Mi Querido Mafioso

Cuando Adam despertó miró a su alrededor confundido, recordaba haber estado en la casa de la mujer que lo ayudó y se dio cuenta en ese momento que ya no estaba allí sino en otro lugar.

 Se miró el brazo y vio el suero, entonces se dio cuenta de que estaba en una clínica o en un hospital. Adam levantó la mirada, viendo a Caio sentado mirando atentamente algo en el iPad, ni siquiera se había dado cuenta, de que Adam ya estaba despierto.

 - ¿Demasiado trabajo? ¿O estás viendo porno? - habló, haciendo que la atención de Caio volviera hacia él.

 Caio se levantó y se acercó a la cama.

 - ¿Cómo te encuentras? - preguntó preocupado.

 - Como alguien a quien han disparado -dijo Adam con una media sonrisa-.

 - Aparentemente, estás bien, ya estás haciendo bromas, pero en serio, ¿de verdad te encuentras bien?

 Al notar la preocupación de Caio, decidió hablar también en serio.

 - Sí, estoy bien, me molesta un poco cuando me muevo, pero por lo demás estoy listo para otra -no se le escapó la broma.

 - Ni siquiera puedes bromear con eso, no sabes cómo me sentí cuando recibí aquella llamada.

 Cuando Caio habló de la llamada, volvió a acordarse de la mujer que le había ayudado, solo recordaba estar tumbado en el sofá y luego despertarse allí.

 - ¿Cómo me encontró exactamente? - quiso entender lo que había pasado.

 - Recibí una llamada de madrugada, pensé que eras tú cuando contesté, una mujer me dijo que te habían disparado y que estabas en su sofá, pregunté por la ubicación y fui a por ti -explicó, mientras el otro prestaba atención a todo.

 - ¿Ella te llamó y te dio la localización? - se sorprendió.

 - Sí, yo también me sorprendí, ya que estabas inconsciente, ella podría haber llamado a la policía, pero no lo hizo, cuando habló conmigo me dijo que mencionaste mi nombre y acabó encontrándolo en sus llamadas.

 Adam estaba realmente sorprendido, normalmente la gente optaría por llamar a la policía, antes que llamar a otro desconocido para que fuera a su casa a recoger a un hombre herido de bala, ella estaba siendo más interesante, de lo que él imaginaba.

 - ¿Sabes algo de ella?

 - Eso es lo que estaba mirando cuando te despertaste, supuse que querrías saber quién es, así que le pedí a Michael que armara un dosier y este fue el resultado.

Adán cogió el iPad, empezando a mirar la información que allí se describía, en él figuraba todo sobre ella, desde su filiación, hasta su cuenta bancaria, mientras Adán miraba, Caio seguía haciendo observaciones sobre algunos puntos.

 - Como puede ver, es hija de un mexicano y una estadounidense, perdió a sus padres cuando tenía dieciocho años, la policía lo puso como un arreglo, su padre le debía dinero, después de eso ha estado en varios tipos de trabajos, señora de limpieza, niñera, entre otros, pero es su trabajo actual el que le parecerá interesante.

 Adam repasó la información hasta llegar a la parte de donde trabajaba, y se sorprendió.

 - ¿Trabaja en el Hotel Roially? - se sorprendió de verdad.

 El hotel al que se refería Adam era uno de los hoteles que le pertenecían, era por esa información que se había sorprendido, era demasiada coincidencia, que la mujer que le ayudaba trabajara para él.

 - Me encuentro bien y no me gusta el olor del hospital, además, necesito visitar cierto hotel -sonrió Adam tras decir aquello.

 Caio enarcó una ceja al escucharlo decir eso, le pareció extraño que ya quisiera ir tras la chica, lo que le hizo recordar preguntar algo más.

 - Lo arreglaré, pero no me has dicho qué te ha pasado.

 Adam respiró hondo al recordarlo todo, pero aunque no le gustaban los recuerdos, se lo explicó a Caio.

 - Sabrina me traicionó con Oliver, me tendieron una trampa para matarme esa noche, por suerte vi un reflejo en el cristal, si no hubiera sido un tiro directo -dijo con mucha rabia en la voz.

 - Lo siento Adán, pero esa mirada suya tan inocente nunca me engañó -Caio expresó la antipatía que le tenía desde el principio.

 Adán se replanteó todo lo que había pasado con ella desde que se conocieron y recordó todas las señales que mostraba, si hubiera prestado atención se habría dado cuenta de que no era de fiar.

 - Ahora ya no hay vuelta atrás, solo quiero encontrarla de nuevo y viva, le daré una lección para que nunca más quiera traicionar a nadie.

 En su casa, Samantha organizó sus cosas para irse, pero escuchó el timbre de la puerta, su corazón se aceleró en ese momento, porque pensó que podrían ser esos hombres de nuevo.

 Abrió la puerta con una sonrisa en la cara, pero su emoción no fue correspondida, porque su expresión no era buena.

 Pedro entró abrazándola y comenzó a llorar, Samantha no entendía nada, cerró la puerta y le devolvió el abrazo.

 - ¿Qué pasa Pedro? ¿Me estás asustando? - preguntó intentando que hablase.

 Él tiró de ella hacia el sofá, se sentó y empezó a explicarse.

 - Después de que te fueras de la fiesta seguimos cantando el cumpleaños feliz, te hice la petición que te prometí sobre ver a un chico, y después de que todos se fueran empezamos a pelearnos otra vez.

 Después de que él hablara, ella empezó a comprender que se trataba de Iván.

 - ¿Te ha pegado? - era su mayor preocupación.

 - Le oí hablar por teléfono con el chico que estaba con él en la cocina, cuando fui a interrogarle, volvió a ponerse agresivo, me dijo cosas horribles y en esta pelea, incluso me pegó -comenzó a llorar de nuevo.

 Samantha secó las lágrimas de su amiga y le sostuvo la cara, hablando seriamente mirándole.

 - Si no terminaste esta relación ayer, considérala terminada hoy, no dejaré que continúes en una relación tóxica y abusiva como esta, te amo mi amiga, no puedo quedarme viendo como te destruyes así, por alguien que no te merece y ni siquiera vale la pena.

 Ella le soltó la cara y le cogió las manos, continuando hablando.

 - Pedro, eres precioso, cualquiera podría perderse en esos ojos verdes tuyos, eso que sientes por Iván no es amor, es solo una dependencia emocional, te mereces algo más que las migajas que te da, ¿de qué sirve hacerte una fiesta si te traiciona con sus invitados? Piensa bien y tienes prohibido volver con él, sabes, sigues diciendo que mi línea tiene que moverse, así que la tuya también lo hará, te concedo parte del deseo de ayer, busquemos nuevos chicos que valgan la pena -lo abrazó de nuevo y logró sacarle una sonrisa.

 Samantha miró el reloj comprobando la hora, si no corría llegaría tarde y tendría que aguantar a Míriam hablándole al oído.

 - Sé que tu turno es solo por la noche, así que después de todos estos consejos, me vas a llevar al trabajo como agradecimiento o voy a llegar tarde.

 Pedro sonrió asintiendo con la cabeza, ella corrió cogiendo el bolso y el móvil, saliendo de casa sonrientes y abrazados hasta que llegaron al coche. Ni a Samantha ni a Pedro les pareció extraño, un coche de cristales oscuros parado en la calle, subieron al vehículo y salieron en dirección al hotel.

 Ya dentro de ese coche parado, había dos hombres que los observaron y pronto siguieron al coche de Pedro, uno de ellos hizo una llamada pasando la información.

 - Sr. Oliver, hemos seguido al dueño del coche hasta una residencia, donde estaba el vehículo, una mujer acaba de salir con él en el coche, hemos encontrado a la chica que conducía el vehículo ayer.

 - Estupendo, síguelos y avísame a dónde van, ahora que sabes su dirección, averigua todo lo que puedas sobre esta mujer -habló Oliver mientras miraba por la ventana.

 Desconectó la llamada hablando consigo mismo.

 - Ya tengo curiosidad por saber quién es, y cuál es su relación con Adam.