Una novela romántica, que relata los infortunios de Sofia, quien reencarnara como Maribel, en una novela romántica que odia. Ella sólo quiere vivir pacíficamente,¿lo logrará?
NovelToon tiene autorización de the legend of the moon para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 11
Capítulo 11
Antes que pudiera contestarle, escucho a mi hermana que viene corriendo
-¡Hermana ayúdame!-
Me levanto de un salto y veo que tras ella vienen cerca de diez hombres, qué diablos pasó, la dejé sola un segundo
-¿Y Damián?-
-Quedó peleando con el resto, me quieren llevar-
Me apresuro a llegar a donde está mi hermana, el muchacho que estaba a mi lado, viene conmigo, por lo que le digo
-No hace falta que nos ayudes-
-¿Cómo podría dejar a estas dos señoritas solas, en medio del peligro?-
Cuando llegamos a ella, nos rodean a los tres, nos apuntaban con sus espadas, por lo que rompo mi vestido a la altura de mi muslo y saco
mi daga, pelear con vestido me molesta por eso lo rompí. En cambio, mi hermana es más señorita que yo, siempre lo fue, sus vestidos son muy preciados, adora la simpleza de la belleza, nada exuberante, ni lleno de joyas, simple y bonito, por lo que solamente, levanta su vestido y saca de debajo de su falda, una espada, no muy grande, pero si muy afilada.
Escucho a uno de esos cerdos decir
-Mira a estos niños jugando a los soldados-
Cuando miro por mi hombro veo al joven aquel que fue arrastrado a mis asuntos, sacar su espada y apuntarlos. La miro a mi hermana y le digo
-Como practicamos-
-Si hermana-
Los malhechores solo reían, por lo que aprovecho a atacarlos, me lanzo sobre uno, comenzando un combate, en menos de unos minutos pierde más que su espada, ya que con mi pequeña arma le atravesé el pecho.
Luego de mi accionar, se escuchó un grito del hombre que comenzó a reír
-¡Traigan a esas mocosas vivas, quiero enseñarles a respetarnos!-
La pelea intensa comenzó, el muchacho era muy hábil, sabia moverse, danzaba con su espada como si fuera un dios, mi hermana demostró que tanto entrenamiento valió la pena y por mi lado, la agilidad y destreza con mi pequeño juguete se dejaba ver. Por el buen entrenamiento que se notaba que poseíamos los tres, la pelea no duró mucho y solamente quedó en pie el jefe, ese quien nos subestimó de entrada, fue capturado con vida, gracias a que mi hermana lo desmayó.
El chico nos mira y hace una reverencia
-Mi trabajo de esta noche ya está listo, seguíamos hace rato a este grupo, se especializaba en buscar jovencitas que estén solas, para venderlas en burdeles, la época de ferias es el momento que más salen a capturar mujeres, gracias a ambas por su ayuda, serán recompensadas-
-No hace falta, mi pequeña hermana y yo, solo hicimos lo que debíamos, además solamente nos defendimos, no teníamos intensión de capturarlo-
-Si no quieren reconocimiento, entonces compensaré su vestido-
-Tampoco hace falta, este es un vestido viejo que tenía, lo suelo traer cuando camino por los mercados, para no llamar la atención de nadie-
-Entonces déjeme pensar, ya se me ocurrirá algo que no podrá decir que no, me retiro por ahora, hasta otra ocasión señoritas-
Mientras Melisa me mira para cuestionarme
-Hermana ¿quién era?-
-No tengo idea, supongo que un soldado de la familia real, por lo educado y buen espadachín que era, no le demos importancia, vamos a buscar a Damián-
Mi guardián venía con las dos linternas en la mano
-Perdón jefa, lo demás me atrasaron, pero les traje las linternas-
-Te dije que no me llames jefa, que parecemos un grupo de matones-
-¿No lo somos?-
-No, no vamos por cualquiera, solo por quienes molestan, hiciste algo bueno, trae esas linternas... Dime ¿por qué no cuidaste bien de Melisa?-
-La cuidé, llegó aquí sin un rasguño... Era un grupo bastante grande, me metí en su base y liberé a algunas damas-
-¿y si nos capturaban?-
-Las conozco bien, antes que las toquen, los matarían y mira están más que bien-
No podía discutirle, se en el fondo que si él no la siguió a Melisa, no la considero en peligro.
Se acerca y me da las linternas, mi hermana agarra una y escribe su deseo, yo hago lo mismo, con la otra, mientras Damián nos ayuda a encenderlas y lanzarlas. Miramos como se alejan poco a poco, esa brillante luz y se pierde en el oscuro cielo estrellado
-Dime hermanita ¿qué pediste?-
-No te diré, los deseos no se dicen, porque si no, no se cumplen, cuando se haga realidad, te lo haré saber-
-Está bien, yo haré lo mismo-
-Vamos Maribel, padre nos regañará cuando te vea con el vestido así rasgado-
-Bueno, bueno vamos. No hablemos de lo que paso esta noche, digamos que solo se me enganchó y se rompió-
-¿Padre lo creerá?-
-Lo dudo, pero deja pasar muchas cosas porque nos quiere, vamos a buscar el carruaje-
Mientras volvíamos en el carruaje, miraba por la ventana y recordaba ese hombre que había visto en la orilla del río, siento que lo conozco de algún lado, pero no sé de dónde, pero más me llamó la atención, que no lo ahuyenté inmediatamente, qué me sucede, ¿me está afectando acaso tanta novela romántica que escribo? Se veía como el protagonista de una de estas; sexi, alto, fornido, debajo de esa ropa debe tener una tabla. ¡Ay Dios mío! Qué diablos me pasa. Mejor me concentro en otra cosa antes que cometa alguna equivocación.
Mi hermana me habla justo en ese momento y me hace salir de mi trance
-¿Sucede algo hermana?-
-No, solamente pensaba en lo agotada que estoy, ya quiero llegar-
-Sí, fue un día increíble, espero que Bartolomé deje de molestar-
-Espero lo mismo, la próxima no seré tan amable-
Mientras llegábamos le contaba la audacia de ese cerdo y lo que me propuso, creo que se indignó más mi hermana, de lo que lo hice yo, pobre Bartolomé si lo agarra esta rubia.