El Sacrificio De Meskhenet

—Creo que tienes una idea equivocada, él sí es él hombre en mis sueños, mi maestro y guía, a quien yo sirvo...— se apresuró a aclarar Meskhenet, era momento de dejar los mal entendidos atrás —Pero no es de la forma que tú lo has imaginado. Vlad y yo tenemos una conexión especial— entonces la joven tomó una gran bocanada de aire, era la primera vez que lograban llegar tan lejos, y sin importar el resultado, poder hablar de lo que paso era liberador —Verás hace mucho tiempo, cientos de vidas atrás, yo cometí un gran error, confié en las personas equivocadas y eso condujo a la aniquilación de inocentes, en esa gran masacre, mi sangre se mezcló con la de una de ellos, atando mi alma a ustedes, soy el vehículo que lo ayudaría a recuperar lo que le fue arrebatado...

Las palabras de mi amiga resonaban en lo más profundo de mi alma, a pesar de que mi mente no entendía, entonces el miedo fue remplazado por una gran tristeza y una sensación de soledad que me hizo temblar —Ahora ya sólo puedo existir cómo un producto de sus más profundos anhelos. He regresado a este mundo cientos de veces, para encontrarme contigo, he sido tu amiga, protectora y maestra en innumerables vidas, y en cada ocasión, mi única conexión con él ha sido a través de los sueños. Soy un ser enviado a encontrarte y prepararte para él, soy su sierva, hija y hermana— Meskhenet salió del pentagrama y se acercó a mí; tocó mi rostro con su mano y me quede por fin inmóvil, ni siquiera me había dado cuenta que había continuado forcejeando —En verdad, siento mucho toda esta culpa— se paró de puntas y me besó en la frente, para de inmediato regresar al centro del pentagrama.

Su acción y sus palabras actuaron como un encantamiento de liberación; de inmediato sentí como una carga pesada se retiraba de mi corazón y mi entrepierna; Vlad volvió a besar mi cuello y todo mi cuerpo vibró expectante, al tiempo que se relajaba en sus brazos, entonces él me apretó contra su pecho, con una de sus manos me tomó del cuello para girar un poco mi cabeza y así poder besar mis labios, mi respiración se paralizó, sólo podía temblar llena de ansiedad, de deseo; anhelaba todo de él y al mismo tiempo estaba dispuesta a conformarme sólo con el roce de sus labios.

—¡Ya es suficiente Manzur!— advirtió Meskhenet —Recuerda la fragilidad de los humanos, sobre todo ahora que estamos tan cerca...

Él al instante aflojó su agarre y me acarició con cuidado, de mi cuello a mi hombro, con el dorso de su mano; mi corazón retumbaba en mi pecho, mientras todos mis prejuicios y el pudor inculcado se desvanecían; dejando, poco a poco, en libertad a mis instintos, y tal como el alguna vez me había dicho, estaba dispuesta a seguirlos...

—Iselda, tienes que saber que yo no debería existir, y que esta será nuestra despedida— dijo con pesar Meskhenet; casi en un murmullo.

—¿Qué estas diciendo?— grité, sintiendo que era arrancada de algún lugar; todos mis sentidos se tensaron y el deseo desapareció de golpe, Meskhenet era más que una amiga para mí y la simple idea de perderla me aterró.

—Escúchame bien, hermosa— dijo Vlad con un tono tranquilizador —Meskhenet ha estado demasiado tiempo atrapada en una existencia a medias, subsistiendo de mi desesperación y deseo por encontrarte, ella ha sufrido desde hace cientos de vidas, cuando fuimos separados— aturdida me pregunté «¿Cientos de vidas sufriendo?», tratando de darle sentido a tanto sufrimiento, al tiempo que él continuaba explicando —Ella es un emisario, se originó por un pacto de sangre accidental en el momento de sus muertes, y sólo existe para ayudarte a comprender, pues tú siempre regresas como humana; sin la memoria de tus vidas pasadas. Sin embargo, por fin podremos terminar el ritual que iniciamos hace tanto, y en ese momento, en el instante en que mis deseos y los tuyos se hagan uno, Meskhenet será liberada y tendrá que desaparecer, y tú serás como yo...

—¡No!, ¡eso no es posible!, dime que no es verdad, yo no quiero una vida sin ella; es como mi hermana— agitada, traté de soltarme del abrazo de Vlad, pero no pude —¡Tiene que haber una solución! ¡Ésto no es cierto! —le supliqué a Vlad y a mi amiga.

—¡Lo lamento tanto!— respondió Meskhenet, de forma tranquila —Para mí también eres como una hermana y si aceptas a mi amo, si aceptas este ritual y el hechizo es completado, tú vivirás para siempre junto a él, y serás feliz...

—¿Cómo puedo ser feliz sabiendo que debes dejar de existir?— repliqué, ya con mis mejillas empapadas en llanto...

—Somos seres malditos, hemos coexistido con el dolor durante siglos, es parte de la condena, pero aún así, estoy segura que tú sí podrás ser feliz— negué de nuevo con la cabeza, no sabía en que momento había perdido la capacidad de hablar. Me sentía devastada ante las palabras que acababa de escuchar, porque en el fondo sabía que ella merecía dejar de sufrir y para eso debía dejar de ser egoísta y permitirle marcharse —¡Ya es hora Manzur..!

—Tienes razón, es tiempo de iniciar el ritual y consumar el sacrificio...

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Una vez más traté de soltarme, rogando entre sollozos que se detuvieran. Yo no deseaba que las cosas ocurrieran de esa forma, «siempre hay otro modo» pensaba, «debe haberlo», entonces Vlad me giró hacia él.

—Tranquilízate, no tengas miedo— su voz era dulce y se sentía como una caricia —Deseo, no sólo nuestro placer, sino tu felicidad, debes creerme— rogó.

«¿Cómo podía ser cierto lo que decía?» Traté de hablar, pero el me besó, suave, con inmensa ternura, y no pude oponer más resistencia, comenzando a corresponder el beso. Sus brazos me dejaron de apresar, una de sus manos se deslizó bajo mi blusa y sentí algo caliente dibujándose en mi piel, la cual picaba y ardía, sin ser del todo molesto; dejando una sensación húmeda, pegajosa y muy placentera. Me acercó más a él, su calor me envolvió, haciendo que perdiera toda noción de dolor o miedo...