— Advertencia —
La historia está escrita desde la perspectiva de ambos protagonistas, alternando entre capítulos. Está terminada, así que actualizo diariamente, solo necesito editarla. Muchas senkius 🩷
♡ Sinopsis ♡
El hijo de Lucifer, Azaziel, es un seducor demonio que se obsesiona con una mortal al quedar cautivado con su belleza, pero pretende llevársela y arrastrar su alma hacia el infierno.
Makeline, por su lado, carga con el peso de su pasado y está acostumbrada a la idea del dolor. Pero no está segura de querer aceptar la idea de que sus días estén contados por culpa del capricho de un demonio.
—¿Acaso te invoqué sin saberlo?
—Simplemente fue algo... al azar diría yo.
—¿Al azar?
—Así es. Al azar te elegí a ti.
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Cadena invisible
He de decir que el tono de su voz no me estaba ayudando para nada, y encima minimizaba mi situación. Caminé con pesadez pensando en lo estúpida que había sido. Mi garganta se estaba llenando de frustración, ya no quería seguir procesando cosas que escapaban a mi comprensión.
Había cosas que yo misma no quería desenterrar de mi mente, y él estaba husmeando todo libremente. Exponer mi vida ante él, en contra de mi voluntad, se me hacía insoportable. ¿Qué iba a quedar de mí si mis propios pensamientos me eran enajenados?
—Makeline, ¿puedes parar? —me pidió, en un tono menos autoritario pero aún irritado.
Yo solo analizaba cómo me volvía vulnerable nuevamente, quería recobrar el control de mí misma.
—¿Puedes no hacerlo, por favor? No puede ser que no tenga privacidad ni siquiera para pensar. Necesito que te detengas, no es correcto —aunque, creo que a él poco le importaba lo que era o no correcto—. No puedo estar tranquila sabiendo que sabes absolutamente todo lo que pasa por mi mente. Azazel, por Dios.
Luego de parecer estarlo planteando, cedió.
—Sí, de acuerdo. Si realmente es lo que deseas voy a hacer un esfuerzo por intentar no escuchar más tus pensamientos. Pero no sigas dándole cuerda. Y ya no supliques mencionando entidades, es innecesario.
No me había percatado de ello, lo hacía de forma inconsciente.
—Pero, ¿es en serio? Porque en verdad no quiero que sigas haciéndolo. Me está torturando, y me estás volviendo loca.
—Sí, lo sé. Dije que de acuerdo, lo intentaré. No voy a escuchar más. Basta, no sigas.
Todavía desconfiaba en el fondo, y no creía que era seguro confiar en un demonio pero iba a tratar de pretender que así era, no me podía seguir desgastando con la idea de que cada pensamiento mío estaba en escrutinio. El resto del camino se llenó con silencios, apenas pasaba un vehículo de vez en cuando y casi no había personas en la acera.
Él rompió el vacío al llegar a la entrada de mi casa— ¿Puedo hacerte una pregunta? —dijo mientras yo abría la puerta.
— ¿Qué es lo que quieres saber?
—Aún puedo sentir que estás algo preocupada por la enfermedad de tu tía, pero…
—Dijiste que no leerías mis pensamientos.
Se vio frustrado por la interrupción.
—No los estoy leyendo. Pero todavía me transmites tus emociones y claramente estás inquieta. Lo que estaba diciendo era que, no entiendo por qué no hiciste nada al respecto. Quiero decir, no respondiste el mensaje de vuelta.
Bueno, tal vez no mentía. Si verdaderamente solo percibía mis emociones, no podía interpretarlas bien sin leer el significado, ya que no tendría el contexto completo. Porque definitivamente yo no estaba preocupada por mi tía, sino por mí misma.
—No es ella la que me mortifica. Lo que me agobia es lo que sucederá después de que se harten de que los haya ignorado —saqué la llave de la puerta con brusquedad—. Esa gente piensa que aún les debo la vida y más que eso, por el simple hecho de haber nacido al azar en su familia —entré y cerré—. A pesar de que nunca me consideraron parte de ella.
Y yo tampoco lo hacía con ellos, a decir verdad.
—¿Significa que vas a tener que lidiar con algo más?
Me sentí amargada pensando en todo lo que me perseguiría.
—Si mandaron el mensaje obviamente es porque esperan algo de mí. Probablemente, dinero. Si no les hago caso van a indignarse y me acosarán. Hasta podrían hacer un escándalo fuera de mi casa, en la universidad o en mi trabajo. ¿Se entiende ahora?
Se quedó unos minutos pensativo y luego volvió a hablar— Entonces si los ignoras van a perseguirte hasta que te saquen lo que quieren —afirmó para sí mismo—. ¿Lo han hecho antes?
Asentí— Sí, lo han hecho.
— ¿Y no se supone que son tu familia?
Solté la risa llena de ironía que había estado guardando, porque es lo que me había preguntado toda mi asquerosa vida.
Al menos estaba comprobando que Azazel no había alcanzado a indagar demasiado en mi memoria remota. No tenía la más mínima idea, y era mejor de ese modo.