Sahara es una chica dulce y amable, que para salvar la vida de su hermana tuvo que entregarse a un mafioso; pero ella se equivocó, da todo por una familia egoísta y esa decisión cambia su vida, ahora ella tiene que empezar a vivir sola, a valerse por si sola, sus problemas empiezan con esa desicion.
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CAPITULO 11. CRUEL JUEGO DEL DESTINO
Cuando el agua estuvo caliente a como puto la vertió en una cubeta más amplia, misma que usaron ellas para meter sus pies, el agua la regulo con agua fría para templar el agua, ocupaba esa agua para limpiar a sus bebés, al momento de nacer.
Sentía ya las contracciones más fuertes, ella creía que casi estaba lista y las ganas de pujar empezaban, en su desesperación recordó que en una clase un maestro les dijo que:
“A mediados del siglo XX, las mujeres del campo daban a luz en sus casas, muchas de ellas para facilitar el parto se ponían en cuclillas, algo que reducía los dolores de las lumbares y las contrataciones”
Al recordar esto, puso una sábana en el suelo y apoyándose en la pared, se pone de cuclillas, para empezar a pujar.
Ella lloraba por el dolor que sentía, se empezaba a sentir desesperada y solo rogaba a dios que sus bebés estuvieran bien; sería su buena suerte o su conocimiento médico o tal vez su dios que la protegía, pero ella sintió el momento exacto en que tuvo que pujar y después de una larga lucha, de sus gritos acompañados de los rayos, logro tener su primer bebé en sus manos era el niño, apenas si logro hacerlo respirar y escuchar el llanto de su bebé, cuando se vino el siguiente dolor su niña deseaba nacer.
Pujo y grito hasta que su niña nació, estaba limpiando su boca y su nariz cuando llego Mariela; ella traía llaves de la casa, le había pedido una copia, por alguna emergencia, estando ella embarazada, quería estar al pendiente por cualquier cosa.
Mariela al verla se apresura a llegar a ella, justo a tiempo porque Sahara perdió el conocimiento, logro tomarla y recostarla en el suelo; primero se encargó de los niños, tomo el maletín de ella que aún seguía en la mesa, saco el hilo con el que cosen las heridas, amarro los ombligos, luego tomo el cuchillo de cocina, lo desinfecto cuan agua oxigenada y alcohol, corto los ombligos.
Ella lavó los bebés en el agua que Sahara había preparado, los envolvió en unas cobijas de bebé, los recostó en la cama y después empezó a atender a Sahara; cuando termino, limpio su cuerpo con unos trapos que hizo de una sábana que destrozó, al terminar con mucho trabajo la llevo a la cama, apenas si la pudo levantar, pero logro recostarla en la cama, junto a los bebés.
Busco una bata larga de dormir, una de las que ella le había regalado, para este día, una vez que la encontró se la puso a Sahara; en el maletín de Sahara encontró un suero, se lo puso por la vena y sabía que iba a ocupar algunos medicamentos, tenía que regresar al hospital buscar lo que necesitaba, pero no quería dejarla sola.
Mariela lo pensó por un momento y después de tanto pensarlo, decidió marcarle a la doctora Claudia, la que era la jefa directa de Sahara; en el momento que la escucho le dice.
Mariela tensamente dice.- Claudia, ¿puedes ayudarme?, Sahara dio a luz en su departamento y hasta horita está bien, pero necesito ciertos medicamentos, no quiero que tenga alguna infección o le pase algo; puedes ir al hospital y traerme lo que necesito.
Claudia con su voz preocupada exclamo.- ¿Cómo pudo pasar esto?, mándame la dirección, en este momento salgo para el hospital y después voy para donde están.
Mariela se sintió más tranquila y en ese momento le responde.- Gracias Claudia, aquí te espero.
Mariela la miraba dormida, para ella era la mujer más hermosa, sentía que la amaba y quería poder estar a su lado para siempre, aunque ella nunca la amara; al ver a los dos bebés en la cama a un lado de ella, les tomo una foto solo a los bebés y se la mando a Carlos, con un mensaje que decía.
Mariela le pone en el mensaje.- Diles, hola a tú nuevos sobrinos, porque estos bebés, son como mis hijos.
Carlos le contesta.- Mariela, te volviste loca, ya hablamos de esto y te dije que te alejaras de esa mujer, no quiero verte llorar.
Mariela responde su mensaje.- Carlos, mi hermano del alma, ya me resigné, sé que nunca podré tener nada con ella, pero tampoco puedo dejarla sola, necesita de una amiga y aunque sea solo eso voy a hacer para ella, con eso me voy a consolar; dejemos ese tema y mejor festeja conmigo, mira que hermosos los bebés, si vieras sus ojos, son café claro, muy claros, hasta pareciera que son amarillos, se los mire rápido, pero ya después te mando una foto de sus hermosos ojos.
Carlos responde el mensaje de texto.- Mariela cuídate, luego hablamos, que estoy con el jefe.
Carlos estaba en el despacho con Nil y Penny, recibiendo unas órdenes para la seguridad, Penny le decía como iba a estar todo, mientras que Nil no dejaba de dar vueltas de un lado a otro, durante todo el día estuvo desesperado, ansioso, como si algo importante en su vida estaba por suceder.
Nil no encontraba su lugar, nada lo calmaba, tanto era su estrés que ya empezaba alterar a los que estaba a su lado. Penny tuvo que soportarlo así todo el día y ya desesperada le dice.
Penny molesta dice.- Me tienes harta, ya dime de una buena vez, ¿qué tienes? ¿Por qué estás tan inquietó?, me empiezas a estresar y me estás molestado.
Nil inquieto responde.- Penny, solo déjame en paz, ponte hacer lo tuyo y no me prestes atención.
Penny lo mira y con su voz seria le dice.- Nil, a ti algo te pasa y me molesta, verte tan ansioso, desesperado, me hace pensar en cosas malas, como si algo fuera a pasar, así que mejor habla.
Nil inquieto exclamo.- Penny, siento que yo debería estar en otro lado, cuidar de una persona, que algo importante de mi vida está pasando en este momento; esta sensación de que alguien me necesita no me la puedo quitar de encima y hace que me tense.
Carlos emocionado dice.- jefe perdón por meterme, pero mi abuelita me decía que cuando me sentía así, era porque algo bueno va a pasar; yo pienso que debería tratar de calmarse, lo bueno va a llegar cuando tenga que llegar, mejor mire esta foto que me mando mi amiga, son los gemelos una niña y un niño, están hermosos.
Nil se sintió curioso y tomo el celular de Carlos, miro la foto, estaban los dos bebés, dormidos, algo extraño paso al verlos, esa foto lo calmo y lo hizo sentir una extraña emoción, algo que para él no tenía sentido; pero le gusto ver a esos pequeños bebés recién nacidos, sin querer al ver la imagen, sonríe y con su dedo índice, recorre sus rostros, como si los acariciara, estaba hipnotizado viendo a esa fotografía, llenándose de emociones extrañas, que lo hacían sentir feliz.
Sería el destino hablando, tratando de indicarle el camino o simplemente era una coincidencia muy cruel, que jugaba con las vidas de ellos.