Me Casé Con El Duque Cruel

Ese día debía reunirme con Julen y mostrarle el diseño del vestido, me hallaba en el carruaje en dirección a la residencia de los condes, mientras dibujaba en mi libreta nuevas ideas escuchaba como caían algunas gotas de lluvia en la carretera.

Llegué a la residencia y una de las sirvientas fue a buscarme con una sombrilla que nos protegía de la lluvia. Julen me esperaba en la sala principal y al verme vino a abrazarme con bastante alegría.

—Toma asiento por favor, —ella ordenó que los sirvientes abandonaran la sala, en la mesita frente al mueble había té recién servido y con panes apetecibles horneados perfectamente. —¿Recuerdas que te conté sobre mi amor?, bueno decidí confesar mis sentimientos y él me aceptó. —Chilló emocionada, sin embargo me centré un momento en analizar la situación.

—¿Y se lo comentaste a tus padres? —Su silencio me lo dijo todo. Deseaba conocer a ese hombre, no quería que Julen fuera engañada por nadie. —Se cuidadosa, habrán varias personas que intentarán aprovecharse si muestras debilidad ante ellos.

—Gracias por los consejos, Emilia. —Ella sostuvo mi mano sonriendo contenta. La charla continuó, a Julen le encantó el diseño, aunque me pidió otro estilo de mangas. Cuando regresé a la mansión del duque Katelyn me recibió con una canasta llena de flores, ella me comentó que las había recogido porque se parecían a mi, eran unos lirios blancos.

—Gracias, Katelyn —ella me acompañó a la habitación, la dejé ordenando el tocador yéndome a tomar un baño, mientras estaba sumergida en el agua, escuché como llamaron a la puerta. Un momento después Katelyn tocó la puerta del baño, tomé la toalla para tapar mi desnudez.

—¿Qué sucede?

—El duque la mandó a llamar —arrugué mis cejas, luego abrí la puerta. Elegí un vestido simple de color azul, Katelyn me recogió el cabello en un moño alto y por último me perfumé con una loción de rosas.

Caminé por los pasillos, a mi lado iba Katelyn y a unos pasos detrás venía Ian, él siempre mantenía la distancia, supongo que era debido a las costumbres de Galia nuevamente. El duque se hallaba en los establos, cuando estuve a unos metros observé su vestimenta, parecía que iba a cazar.

—Emilia, —Él se acercó a mí manteniendo su expresión seria. —Debo decirte algo. —Miró a Katelyn fríamente haciendo que se alejara junto con Ian. —Fue un suceso imprevisto, el rey y el príncipe heredero se encuentran aquí, puedes decidir si presentarte o no.

—¿El rey? —era una oportunidad perfecta para conocer al rey, pero no estaba tan interesada en el príncipe heredero. —No te preocupes, creo que las clases de Katherine han funcionado bastante bien.

Él asintió, luego me tendió la mano dejándome un poco sorprendida, tomó mi mano dirigiéndome hacia un caballo y sin previo aviso me levantó haciéndome sentar encima del lomo del animal. Él después subió sobre su corcel.

Observé al animal nerviosa, yo no sabía nada de equitación. Iruen se acercó tomando la cuerda y dirigiendo mi caballo tranquilamente.

—¿A dónde fuiste esta mañana?

Levanté mi vista mirándolo unos segundos y luego volví a observar la cabellera del caballo.

—A la casa de los condes, estoy confeccionando un vestido para Julen. —Él giró a verme.

—Aprendes muy rápido, eso es sorprendente.

Asentí casi dejando escapar una carcajada, sentía que de alguna manera estaba haciendo trampa. Luego de unos minutos llegamos a la zona de casa, allí estaba el campamento que parecía recién levantado, dentro estaban el rey y el príncipe heredero.

—Majestad, su alteza. —El duque saludó después de bajar del caballo, me ayudó y luego saludé como Katherine me había explicado, una reverencia muy respetuosa. El príncipe heredero se acercó poniéndome un poco incómoda por como me miraba.

—Iruen, has conseguido una mujer hermosa, aunque no me invitaste a la boda aprovecho para invitarte a la mía, dentro de tres meses me casaré con la hija mayor de los marqueses. Esa familia tiene hermosas mujeres.

La expresión de Iruen fue más dura, y sabía a qué se debía. El príncipe heredero estaba buscando una riña a propósito. El rey carraspeó la garganta llamando la atención del príncipe, el chasqueó la lengua y luego se acercó a un soldado quitándole la espada.

—Felicidades por la boda, —El rey era un hombre mayor como de unos cincuenta y tanto años, sus ojos eran violetas como los de Iruen, su cabello era canoso, llevaba una capa roja sobre su traje y una corona de oro sobre su cabeza. —Te mandé a llamar varias veces, pero supongo que estabas disfrutando de tu vida de casado.

Iruen bajó la mirada algo pensativo, yo por mi parte me centré en ver los diferentes tipos de armas, habían arcos con flechas, espadas luminosas, dagas y otros objetos cortantes. Me acerqué exactamente al arco con curiosidad tocando el objeto, en ese momento el príncipe heredero me dio un susto llegando por atrás.

—Es la primera vez que veo a una mujer interesada en las armas.

—Oh, su alteza —Achiqué los ojos sin saber que responderle.

—¿Ya consumieron el matrimonio?, no creo, Iruen está muy enamorado de la señorita Elena, una pena que ella sepa cual es el mejor futuro.

Una molestia invadió mi pecho, no porque Iruen estaba enamorado de mi hermana, sino por el príncipe heredero, que me parecía molesto y bastante hablador.

—Hablas muy poco, eso es algo lamentable.

—Y usted habla demasiado, —respondí fríamente. Tomé el arco y antes de irme me despedí con una reverencia. —¿Cuándo empieza la caza? —Le pregunté a Iruen, que estaba solo cerca del campamento, dentro seguía el rey.

—¿Eh?, ¿Quieres participar?

—¿Pues, para qué vine a este sitio? —Él me miró unos segundos arrugando las cejas y luego embozó una sonrisa.

—Eres tan extraña, supongo que el rey dará la señal de inicio. —Me sostuvo la mano acercándome a él. —No hables con el príncipe heredero.

—¿Quieres que sea decapitada? —él dejó escapar una risilla, mientras apartaba un mechón de mi frente dijo.

—No puede tocarte ni un pelo, si lo hiciera lo dejaría manco.

Antes de que le respondiera, el rey volvió a llamarlo. Un momento después la caza inició, Iruen quería acompañarme pero el rey seguía pegado como chicle y tuve que adentrarme junto a Ian al bosque, que no quería que fuera sola, aunque no habían animales peligrosos, allí vivían jabalíes y algunos osos.

—El rey siempre es de ese modo con el duque —Ian se quejó desde la distancia que siempre mantenía. —Por eso muchos piensan que el duque se convertirá en rey.

—¿En rey?

—No sé mucho de eso, es un rumor que ha estado circulando desde hace bastante tiempo. Y por esa razón la reina y el príncipe heredero odian al duque. —Él suspiró mientras arrastraba los pies. —Sin embargo se ha pasado del límite, el duque ya está casado y debería estar con su esposa no con el rey.

Me daba gracia como a Ian le daba celos, dejé salir una risilla y seguí caminando con el arco en mano. Pronto encontré mi primera caza, era un zorro que a pesar de darme un poco de pena no dudé en apuntar y disparar.

—Es buena con el arco.

—Sí, me gusta disparar. —Comenté recordando unos segundos mi vida pasada, junto a Mariela me había inscrito en unas clases de tiro con arco.