En la ciudad de Lunaris, donde los misterios y las sombras se entrelazan, vive Aurora Selene, una joven tímida y reservada que nunca ha sentido que pertenece al mundo ordinario. Cuando una noche de luna llena descubre un antiguo colgante en el ático de su casa, su vida cambia para siempre. El colgante la vincula a un antiguo linaje de magical girls, las “Fantomenas”, guerreras encargadas de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Aurora, ahora conocida como Fantomena Luna Night, debe aprender a dominar sus nuevos poderes mientras enfrenta a los Nocturnos, criaturas sombrías que desean sumir al mundo en una eterna oscuridad. A medida que se adapta a su nueva identidad, descubre que no está sola. Otras chicas con destinos similares comienzan a despertar, formando un grupo unido por un vínculo ancestral. Entre ellas se encuentra Cassandra, una misteriosa joven con una conexión especial con la oscuridad, que podría ser tanto una aliada como una rival. Aurora siente una atracción creciente hacia Cassandra, lo que complica aún más sus decisiones. Mientras el amor y la magia florecen, las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y Aurora debe decidir si seguirá el camino de la luz o se adentrará en las sombras junto a Cassandra.
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Capítulo 18: Fragmentos del ritual
Las horas después del ritual fallido pasaron en un torbellino de caos y confusión. El santuario de Lunaris, antes un bastión de esperanza y luz, ahora estaba sumido en un estado de abatimiento y duda. Las Fantomenas se reunieron en pequeños grupos, susurrando entre ellas, tratando de entender qué había salido mal. La atmósfera estaba cargada de miedo y desesperanza.
Aurora, aún sintiendo los ecos de la explosión de energía oscura, caminaba por los pasillos del santuario con un peso abrumador sobre sus hombros. La responsabilidad del fracaso del ritual recaía pesadamente sobre ella. Se detuvo frente a un espejo, observando su propio reflejo con ojos cansados y llenos de culpa.
—Fallé… —murmuró para sí misma—. Puse en peligro a todos, y no tengo idea de cómo arreglarlo.
Thalor, quien había estado observando a Aurora desde una distancia prudente, se acercó lentamente. Su presencia era calmante y reconfortante.
—Aurora, no puedes cargar con toda la culpa tú sola —dijo Thalor con suavidad—. Todos estuvimos ahí, y todos somos responsables.
Aurora suspiró, apartando la mirada del espejo.
—Lo sé, pero como líder, debería haber visto las señales. Debería haber sabido que algo así podía pasar.
—Lo importante ahora es entender qué salió mal y cómo podemos arreglarlo —respondió Thalor, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de Aurora—. Tenemos que seguir adelante, por el bien de Lunaris y de Cassandra.
Aurora asintió, sintiendo una renovada determinación surgir dentro de ella. Sabía que no podía dejar que la culpa la consumiera. Debía encontrar respuestas y salvar a Cassandra de la influencia de la luna oscura.
Mientras tanto, Cassandra se encontraba en una parte aislada del santuario, luchando con las voces y visiones que la acosaban. Los susurros de la luna oscura eran cada vez más insistentes, prometiéndole poder y liberación si se rendía a su influencia.
Cassandra cerró los ojos, tratando de bloquear las voces. Sin embargo, las visiones eran implacables. Veía a sus amigas y compañeras convertidas en sombras, sus ojos brillando con un poder oscuro y terrible. En su mente, la imagen de la luna oscura se hacía cada vez más grande y amenazante.
—No… No puedo… —jadeó Cassandra, sintiendo cómo la oscuridad la envolvía poco a poco.
De repente, una mano cálida se posó sobre su hombro, sacándola de su trance. Cassandra abrió los ojos y vio a Selene, una de las Fantomenas más jóvenes, mirándola con preocupación.
—Cassandra, ¿estás bien? —preguntó Selene con una voz suave.
Cassandra forzó una sonrisa, tratando de ocultar su tormento interno.
—Estoy bien, solo un poco cansada.
Selene frunció el ceño, no convencida por la respuesta de Cassandra.
—Si necesitas hablar o algo, estoy aquí para ti.
Cassandra asintió, agradecida por la preocupación de Selene, pero sintiendo que no podía compartir el peso de sus visiones con nadie.
Aurora y Thalor se reunieron con el resto del equipo en la sala de estrategias del santuario. Los mapas y diagramas del ritual estaban esparcidos por la mesa, junto con notas y dibujos de símbolos antiguos.
—Necesitamos entender qué salió mal con el ritual —comenzó Aurora, mirando a cada uno de los presentes—. Hay algo que nos estamos perdiendo, y tenemos que encontrarlo.
Las Fantomenas y los Nocturnos asintieron, conscientes de la gravedad de la situación. Comenzaron a revisar cada detalle del ritual, buscando cualquier error o pista que pudiera haber causado el fracaso.
A medida que avanzaban en su investigación, Aurora comenzó a notar un patrón en los símbolos y diagramas. Había algo en la forma en que la energía se había canalizado que no parecía correcto.
—Aquí —dijo Aurora, señalando un punto en el diagrama—. La energía estaba siendo desviada de alguna manera, como si hubiera una interferencia externa.
Thalor se inclinó hacia adelante, estudiando el diagrama con atención.
—¿Podría ser la influencia de la luna oscura? —sugirió Thalor—. Es posible que estuviera interfiriendo con nuestro ritual desde el principio.
Aurora frunció el ceño, considerando la posibilidad.
—Eso explicaría por qué Cassandra está siendo tan afectada. La luna oscura podría estar tratando de sabotear nuestros esfuerzos desde dentro.
Mientras tanto, Cassandra se alejaba cada vez más del grupo, atormentada por sus visiones y sentimientos oscuros. Comenzó a sentir que no podía confiar en nadie, ni siquiera en Aurora. Las voces en su cabeza se burlaban de ella, instándola a rendirse y unirse a la oscuridad.
Cassandra se sentó en el borde de una fuente en el patio del santuario, sus pensamientos un torbellino de confusión y miedo. No sabía cuánto tiempo más podría resistir la atracción de la luna oscura.
De repente, sintió una presencia familiar a su lado. Levantó la vista y vio a Aurora, mirándola con una mezcla de preocupación y determinación.
—Cassandra, tenemos que hablar —dijo Aurora, sentándose junto a ella.
Cassandra suspiró, sabiendo que no podía evitar esta conversación por más tiempo.
—Lo sé, Aurora. No puedo seguir así.
Aurora asintió, su expresión suavizándose un poco.
—Cassandra, sé que estás pasando por un momento difícil, pero tienes que confiar en mí. Juntas, podemos superar esto.
Cassandra dudó por un momento, las palabras de Aurora resonando en su mente. Quería confiar en ella, quería creer que podían vencer la influencia de la luna oscura. Pero las visiones y voces en su cabeza eran demasiado fuertes.
—Aurora, no sé si puedo hacerlo. La luna oscura… es como si estuviera dentro de mí, controlándome.
Aurora tomó las manos de Cassandra, mirándola directamente a los ojos.
—No estás sola, Cassandra. Estoy aquí para ti, pase lo que pase. No te dejaré caer en la oscuridad.
Cassandra sintió una oleada de emociones dentro de ella. Por primera vez en mucho tiempo, sintió un rayo de esperanza. Asintió, apretando las manos de Aurora con fuerza.
—Gracias, Aurora. Haré todo lo posible por luchar.
El equipo continuó investigando el ritual y la naturaleza de la luna oscura. Cada nueva pieza de información los acercaba más a la verdad, pero también revelaba la magnitud del desafío que enfrentaban.
Thalor encontró un antiguo manuscrito que hablaba sobre la luna oscura y su conexión con los Nocturnos. Según el manuscrito, la luna oscura era solo una manifestación de un poder mucho mayor, un poder que había estado dormido durante siglos y que ahora estaba despertando.
—Esto cambia todo —dijo Aurora, leyendo el manuscrito con atención—. Si la luna oscura es solo una parte de algo más grande, tendremos que ajustar nuestro enfoque.
El equipo se preparó para enfrentar este nuevo desafío, conscientes de que la batalla que se avecinaba sería más difícil de lo que habían imaginado. Pero estaban decididos a luchar juntos, sin importar las probabilidades.
Me recuerda a un título de Touhou