Después de dos años de matrimonio, me di cuenta de que nuestra relación era un fracaso. Durante ese tiempo, intenté ganarme el amor de James, pero el heredero de la corporación Sterling simplemente me despreciaba.
James, un hombre atractivo, codiciado y rico, hacía que yo fuera la envidia de muchas mujeres. Sin embargo, nadie sabía que detrás de las puertas cerradas de nuestro hogar, James me trataba con frialdad y desdén.
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CAPÍTULO#24: ¿TE GUSTA?
⪻Evans Morgan ⪼
—¿Estás completamente seguro de lo que planeas hacer? —inquirió, sin dar lugar a evasivas.
Levanté la mirada de los papeles que tenía ante mí y lo observé fijamente a los ojos, buscando una conexión en medio de la seriedad del momento.
—No tengo ningún inconveniente —respondió con firmeza. Pero él no se detuvo ahí—. Es la ex esposa de tu sobrino —agregó, su voz mezclada entre la preocupación y la curiosidad.
Asentí con lentitud, permitiendo que sus palabras flotaran en el aire, absorbiendo la gravedad de la situación que se presentaba ante nosotros.
—Sí, pero es una mujer que ha recuperado su libertad. Ya no hay nada que la vincule a él ni que la mantenga atada —respondí, mientras una sonrisa a medias comenzaba a dibujarse en mi rostro.
Richard se acercó, ocupando la silla que había frente a mí, y se cruzó de brazos, adoptando una postura de interés.
—¿Qué es lo que te atrae de ella? —inquirió, observándome con una mirada intensa y analítica.
Tomé un instante para reflexionar antes de dar una respuesta.
—Es una persona inteligente, capaz y fuerte… Aunque en ocasiones puede resultar bastante distante, creo que eso le otorga un atractivo singular. Su rostro es tan… —me detuve un momento, tratando de encontrar la palabra precisa— angelical. Y sus ojos... parecen poseer la habilidad de penetrar en mi alma, como si pudieran ver más allá de lo superficial.
Richard me dirigió una mirada llena de complicidad, sonriendo de una manera que pocas veces había visto en él.
—Nunca te había visto de esta manera por ninguna otra mujer. De hecho, es la primera que conozco que realmente te atrae —comentó, dejando entrever una sorpresa genuina en su voz.
Me recliné en la silla, permitiendo que sus palabras resonaran en mi mente. Era verdad, Ana era diferente a cualquier otra mujer que había cruzado mi camino.
—Sin embargo, ¿no crees que es un poco joven para ti? —agregó, levantando una ceja en señal de incredulidad.
Lo observé con una mezcla de indignación y un toque de humor que no pude evitar.
—Vamos, no estoy tan viejo, ¿sabes? —le respondí mientras soltaba una risa, intentando suavizar el ambiente que nos rodeaba.
Richard se unió a mi risa, y en ese momento, la tensión que había instalado su sombra en la habitación comenzó a disiparse poco a poco. A pesar de la ligereza de la conversación, en lo más profundo de mi mente sabía que esas palabras eran tan solo el inicio de un tema mucho más complicado que estaba a punto de desvelarse.
—Estoy al tanto de eso, pero no es a lo que me refiero —comentó, mientras se inclinaba hacia adelante en su silla, mostrando un interés particular—. ¿Tú crees que ella es la mujer que realmente necesitas?
Fruncí el ceño, esforzándome por desentrañar el significado oculto tras sus palabras y tratar de entender hacia dónde quería llevar su argumento.
—¿Podrías aclarar a qué te refieres exactamente? —le pregunté, aunque en el fondo ya tenía una ligera idea de lo que estaba a punto de decirme.
—Necesitas a alguien que te brinde ayuda y respaldo. Alguien que te asista en la gestión de tu empresa y que te acompañe en los momentos de dificultad —me explicó, manteniendo su mirada firme en mis ojos.
Me incliné hacia atrás en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho mientras me sumergía en una profunda reflexión sobre lo que acababa de decir. Las palabras resonaban en mi mente y comenzaba a comprender la importancia de tener a alguien a mi lado en este complicado viaje.
—Sí, estoy absolutamente convencido —respondí con determinación—. Ana posee la habilidad y la fortaleza necesarias para enfrentar cualquier reto que se le cruce en el camino. Es una persona excepcionalmente inteligente, fuerte y, además, cuenta con una determinación que he visto en muy pocas personas a lo largo de mi vida.
Richard movió la cabeza en señal de asentimiento, pero su rostro continuaba reflejando duda y escepticismo.
—¿Qué hay de sus sentimientos hacia ti? —inquirió, alzando una ceja con interés—. ¿Tienes la certeza de que ella siente lo mismo por ti?
Solté un suspiro profundo, consciente de que esta era la pregunta más complicada de todas.
—No tengo idea de lo que siente por mí, Richard. No estoy seguro si hay algún tipo de atracción, por mínima que sea, pero hay algo que sí sé....estoy decidido a conquistarla y hacerla mi esposa.
Richard me miró intensamente, como si estuviera sopesando cada una de mis palabras. Después de un momento, asintió con comprensión.
—Nunca te había visto tan determinado por alguien —dijo, esbozando una sonrisa—. Pero, ¿estás realmente preparado para asumir las consecuencias de esto? Tienes que ser consciente de que no será un camino sencillo.
Asentí, reconociendo que él tenía toda la razón.
—Sí, estoy listo para esto. Reconozco que nos enfrentaremos a varios obstáculos en el camino, pero tengo la firme convicción de que todo lo que hagamos será valioso. Ana realmente vale la pena.
Richard se acomodó en su silla, cruzando los brazos detrás de la cabeza con una expresión relajada.
—Entonces, parece que no hay nada más que discutir al respecto —comentó, mirándome atentamente.
Yo le devolví la mirada, llena de determinación y compromiso.
—Si en algún momento necesitas que te ayude, no dudes en decírmelo —me ofreció, sonriendo cálidamente. Yo respondí con otra sonrisa, reflejando la misma confianza y apoyo.
—Gracias, amigo.
—De nada. Oye, ¿cuáles son tus planes para esta noche? Estaba considerando la posibilidad de invitarte a tomar unos tragos. La verdad es que hoy no tengo trabajo —comentó con un tono relajado, como si disfrutara la idea de pasar un buen rato juntos.
—La verdad es que Rachel ha preparado una cena para esta noche, así que no podré acompañarte, amigo. Lamento mucho no poder estar contigo.
—Está bien, está bien, lo entiendo perfectamente. No te preocupes por eso.
—¿Y sabes de qué se trata? —preguntó con curiosidad.
—Mmm... no, la verdad es que no tengo ni idea, pero seguro que pronto lo descubriré.
🕯🕯🕯🕯🕯🕯para que Ana se de l oportunidad con Evans y ya sea feliz 🕯🕯🕯🕯🕯🕯🕯🕯🕯
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