Isabela es una enfermera experimentada, especializada en cuidados especiales, acostumbrada a tratar con pacientes en condiciones graves y delicadas. Cuando es contratada para cuidar a Renato, un joven que lleva 10 años postrado en cama debido a un accidente, enfrenta el trabajo con la seriedad y profesionalismo de siempre. Sin embargo, lo que comienza como una rutina tranquila de cuidados pronto toma un giro extraño. Isabela empieza a escuchar una voz misteriosa dentro del cuarto de Renato, pero al mirar alrededor, se da cuenta de que está sola con el paciente. Inicialmente escéptica sobre la posibilidad de que existan espíritus, se ve desafiante a enfrentar algo que no puede explicar. La voz parece dirigirse a ella, como si el propio Renato, en su estado inmóvil, fuera capaz de comunicarse de una manera que ella jamás imaginó posible. La enfermera se ve dividida entre su cordura y lo que parece una conexión sobrenatural. ¿Es víctima de un delirio, o Renato realmente está intentando hablar con ella, de una forma que trasciende la lógica médica? Día tras día, la línea entre lo real y lo inexplicable se vuelve más tenue, e Isabela debe enfrentar sus propios miedos y dudas para entender lo que está sucediendo.
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Capítulo 3
Llegué a la mansión y me recibió la misma mujer uniformada de la primera vez.
_ ¿Cómo se llama, señora?
_ Julia, soy el ama de llaves y cualquier cosa que necesite debe pedírmela a mí.
_ Muy bien, Julia, ¿y quién es la joven que Dª. Aurora dijo que me ayudaría cuando tuviera que salir?
_ Es Eliza, me ayuda en la cocina. Es una niña, pero para quedarse sentada con Renato sirve.
_ De acuerdo, Julia, voy a guardar mis cosas y asumiré mi puesto cerca de Renato. Entré en la habitación y Eliza está sentada en la silla, me ve ya levantándome para salir.
_ Calma, Eliza, voy a dejar mis cosas aquí al lado y ya vengo.
_ Por favor, no me gusta quedarme aquí, parece una momia, me da miedo.
_ Tranquila, niña, no puede hacerte daño.
_ ¿Y si se convierte en zombi y se levanta de la cama? La que morirá seré yo. Dejé mi mochila en el suelo y la dejé salir.
_ ¿Has visto a Renato? Eliza se muere de miedo de que te conviertas en un zombi, pero por favor, si eso ocurre, no me comas, tengo la carne dura. Establecí una rutina para no dejarlo solo y no tener que traer a la niña aquí a la habitación, le tiene miedo y no es bueno que lo escuche llamándolo zombi. Cuando Julia me trae la comida, salgo y voy al baño, ¡así él nunca está solo! Puse una mesa al lado de su cama y así como con él.
_ Mira, me encanta hablar contigo, lástima que no me contestes. Hoy hemos comido arroz, frijoles, un filete de pollo y ensalada de lechuga. Vaya, no te gusta la ensalada, pero tienes que comerla, es buena para el cuerpo. ¿Te ha gustado el filete? Me ha encantado, su cocinera es estupenda. El zumo es de naranja, vitamina C, ¿prefieres acerola? De acuerdo, mañana le diré a la cocinera que haga zumo de acerola. Terminé de cenar y su dieta también está llegando a su fin. Ahora toca hacerle un masaje en la mano y luego a dormir.
_ Renato, no te quejes de que te duele, tengo que hacerte el ejercicio para que tu mano no se atrofie, sé que duele, pero es necesario. Ahora te voy a poner un poco de aceite por el cuerpo para que no te salgan llagas en la piel, ¿no quieres? Pues te lo pondré de todas formas. Le cambié el pañal y le puse el Uripen. Renato, sé que no te gusta el Uripen, pero sin él te harás pis en la cama y te pondrás malo, ¿qué? Repítelo que no te he entendido.
_ No tienes que avergonzarte de mí, lo hago con todos mis pacientes, pero te voy a confesar una cosa, eres el primer joven que cuido, los demás eran todos mayores que tú.
_ ¿Cómo me encontró tu madre? Fui a su floristería a comprar flores para mi madre y la escuché hablando con otra persona que necesitaba una enfermera y me ofrecí, y estoy muy contenta de haberlo hecho. Eres un encanto, a finales de mes seremos grandes amigos.