Imagina tener la oportunidad de reiniciar tu vida, de borrar el pasado y empezar de cero. ¿Qué harías? ¿Cómo te reinventarías?
Me encuentro en ese punto, con la posibilidad de comenzar de nuevo. Me pregunto qué camino tomaría, qué decisiones cambiaría y qué oportunidades aprovecharía.
¿Me esforzaría por reconstruir mis relaciones, o me enfocaría en construir nuevas? ¿Seguiría los mismos pasos o tomaría un nuevo rumbo?
La posibilidad de empezar de nuevo es emocionante y aterradora al mismo tiempo. Pero estoy listo para enfrentar el desafío y ver hacia dónde me lleva este nuevo comienzo.
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La colina
Rin se detuvo en la cima de la colina, con sus ojos bien abiertos y una expresión de asombro en su rostro. La vista de la ciudad se extendía ante nosotros, con los edificios y las luces brillando en la distancia.
"Wow", susurró Rin, sin poder creer lo que veía. "Es hermoso".
Yo sonreí, feliz de verla tan impresionada. "Sí, es uno de mis lugares favoritos", le dije. "Me encanta venir aquí para pensar y reflexionar".
Rin se acercó al borde de la colina, mirando hacia abajo con una mezcla de emoción y curiosidad. "Es como si pudiera ver todo desde aquí", me dijo.
Me uní a ella en el borde de la colina, mirando hacia la ciudad con una sensación de paz y tranquilidad. El viento soplaba suavemente, llevando consigo el sonido de las aves y el susurro de las hojas de los árboles.
Nos quedamos allí por un momento, disfrutando de la vista y de la compañía mutua. Luego, Rin se volvió hacia mí con una sonrisa.
"Gracias por traerme aquí", me dijo. "Es un lugar realmente especial".
Yo sonreí, sintiendo una conexión profunda con Rin. "Me alegra que te guste", le dije. "Es un lugar que siempre llevaré en mi corazón".
Mientras disfrutábamos de la hermosa vista desde la colina, un sentimiento de tristeza me invadió de repente, recordando los momentos que había compartido con Yui.
Rin, con su aguda percepción, notó el cambio en mi estado de ánimo y me preguntó con preocupación: "¿Qué te pasa?". Traté de disimular, mostrando una sonrisa forzada y respondiendo: "No es nada".
Sin embargo, Rin no se dejó engañar por mi intento de ocultar mis emociones. Con una mirada llena de comprensión y empatía, me dijo: "No tienes que guardarte nada, confía en mí".
Sus palabras me conmovieron y, con el corazón apesadumbrado, comencé a contarle sobre los recuerdos que me atormentaban, sobre la nostalgia que me invadía al pensar en Yui. Le hablé sobre los momentos felices que habíamos compartido, sobre las risas y las conversaciones profundas.
También le conté sobre el dolor de su partida, sobre la sensación de vacío que me había dejado. Rin me escuchó atentamente, sin interrumpirme, y cuando terminé, me abrazó suavemente.
"Gracias por confiar en mí", me dijo. "Estoy aquí para ti, siempre". En ese momento, me sentí agradecido por tener a alguien como Rin a mi lado, alguien que me comprendía y me apoyaba incondicionalmente.
A pesar de que había conocido a Rin y estaba naciendo un sentimiento especial entre nosotros, aún me afectaba profundamente la pérdida de Yui. La herida que había dejado su partida seguía siendo sensible, y a veces me sentía abrumado por la nostalgia y el dolor.
La diferencia entre mis sentimientos por Rina y Yui era como la noche y el día. Con Rina, había sido un amor intenso, pero también obsesivo y desesperado. Me había enamorado perdidamente de ella, pero mi miedo a perderla me había consumido, convirtiendo mi amor en una especie de posesión.
Con Yui, sin embargo, había sido diferente. Ella había sido mi primer amor, y mi corazón había sido puro y sincero en mi devoción por ella. No había habido obsesión ni desesperación, solo un amor verdadero y profundo.
Aún recordaba el día que Yui se fue, y cómo mi mundo se había derrumbado. La sensación de vacío y pérdida había sido abrumadora, y aún no había logrado cerrar completamente esa herida. Pero incluso ahora, después de todo este tiempo, aún sentía el dolor de su partida, y me preguntaba qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes.
Rin, con su presencia cálida y comprensiva, había comenzado a llenar el vacío que Yui había dejado, pero aún había momentos en que me sentía atrapado en el pasado, recordando lo que había sido y lo que podría haber sido.
Y de pronto, Rin me habló con una sonrisa cálida, "Eres una gran persona. Podrás contar con mi apoyo siempre". Sus palabras fueron un bálsamo para mi corazón, un alivio que me hizo sentir que todo iba a estar bien.
Me sentí agradecido por su apoyo y comprensión, y supe que no dejaría que la tristeza se apoderara de mí. Después de todo, había ido a animarla a ella, y ahora era ella quien me estaba animando a mí.
"Claro, gracias por eso", le dije con una sonrisa. "Bueno, cambiando de tema, ¿qué harás ahora que lamentablemente no pudiste ingresar a la universidad?", le pregunté.
Rin se encogió de hombros, pero con una mirada determinada en sus ojos. "Voy a postular al instituto", me dijo. "No me rindo fácilmente. Voy a encontrar otra manera de alcanzar mis metas". Me sentí inspirado por su determinación y supe que podía contar con su apoyo en cualquier situación.
"¿Qué te parece si aprovechamos para estudiar juntos?", le dije, tratando de sonar lo más casual posible. Pero su respuesta me tomó por sorpresa. "¡Sí, claro!", me dijo con mucha alegría, y al instante se puso colorada, como si se hubiera dado cuenta de que había mostrado demasiado entusiasmo.
Yo solo pude sonreír a su reacción, encontrándola adorable. Me gustó verla tan emocionada por la idea de estudiar juntos, y su alegría era contagiosa. Me sentí contento de haberle propuesto la idea, y sabía que iba a ser una experiencia divertida y productiva.
"Genial", le dije, tratando de contener mi sonrisa. "Puedes venir a mi casa y estudiamos juntos. Mi familia no tiene problema con que vengas".
Rin asintió con la cabeza, todavía un poco sonrojada, pero con una gran sonrisa en su rostro. "¡Perfecto!", me dijo. "Estoy emocionada de empezar a estudiar contigo".
Luego de ese momento tan único, nos fuimos para nuestras casas, cada uno con sus pensamientos y emociones. La verdad, nos despedimos con un nudo en la garganta, como si supiéramos que algo especial había comenzado.
Al llegar a mi hogar, los ojos de mi madre brillaban con curiosidad, esperando que les contara algo emocionante. Pero solo le dije con una sonrisa: "Hay mamá, conozco esa mirada y nada pasó". Mi mamá puso un puchero, como si dijera "Qué malo por no contarle", y solo me reí por su reacción.
Después de la cena, ayudé a limpiar la mesa y los platos, tratando de mantener mi mente ocupada. Pero no podía dejar de pensar en Rin y en los días que vendrían.
Finalmente, me fui a mi habitación, me acosté en la cama y me sumí en mis pensamientos. Me imaginaba a nosotros dos sentados en la mesa, rodeados de libros y cuadernos, compartiendo risas y momentos de aprendizaje juntos.
La idea me llenaba de emoción y expectativa, y me sentía agradecido por tener a alguien como Rin a mi lado. Con una sonrisa en el rostro, me quedé dormido, soñando con lo que el futuro nos deparaba.