Ella es una chica que vive su vida segura de que no nació para amar, mientras que él es un hombre que ya amó una vez pero que no supo hacerlo bien.
Una noche se encuentran en una situación extraña sin saber que el destino ya lo tenía todo planeado.
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Dieciocho
Síííí- se escuchó gritar por encima de el bullicio en medio de la pista de la famosa discoteca y más de uno miró en aquella dirección.
Tres parejas de jóvenes más que conocidos se divertían contagiando de su alegría a todos los que los rodeaban.
Liz había llamado a Montse, una amiga común de las Parisi que no desperdiciaba una invitación a ir de fiesta y esta vino corriendo con su novio y el hermano de este y además avisó a Salvatore, el joven que conoció en Sicilia pero que vivía en New York y con el que ya tenía una buena amistad.
Estuvieron dando brincos y rozando sus cuerpos un rato hasta que de repente la música cambió a una más lenta.
- ¿Puedo saber el nombre del infeliz al que le estás dando celos?- Roy, el cuñado de Montse le habló al oído a Danara como si estuviera intentando seducirla.- Me lo merezco, vine desde el otro lado de la ciudad para estar contigo y me estás usando.
Ellos se conocían hacia años, los cinco habían estudiado en el mismo colegio y el chico sabía de sobra que aquel comportamiento de la pelirroja era bastante extraño y tenían la suficiente confianza como para preguntar.
- No hay ningún infeliz.- le contestó sonriendo.
- Lo hay, sí que lo hay lo sé, lo que no sé es que tanto ha debido hacer para tener la atención de la diosa del hielo.- él la tomó de la mano y con un giro sensual le dio una media vuelta para seguir bailando abrazado a su espalda- Tal vez en esta posición tengas una mejor visión del perímetro y él pueda ver tu cara de satisfacción, eso siempre es mejor.- le susurró al oído, si ella lo que buscaba era llamar la atención de alguien él iba a facilitarle las cosas.
- Si me imagino que lo que estás intentando es restregar a tu amigo en mi trasero te lo voy a cortar.- Danara puso sus manos hacia atrás para tomar el cuello del chico y dejó caer la cabeza sobre su hombro para hablarle al oído dejando en el aire su comentario.
- Tengo que recibir algo a cambio por mi trabajo, yo no me muevo por amor al arte.
Los dos rieron como los amigos que eran hace mucho y desde su sitio Renato quería reventar mirando la escena, había sido una mala idea venir a relajarse en el mismo lugar en que la había conocido y que además pertenecía a su familia.
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- Este es el baño de mujeres.- le reclamó Danara a Renato al verlo recostado en uno de los lavamanos.
- No hace mucho eras tú la que se colaba en los baños de hombres y nadie protestó.
- Sabes bien porqué lo hice, me estaba escondiendo.¿Cuál es tu razón para entrar aquí?
- Saber porqué lo haces.
- ¿El qué?- le preguntó mirándolo por el espejo mientras se lavaba las manos.
- Restregarte con ese así de esa manera.
- Estaba bailando Renato.
- ¿Tienes algo con él, están juntos?
- Sabes una cosa Renato.- le dijo obviando su pregunta- No te comprendo, me dices que me olvide de ti que entre nosotros no va a pasar nada porque yo soy una niña, pero das media vuelta y vienes a reclamar que dónde estoy o que hago y con quién.
- Sí, tienes razón, creo que ni yo mismo me comprendo.- le dijo pasando su mano derecha por el pelo con evidente frustración- Perdona, no debí entrar aquí y menos venir a reclamarte.
Él se giró y fue a salir cuando volvió a escucharla.
- No te enfades, pero fuiste tú el que lo quiso así.
- Lo sé- le contestó y siguió su camino para salir del baño.
- ¿Piensas irte ya?- volvió a escucharla justo en el momento en que tomaba el cierre de la puerta para abrir.
- Sí, creo que hoy estoy algo cansado y me voy a dormir.
- ¿Puedes hacer algo por mi antes de irte?- Danara caminó un poco,se acercó a el hombre y suavemente quitó la mano que había puesto en el cierre de la puerta.- ¿Me das un beso?
- Sofía, yo no beso a nadie y tú lo sabes.- le contestó aunque se moría de ganas por complacerla.
- Rompe tu regla por hoy, es solo uno y después de eso te prometo que nunca más voy a molestarte, ni sabrás que existo.
Renato devolvió sus pasos y caminó con ella para separarse de la puerta, deslizó su mano izquierda por la nuca de la chica y la atrajo hasta él demandante para sin demorar apoderarse de su boca.
Era tal como se lo había imaginado, unos labios suaves, con un sabor indescriptible y que se movían de una forma muy gratificante, hacía mucho que no sentía los labios de una mujer junto a los suyos y hasta casi había olvidado lo placentero que era sentir ese contacto tibio y húmedo.
- Mmmm- la escuchó gemir contra su boca e instintivamente la pegó más a él con su otra mano, quería que sintiera lo que estaba provocándole con aquel beso, quería que sintiera como lo había convertido en un hombre deseoso de más con sus labios únicamente.
- Besas muy bien.- le susurró aún pegado a sus labios cuando detuvieron el beso.
- Tengo experiencia. - le contestó sonriendo.
- Ya estás intentando ponerme celoso nuevamente.
- No sé porqué siempre piensas eso, yo solo te digo la verdad y tú crees que quiero darte celos.- se defendió aún con los labios juntos.
- Pues tu verdad me hace sentir celos, así que preferiría que no fueras tan sincera.
Ella rió con su comentario y a él volvieron a encendérsele las ganas de seguir besándola, así que otra vez se apoderó de su boca.
muchas gracias autora por todo tu trabajo y esfuerzo 💕