En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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El consejo en crisis
La fortaleza de los Eryndor se sentía como un tablero de ajedrez, con cada pieza moviéndose bajo la sombra de la sospecha. Arya, consciente de la fragilidad de su posición, comenzó a tomar medidas para proteger la casa. La amenaza de un traidor no solo era un peligro político, sino un golpe directo a la confianza que intentaba construir entre sus aliados.
La mañana siguiente, Arya convocó una reunión privada con Sienna, Cailan y Lord Thane. Los cuatro se reunieron en una pequeña sala de estrategia, lejos de los ojos y oídos curiosos.
"Rhydan no puede estar mintiendo del todo," dijo Arya, con el ceño fruncido. "Si alguien está ayudándolo desde adentro, debemos actuar rápido. Magnus y Cedric son los principales sospechosos, pero no podemos arriesgarnos a acusarlos sin pruebas concretas."
Lord Thane asintió. "La información que tenemos es limitada, pero las palabras de Rhydan son suficientes para iniciar una vigilancia discreta. Si actuamos con demasiada agresividad, podríamos revelar nuestra mano y perder cualquier ventaja."
Cailan cruzó los brazos, su mirada sombría. "Magnus tiene la ambición y los recursos para conspirar, pero Cedric siempre ha sido reservado. No lo descartemos tan rápido. Además, podría haber fuerzas externas que intenten dividirnos."
Sienna, que había permanecido en silencio, finalmente habló. "Si queremos llegar al fondo de esto, necesitamos aliados dentro del consejo que nos respalden. No podemos enfrentarnos a esta amenaza solos."
Arya asintió, tomando nota de las palabras de Sienna. "Cailan, quiero que observes a Magnus de cerca. Sienna, tú mantente cerca de Cedric. Si están planeando algo, lo sabremos pronto."
Lord Thane añadió: "Mientras tanto, reforzaremos la seguridad alrededor de Rhydan. Si alguien intenta liberarlo, será una confirmación de su traición."
En los calabozos, Rhydan parecía disfrutar del ambiente lúgubre. Aunque sus movimientos estaban restringidos, su mente trabajaba constantemente, buscando la forma de explotar las divisiones entre los Eryndor.
Cuando Arya lo visitó esa tarde, él sonrió con una confianza inquietante. "Arya, siempre tan diligente. ¿Qué harás cuando descubras que el traidor no es uno, sino varios?"
Arya no respondió de inmediato, midiendo sus palabras. "Si tienes algo más que decir, hazlo ahora. Mi paciencia no es infinita."
Rhydan la miró fijamente, sus ojos como dos abismos insondables. "¿Alguna vez has considerado que la lealtad es más peligrosa que la traición? Los que más te juran fidelidad son los que tienen más que ganar al cambiar de bando."
Arya lo dejó solo, sus palabras resonando en su mente. Cada interacción con Rhydan era un recordatorio de lo frágil que podía ser el equilibrio de poder.
Mientras tanto, en las profundidades del bosque que rodeaba Blackthorn, un mensajero enmascarado llegó a un campamento oculto. El hombre que lo recibió era Darian Arkavian, quien había estado trabajando incansablemente para proteger a Arya desde las sombras, aunque su posición como aliado de una casa rival complicaba sus movimientos.
"¿Alguna novedad desde la fortaleza?" preguntó Darian, su voz firme pero cargada de preocupación.
"Las tensiones aumentan," respondió el mensajero. "Rhydan está capturado, pero su influencia sigue activa. La casa Eryndor está al borde de una guerra interna."
Darian asintió, sus pensamientos girando rápidamente. "No podemos permitir que Arya enfrente esto sola. Si los Eryndor caen, la región será un caos."
El mensajero dudó antes de hablar nuevamente. "Hay rumores de que Magnus está conspirando para tomar el control. Su lealtad a la casa parece estar en duda."
La expresión de Darian se endureció. "Magnus siempre ha sido ambicioso, pero si se convierte en una amenaza para Arya, actuaré. No importa el costo."
En otro rincón de la fortaleza, Magnus se reunió nuevamente con su contacto. Esta vez, las instrucciones eran más claras.
"Rhydan debe permanecer vivo, pero su captura no cambia nuestros planes," dijo Magnus, con un tono autoritario. "Cuando llegue el momento, actuaremos desde adentro. Arya se verá obligada a ceder o será destruida."
El contacto asintió, desapareciendo rápidamente entre las sombras. Magnus sonrió, su confianza creciendo con cada paso que daba hacia su objetivo final.
Esa noche, Arya se paró frente a la tumba de su padre, una fría losa de mármol rodeada por el silencio del jardín nocturno. Sus pensamientos eran un torbellino de dudas y determinación.
"Padre," murmuró, "juraste proteger a esta casa y todo lo que representa. Ahora es mi turno. No permitiré que tus sacrificios sean en vano. Descubriré la verdad, cueste lo que cueste."
El viento sopló suavemente, como un eco distante de las palabras de su padre, recordándole que el liderazgo no era solo una carga, sino un deber que trascendía generaciones.
