Leya es obligada por su madrastra a casarse con el hijo de los Foster, Edgar.
El joven de 33 años se esconde del mundo después del engaño de su futura esposa.
Sin embargo Leya descubre la verdadera identidad de Edgar...
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20: La verdad de Alex
Alex había sentido el rumor de qué Edgar iba a empezar ir a la empresa.
Lo había oído cuando Thomas y Miranda estaban hablando solos cómo comúnmente lo hacían. Alex sabía qué sólo era un peón en el juego y qué algún día Thomas ya no lo iría a necesitar más.
Desde el accidente, se sentía arrepentido y quería volver a hablarle a Edgar, pero sabía qué no iba a ser fácil.
Fue a la empresa, pero no pensó ver a Sarah también allí. Para su suerte ninguno de los dos lo vieron, salvo una chica que los acompañaba.
Esa debería ser Leya, la que tanto hablaba Thomas.
Alex sintió su estómago revolverse mientras recordaba el día anterior de la boda de Edgar.
Estaban los tres. Edgar, Thomas y él pasando la noche en un bar.
—Ahora debería empezar a cuidar de mi familia. Realmente sueño con tener hijos por lo qué después de casarme con Miranda, trabajaré más duro para que no le falta nada.
—Edgar yo...-Alex se cayó; quería la ayuda de Edgar, pero estaba nervioso de decirle qué necesitaba pagarle a los Adams por haber consumido en el pasado y qué ahora le estaban cobrando el doble—.
Mientras Thomas lo observaba.
— ¿Qué pasa Alex?- preguntó Thomas haciendo qué Edgar le prestará atención.
—Nada. Ojalá ambos sean felices.
Alex decidió quedar en silencio mientras disfrutaban la noche en el bar. Edgar contaba que estaba nervioso. Alex y Thomas estaban allí para tranquilizarlo.
Cuando Edgar decidió irse, Thomas se dirigió hacia él.
—¿Otra vez tienes problemas de dinero Alex?
—No te importa, me las apañaré.-tomó de su botella de cerveza —.
—Puedo ayudarte.
—Le debo a alguien.
—¿Sigues consumiendo?-sonrió-.
—Intento...hacer lo posible para salir de esto... enserio... -miró fijamente su botella - Ya no lo hago. Me mantengo fuera. Pero aún les debo y la cifra sigue creciendo.
— Podemos ayudarnos mutuamente.
—Ya te dije qué me las apañaré.
— Creo qué no me comprendes: Yo tengo negocio con los Adams. Puedo pagarte la deuda... Si haces exactamente lo que te digo.
—Como sabes a quién le debo...?-Alex lo miró, Thomas sonreía, un mal presentimiento le recorrió su cuerpo en forma de escalofrío; dejó dinero arriba de la mesa llamando al camarero y se levantó - Mejor me iré a casa; ya es tarde, y la boda empieza temprano... Soy el padrino así que ya sabes...-le tocó el hombro a Thomas- debo descansar...
Álex salió dirigiéndose hacia su casa. Cuando llegó y estaba a punto de abrir la puerta, alguien por detrás le puso un trapo con gas somnífero y éste enseguida no tubo más opción qué quedarse dormido sin poder defenderse.
Despertó oyendo unos gritos. Le costaba volver a la realidad. Cuando sus ojos pudieron enfocarse, Miranda estaba al lado de él, desnuda envuelta con una sábana. Sintió los gritos sesar y un golpe en la pared. Le pareció escuchar la voz de Edgar.
Se levantó de prisa con mareos sin entender qué le había pasado, observando qué estaba solo en calzoncillos y angustiado gritando el nombre de su primo, observó a los demás que lo observaban, Thomas, Sarah y también su tía estaban allí. Sarah le dió una bofetada. Mientras su tía lloraba moviendo su cabeza en negación.
—Que hiciste Alex . Traicionaste a tu primo, nos averguenzas . Ya no eres parte de esta familia.
—Tia porfavor.- Alex observó a Miranda llorando mientras se tapaba.
— Ambos son una basura inmunda. -dijo Sarah marchandose con su tía -.
Alex miró a Thomas nervioso.
-Thomas por favor, no es lo qué crees... Yo no hice nada te juro por mi vida que yo...
—Ayy Alex, ¿Realmente quieres que te crea?
— Yo no hice nada, te lo juro, ni la toque, no sé lo que sucedió,yo estaba en mi casa y luego no se qué pasó, desperté y estoy aquí, no sé...- apretó los dientes con los ojos llorosos-.
—Está bien, está bien, te creo hermano... tranquilizate... — volvió a sonreírle como la última vez en el bar -.
Alex quedó callado de repente. Sintió que algo no estaba yendo bien.
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Sus recuerdos llegaron al fin cuando llegó al hotel donde se hospedaban.
Al subir de metió en su habitación esperando no ver a Thomas ni a Miranda. Había pasado un tiempo de ello, y nunca supo quién le había echo eso . Solo le quedaba seguir las órdenes de Thomas ya qué este le creyó desde un principio y se hizo cargo de su deuda con los Adams.
Alex era inocente, y nunca se le podía pasar por la cabeza que el amigo de la secundaria de Edgar, Thomas, estaba detrás de todo eso.
La trama es interesante, entretenida y está muy bien contada.
Sería buenísimo que en una segunda parte la Autora satisfaga las preguntas de sus lectoras.
De mi parte, felicitaciones y muchas muchas gracias por este regalo.