sentía aliviada de que su abuela estuviera lejos de ellas, no quería que Beatrice estuviera cerca de estas.
— ¿Por qué me tratas así?... Soy tú familia.— comentó Miranda, muy afligida ante su reacción.
— no lo eres, junto a tu madre, falsificaron un documento muy importante. Son unas estafadoras.
Mencionó fuerte, realmente ese olor no le agradaba que quería alejarse, no sin antes decirle quiénes eran realmente.
Los presente escucharon, creando chismes más rápido que el fuego cuando se expande. Sin embargo, Miranda finge ante su acusación.
— es... Una calumnia. Yo jamás haría algo para dañarte. Me siento mal que pienses así de mí. Me retiraré para darte paz, perdoname— ofreciendo lastima, Miranda se marcha y se mezcla con la multitud.
— ¡Miran...
Retrocede, las piernas comienza a temblar debilitarse, su mente igual y su visión se vuelve borrosa. Hasta que cae al perder la conciencia. Miranda escuchó cuando el cuerpo de Diana cayó, y sonrió en su mente.
— ahora... ¿Donde estas, Dorian?— susurró.
Fue cuando lo vio acercarse en su dirección. Miranda aprovechó y se presentó mientras que atrás la multitud tapaba el cuerpo de Diana a la visión de Dorian.
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— majestad, soy...— En una brecha, Dorian vio el cuerpo de Diana en el suelo que era ayudada por otros invitados.
Dorian no dejó terminar a Miranda cuándo la apartó de un lado sin siquiera mirarla, dejando a Miranda en un total desconcierto.
— ¡Diana!— tras la aparición del emperador. Las personas dieron permiso mientras que él tomaba su cuerpo entre sus brazos.— ¡Llamen al médico! ¡De inmediato!
— Dorian... Estoy bien.— Diana recobraba la conciencia.— llévame a fuera. Ella está aquí e intentará...
— lo sé. Pero no me importa ella, solo tú. Vámonos, este olor fétido no lo soporto.
Dorian tenía el mismo sentido del olfato que Diana. Ese olor que para los demás es exquisito, para ellos es repugnante.
Miranda no dejaba de verlos. Perpleja queda al notar que Diana aún seguía consciente de su fragancia y que el emperador no se haya atraído un poco por ella. Resopló cuál enojo se sentía.
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Dorian sostiene a Diana en sus brazos; ella se había dormido momentáneamente, sus ojos cerrados mostraban a una dulce doncella que descansaba seguro. En ese momento, se mostraba la fragilidad de Diana, la suavidad de su piel, la quietud de su respiración, todo ello se combina para que Dorian la vea con una belleza que nunca antes había percibido. No es solo su belleza física, sino una belleza etérea, que emana de su vulnerabilidad.
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Dorian la llevaba con cuidado a su habitación, una estancia amplia y luminosa con grandes ventanales que mostraba la encantadora noche. El aire estaba perfumado con el aroma sutil de lavanda y madera antigua. La cama, con sábanas de lino blanco impecablemente planchadas, invitaba al descanso. Dorian la coloca suavemente sobre la cama, evitando cualquier movimiento brusco que pudiera despertarla o causarle molestias.
— buscaré al médico, ya regreso.
— no... No te vayas— susurró ella, que evita que él se apartará.
En ese momento crucial. El rostro de Dorian se acercó tanto al de Diana, que sus respiraciones se entremezclan, la distancia entre sus labios era mínima. El corazón de Dorian late con fuerza, un ritmo frenético que resonaba en sus oídos. Sus ojos se fijan en los labios de Diana, en la curva sutil de su boca, en la palidez de su piel. Un torbellino de emociones lo invade. Compasión, admiración, una atracción que lo sorprende y lo desconcierta.
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Sin darse cuenta, él se acercó y besó suavemente los labios de la doncella. Era una sensación dulcemente cautiva, sintió los labios de Diana afincarse y la mano de ella colocarse detrás de la cabeza de él. Fue un momento que jamás se imaginó, pero la debilidad del emperador hizo que esta escena ocurriera, convirtiéndolo en un tiempo único.
Fue cuando Dorian se había dado cuenta de lo que hizo, sorprendido se separa de la cama y le pide disculpas.
— y-yo no se que pasó... No tenía control y...
“no entiendo cómo... Cómo... Hice eso, fue después de sentir el aroma de Diana, me cautivo tanto que..."
— ¿Podría... Hacerlo de nuevo?— preguntó ella, que se sentó en la cama y mirándole nuevamente los labios.
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Muchas gracias por leer. No olviden de dejar su preciado me gusta en el capítulo.
Ella le va a ir bien siendo que manipuló al Duque desde el principio?, y si el ya tenía una mujer que ama? o una prometida y con ella se querían, no está bien que quieran que Miranda sea feliz a costa de un hechizo que uso para Hipnotizar a la víctima.
Si quieren que Miranda se redima es hacer las cosas bien, pagar por las cosas que hizo