{Publicaciones los LUNES/MIÉRCOLES/VIERNES}
Elizabeth era una mujer adulta que vivía sola y gozaba a pleno de su sexualidad, cuando muere por un accidente de tránsito, reencarna en un libro de época antigua que leyó antes de morir. Ella al saber cómo se darán las cosas, comienza a preparar y claro, a formar su propio harén, porque ¿para que conformarse solo con uno cuando se puede tener a seis?. Elizabeth tendrá que enfrentar muchas cosas y personas para lograr sus objetivos, además de enfrentarse a la diferencia de época y creencias sociales...
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Capitulo 17 (Maratón 3/6)
Cuando Lydia se va, los príncipes le echan una miradita a todos los que seguían observándolos, con eso, todos se dieron vuelta rápidamente volviendo a lo que estaban.
Los hermanos Sinclair se acercaron a los chicos, observando sus reacciones, ya qué por lo general no podían interactuar mucho con otras personas, debido a que siempre trataban de sacar ventaja de cada palabra con ellos, creaban rumores o situaciones incómodas con tal de que los relacionaran.
El grupo, totalmente distraído de todo, se pusieron a charlar como siempre, molestando a Gideon de vez en cuando, claro que estos solo eran Caleb y Jasper.
-¿Y por qué se quedaron hablando? - interrogaba Caleb a Elizabeth mientras los demás, excepto Jasper se morían de la risa
-Por qué tenía ganas - respondió ella simplemente conteniendo las ganas de reírse también
-¿Era necesario? - preguntó de pronto Jasper con los brazos en jarras, haciéndose el ofendido
-No - respondió ella, haciendo que él se volteara a verla creyendo que su papel de ofendido la había conmovido - pero me dieron ganas y ya
Arthur no se contenía, estaba doblado de la risa mientras la pobre de Harriet trataba de hacerlo bajar unos decibeles a su risa escandalosa, él sabía perfectamente el por qué los chicos actuaban así y los entendía, ya que había notado que su hermana le había echado el ojo al pelirrojo.
-Bueno muchachos, ¿qué se le va a hacer?, la señorita disfruta de nuestra conversación - se daba aires de ganador Gideon, mientras todos se dieron vuelta a ver a Elizabeth
-¿Cuándo yo dije que lo disfrutaba?, además solo hablamos dos palabritas - se rió en su cara Elizabeth, haciendo que Gideon se ponga repentinamente muy nervioso, la había cagado
-Mira, no teníamos que decir nada, solo había que dejarlo hablar - se burlaban Caleb junto a Jasper
Los príncipes estaban atónitos, no solo ignoraban por completo su presencia, sino que además, su manera de ser entre ellos eran tan suelta, cómoda y fuera de cualquier protocolo, no se preocupaban por los que los rodeaban, y mucho menos por sus clases sociales, eso los maravilló, por lo que ambos mirándose cómplices, decidieron acercarse más al grupo.
-Disculpe señorita por la incómoda situación que tuvo que pasar hace un rato con la otra señorita, ¿cómo se encuentra? - intervino de pronto el príncipe James
Todos en el grupo se voltearon sorprendidos por la presencia de los hermanos Sinclair, no tenían idea de cuanto tiempo llevaban allí.
-Me encuentro bien, gracias - respondió ella mirándolo raro, se le hacía conocido de algún lado y no lograba recordar de dónde - ¿y usted por qué pide disculpas?, ¿acaso usted planeó todo para quedar como el héroe o algo así?
Los chicos quedaron boquiabiertos al escucharla pronunciar aquellas palabras, más siendo hacía el príncipe heredero. Incluso Samuel había quedado tieso, pero a los segundos no soportó y comenzó a reírse como si fuera la primera vez en su vida que lo hacía, y junto a él, comenzaron a reírse los demás del grupo. Todos reían menos Elizabeth que no entendía el chiste.
Arthur tuvo que acercarse a Elizabeth para explicarle con quienes estaban hablando, ella supo de inmediato de por qué se le hacía conocido, ya que era el protagonista en la novela que leyó antes de morir. Sin embargo, siguió tratándolos normal, como al resto de sus amigos, lo cual sorprendió gratamente a los príncipes, ellos se quedaron un rato más conviviendo con ellos
Al pasar unas dos horas, los príncipes anunciaron su partida, no sin antes saludar adecuadamente a Arthur por su cumpleaños y felicitar a Elizabeth por la increíble organización.
Cuando ambos príncipes se estaban retirando del lugar, Lydia se interpuso en el camino de James, haciéndole una reverencia de lo más exagerada, y mostrando sus pechos de forma adrede.
-Príncipe heredero James de nuestro amado imperio - habló Lydia con voz melosa aún inclinada
-Levantese - ordenó seriamente James molesto
-Mi señor, le pido que me perdone por la mala imagen que le he dejado hace un rato - se disculpaba ella mientras le hacía ojitos y se toqueteaba el cabello, además de irrumpir en su espacio personal - no ha sido mi intención insultar a nadie, es solo que soy bastante celosa de mi hermano, solo quería protegerlo...
-¿Está usted realmente arrepentida de sus actos? - preguntó James fingiendo seguirle el juego
-Por supuesto que sí... - se acercó más a él de forma insinuante y provocativa
-Pues entonces deberá redimirse por su error... - continúo James sin moverse de su lugar
-¿Qué puedo hacer?, haré lo que usted me diga - respondió ella, arrastrándose más
-¿Lo que yo diga? - se hizo el pensativo, dando luego varios pasos hacia atrás - entonces discúlpese de rodillas ante la señorita Elizabeth Wilson por sus desagradables palabras, discúlpese con el joven Arthur por el escándalo que causó en su fiesta de cumpleaños y finalmente discúlpese con su hermano por haberlo avergonzado de ese modo - sentenció el principe James, que con cada palabra la había hundido más y mas, haciendola palidecer.
-Y no debería acusar a otras personas de lo que usted es, o pretende ser - exclamó Samuel mirándola con evidente desagrado, había sido testigo de todo
Lydia sin poder soportarlo más, les hizo una rápida reverencia y salió corriendo de allí, no podría darles la cara nuevamente al menos por un tiempo, pero obviamente no pensaba pedirle perdón a nadie.