Valkot Entre El Odio Y El Amor

Black Vannecelli

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-Al llegar a la discoteca, observo cómo un hombre jala del brazo a una mujer pelirroja que pasa por mi lado. Su cabellera roja es tan abundante y larga que le llega debajo de los glúteos, y ese vestido negro de cuero la hace ver hermosa y ruda. ¡Qué mujer preciosa! Nunca la había visto en la discoteca. Los sigo sin que ellos se den cuenta por si ese hombre intenta hacerle algún daño. Caminan por varias cuadras, yo me escondo detrás de algunos autos. Noto que ella mira por todos lados, se suelta de su agarre, saca un arma y le dispara a los hombres que estaban recostados en el auto. Yo quedo sorprendido. Los escucho discutir en ruso. ¿Quién es esa mujer? Le sigue apuntando a ese hombre y se van por un callejón. Los sigo y me escondo entre la oscuridad. Noto que ella le habla en ruso, pero no entiendo bien el idioma. Hasta que saca una daga y le corta el cuello. Segundos después, tira su daga hasta donde yo estoy. La daga le pega a la pared que está a pocos centímetros de mí.-

Sal de ahí, sé que estás allí.

-No lo pienso y le disparo en el abdomen. Ella cae al suelo. Me acerco con cuidado, pero noto que no está sangrando. Ella enreda mis pies y caigo al suelo. Ella se monta encima de mí.-

Hijo de perra, dañaste mi vestido preferido.

-Me da un puñetazo. Yo la empujo y cae al lado mío. Me levanto rápido.-

¿Cómo es que no estás sangrando? ¿Quién demonios eres?

-Ella, en posición de pelear, me observa. Arquea una ceja y la veo suspirar.-

Más bien, ¿quién eres tú? ¿Qué haces aquí?

Yo soy Black Vannecelli. Los seguí porque pensé que estabas en peligro. Me di cuenta de que en peligro estaba él.

Ahora dime, ¿cómo es que no estás sangrando si te disparé? ¿Y quién eres?

Tengo un chaleco antibalas y soy Valka.

¿Por qué tienes un chaleco antibalas en una discoteca? ¿Qué hace una rusa en mi país?

¿Por qué eres tan chismoso? ¿A ti qué te importa? Además, no sabía que habías comprado el país.

-La veo caminar hasta la dirección donde estaba su daga. Camina hacia mí con ella en su mano. Yo tomo mi arma y le apunto.-

Tranquilo, bájala. Si hubiera querido matarte, mi daga estaría en tu cabeza o te hubiera disparado cuando estabas escondido entre los carros. ¿O crees que no sabía que nos estabas siguiendo desde la disco?

-La observo arrastrar el cuerpo.-

¿Qué piensas hacer con el cuerpo?

Pues desaparecerlo. Nadie puede saber que mi prometido está muerto.

-Ella se detiene y me observa.-

¿Piensas ayudarme o te quedarás como imbécil viéndome?

¿Por qué tendría que ayudarte? No es mi problema.

Es cierto, pero eres mi cómplice. Además, es poco caballeroso no ayudar a una dama en apuros.

-Ella ríe de lado. Solo suspiro porque presiento que más adelante me arrepentiré. La ayudo a arrastrar el cuerpo hasta la camioneta. Lo subimos, igual que los otros en el auto. Yo me monto en el piloto-

Espérame un momento, debo ir a mi auto a buscar algo. No me demoro.

-La observo correr hacia el parqueadero de la disco. Varios minutos después, llega con su cartera. Se sube en el auto. Yo manejo hasta llegar al bosque alejado de la ciudad.-

Caeli Vannecelli

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-Al llegar a la discoteca, nos sentamos en la barra. Hablo con mis primos cuando se acerca Damián. Mis primos se alejan.-

Qué hermosa te ves, Caeli.

Gracias, tú estás muy guapo.

-Él me toma de la mejilla.-

Caeli, no puedo aguantar más. Te amo. Sé que no es el lugar más bonito y romántico, pero ¿te gustaría ser mi novia?

Sí, Damián.

-Él me da un beso en los labios, luego un beso en mi mano donde estaba puesta la pulsera que me regaló.-

Debo hacer algo, ya vuelvo.

-Él se retira. Vuelven mis primos.-

¿Así que ya son novios?

Así es, Thyler.

Pues tenga mucho cuidado porque si me entero de que está jugando contigo, lo mataré.

Bájale un poco, Renzo. Si él intenta dañarme, yo misma acabaré con él.

-Renzo saca unas pastillas y nos entrega una a cada uno. Las tomamos al mismo tiempo.-

Entonces, que comience la diversión.

-Nos vamos hacia la pista de baile. Mis primos comienzan a bailar con unas chicas mientras yo estoy bailando sola. Observo que mis primos se alejan con esas chicas hacia el baño. Yo solo sonrío. Ya la pastilla está haciendo efecto. Siento todo a flor de piel. La música se escucha más fuerte. Siento mi corazón a mil y me encanta. Sigo bailando cuando tropiezo con alguien. Al voltear, es un hombre alto de cabello rojo. Arqueo una ceja. Me es familiar, pero las luces no me permiten distinguirlo bien.-

Debes tener más cuidado por donde pasas.

-Sigo bailando cuando el chico me jala hacia él.-

¿Qué consumiste?

-Volteo hacia él.-

¿A ti qué te importa? Aléjate de mí, déjame bailar que estorbas.

-Él me toma de la mejilla fuerte.-

¿Así le hablas a tu prometido, Caelis? Dime, ¿qué mierda te tomaste?

-Abro mis ojos como platos. ¿En verdad es él? No puede ser. Debo estar imaginándolo. Esta puta pastilla como que esta vez sí me dio duro que estoy imaginándome cosas. Solo me río a carcajadas.-

Maldita sea, Caeli, te estoy hablando.

¿De verdad eres tú?

Sí, Caeli, no lo estás imaginando.

-Me quedo seria y le doy un puño en la cara.-

¿Por qué demoraste tanto? Te esperé por dos años y seis meses y hasta ahora apareces, y más de eso exigiéndome. ¿Qué te crees?

Te dije que volvería por ti. ¿Y qué me encuentro? Besándote con otro.

-Él me toma de la mano y me jala hacia la salida, hasta que me sube en el auto.-