Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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capítulo 1
Nerea...
— Quiero terminar.
Esas simples palabras pusieron mi mundo entero pata para arriba.
Me encontraba en un restaurante muy elegante celebrando el décimo aniversario de noviazgo con Mateo, mi novio, y hacía dos meses mi prometido. De la nada mientras le estaba hablando de la cena que planeaba hacer para invitar a nuestras familias y que se conocieran, él soltó esa bomba. Sonreí sin gracia y dije.
— No bromees, te hablo enserió debemos reservar con un mes de antelación, no te olvides que mañana viajamos a Cancun...
— Nere... ya no estoy seguro de querer casarme contigo...— Mis ojos se empiezan a secar y mis manos tiemblan, pero tomo mis rodillas para que él no lo noté.— Llevamos diez años juntos, pero ya no siento por ti lo que sentía antes. Este tiempo que empezamos a vivir juntos me di cuenta de que no era la distancia lo que me hacía alejarme de ti cada vez más. Creo que ya no estamos conectados y aunque me duele decirte esto, creo que es mejor que terminemos ahora antes que no haya marcha atrás.
Mire en silencio a Mateo y sin decir una palabra porque si no estaba segura de que lloraría, me saque el anillo que me había dado tome mi bolso y me levante de mi asiento. Vi como se levantó del suyo e intentando seguirme, volteé para mirarlo con mis ojos llenos de tristeza y dolor solo contestes.
— No me sigas.
Vi como intento decir algo, pero sin más me di la media vuelta y me fui. No me estaba dejando porque había alguien más en su vida, ni tampoco porque ya no había más amor, me dejaba porque se había cansado de mí y eso me dolió mucho más que si me hubiera engañado. Camine hasta llegar a la casa de mi mejor amiga y tocando su timbre espero a que me abriera, al verme tan pálida dijo.
— Cariño... ¿estás bien? ¿Creí que esta noche estarías con Mateo?
— Acabamos de terminar...
— Ya nena no molestes...— Al ver que mi rostro seguía inexpresivo agregó — ¿Qué fue lo que pasó? ¿cómo que rompieron?
— Cómo lo escuchas, él me terminó.
— Nerea no juegues, Mateo jamás te haría algo así, él te ama.
— No lo hago, Sarah... me terminó. — Me abalanzo sobre ella y abrazando a mi amiga para llorar en sus brazos, Sarah me atrapa y caminando conmigo hacia la sala me consuela.
— Ya cariño cálmate, todo va a estar bien. No te alteres.
— No lo entiendo, no sé que paso... nos acabamos de comprometer, se supone que nos casaríamos en seis meses.
— Tal vez solo es algo pasajero...
— No, él acabó conmigo, dijo que ya no sentía por mí lo que sentía antes. El convivir juntos lo asustó, vio lo serio que íbamos y se acobardó.
— Nerea, llevan diez años juntos, pospuesto que ya no siente por ti lo que sintió el primer día. Nadie puede mantener ese nivel de amor y felicidad en una relación tan larga, y si alguien puede que pase la receta, porque quieras o no, las relaciones con el tiempo se desgastan y más ustedes que además de convivir juntos trabajan en la misma empresa y se ven todos los días.— Miró a Sarah aun con lágrimas en los ojos y agrega— Sí estás segura de que no haya otra mujer en su vida y aún lo amas, espéralo tal vez se dé cuenta de su error y...
— No, yo no voy a mendigarle su cariño. Me duele su decisión, lo amo, pero esto que me hizo hirió mi orgullo. No entiendo por qué sabiendo que ya no me amaba me pidió matrimonio.
— No lo sé, además es como todo muy reciente. Yo tampoco lo entiendo nena...
— No me voy a dejar caer, perdí diez años de mi vida en él, pero no voy a perder ni un minuto más. — Limpie mi rostro y caminando hacia la salida dije. — Vamos a un bar, necesito unos tragos, mañana tengo un vuelo y ya no podre ahogar mis sentimientos.
Veo como Sarah me mira preocupada, pero aun así toma su bolso y me sigue. En estos momentos lo único que quiero es olvidarme de lo que pasó en ese restaurante.
***
Eran casi las seis de la mañana cuando llegue al departamento que compartíamos con Mateo y al ver que él aún dormía me dirigí al baño y me bañé, había bebido casi toda la noche con Sarah y aunque me encantaba mejor, no podía decir que estaba bien. Termine de ducharme y colocando mi bata, caminé hasta la habitación tome mi ropa, mi valija, qué ya estaba armada y me cambie en la sala. Pronto Mateo apareció y mirándome con su rostro molesto dijo.
— ¿Dónde estabas? Te llamé varias veces y no contestaste, estaba preocupado...
— Shh... baja la voz, se me parte la cabeza. — Me coloqué unos lentes oscuros y preparando café dije.— Cuando volvamos buscaré un departamento, te daré tiempo a que juntes el dinero para que me pagues la mitad de este o te vas tú y yo veo como lo consigo.
Veo como me mira y acercándose a mí dice.
— ¿Estuviste bebiendo?
—A partir de anoche ya no debo darte más explicaciones. Avísame que decides... — Tome mi café lo puse en un vaso térmico y tomando mi valija dije.— Nos vemos en el aeropuerto.
Sin más salí del departamento dejando a Mateo más que sorprendido por mi actitud. Jamás le había hablado tan indiferente, ni con tanta frialdad. Me sentía lastimada y no iba a dejar que él sintiera lástima por mí. Al salir me dirigí hacia el aeropuerto y allí esperé a que la hora de mi vuelo llegara. El avión partía a las ocho de la mañana aún quedaban un par de horas y aunque moría de sueño no me podía dormir hasta que no tomara mi vuelo, o lo perdería. Pronto los demás colegas llegaron y no paso mucho cuando Mateo también lo hizo, me busco con su mirada y al verme en uno de los asientos en la sala de espera se acercó a mí con un café y entregándomelo dijo.
— Bebe esto, te sentirás mejor...
Mira con mi ceño fruncido su rostro y sin aceptar el café dije.
— Me siento muy bien, no tienes que preocuparte más por mí.
Me levante del asiento y me aleje de él para ir a saludar a nuestros colegas. Vi como él solo me miró e intentando disimular frente a todos se acercó también a saludarlos.