Mia Saviano sabe lo quiere desde que era una niña, ser la Capo de la Camorra y no dejará que nada intervenga en su camino, menos el hombre que es su enemigo número uno y al cual deberá matar eventualmente.
Leo Saviano quiere ser presidente de los EEUU y no dejará que ningún escándalo arruine su oportunidad.
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Estadía
Alek
Sigo a Francisca Guzmán mientras explica todo el proceso desde que la cocaína sale de las cocinerías hasta el empaquetado. Está en su elemento y su esposo está prácticamente babeando detrás de ella.
Me dijo la verdad antes. No es competencia para mí. El hombre está tomado y claramente está loco por su esposa. Pero su hijo, no. A ese cabrón lo debo vigilar de cerca.
Miro a mi alrededor y es realmente impresionante lo que han construido aquí. Ming tiene razón. Ellos son los mejores y los necesitamos de nuestro lado.
La hermosa mujer a mi lado mira cada detalle mientras escucha atentamente.
Mía es la mejor y también la quiero a mi lado.
No. No la quiero. La necesito a mi lado y haré lo sea para conseguirlo. Es una promesa.
Sus ojos me descubren mirándola y disfruto ver como sus mejillas se vuelven un poco más rosadas.
–¿Estás escuchando a tu tía? –pregunto mientras me acerco más–. ¿O estás recordando el episodio en el baño? –pregunto casi rozando su oreja con mis labios.
–¿Ya no estás enojado? –devuelve y se cruza de brazos–. No esperaba tu mal humor después de un momento tan agradable.
–¿Agradable? –pregunto levantando mi ceja. No sé por qué, pero la palabra me molesta. Demasiado –. Estuve ahí. Fue más que agradable. Todavía recuerdo tus gritos, muñeca. Y todavía puedo sentir tu sabor en mi boca.
–Muy agradable entonces, ¿feliz?
–Podría estar más feliz si tú tuvieras las agallas.
–Y yo podría estar más feliz si tú no te comportaras como un crío –devuelve molesta–. Te estoy ofreciendo lo que cualquier hombre tomaría sin pensárselo dos veces –agrega levantando su barbilla.
–No soy cualquier hombre, Mía –digo y tomo su barbilla orgullosa en mi mano–. Quiero más. Y sé que tú también lo quieres, pero tienes miedo de aceptarlo.
–Eso no es verdad, Ivanov.
–Oh, lo es, muñeca. Lo veo en tus ojos.
–Estás delirando.
–Y tú te estás engañando –replico.
–Te deseo. Eso es verdad. No tengo por qué negarlo, ambos somos adultos. Pero es algo físico, Alek, nada más.
–Estás mintiendo –insisto.
Mía se ríe. –¿Qué quieres? ¿Quieres que te diga que estoy enamorada como una tonta quinceañera? ¿Que quiero compartir todos mis días a tu lado? Madura un poco, Ivanov. No siento nada por ti aparte de atracción física. Tienes que aceptarlo –devuelve molesta.
–Eres la persona más…–me callo al escuchar unas risas.
Mierda. Olvidé que no estamos solos.
Dante está abrazando la espalda de su esposa, mientras ambos nos miran con diversión.
–¿Recuerdas cuando discutíamos así, mi amor? –le pregunta a su esposa.
–Que tiempos aquellos –devuelve con una sonrisa.
Mía se sonroja y camina delante de nosotros en dirección a una de las máquinas empaquetadoras.
Camino para seguirla, pero Dante me detiene.
–Necesita espacio. Se parece mucho a su padre. Tenle paciencia –pide–. Es una buena chica.
Asiento y comienzo a hacerles preguntas sobre el proceso de producción y el rendimiento, sin dejar de vigilar a Mía.
–Es realmente sorprendente –admito cuando responden mis dudas.
–Tenemos un buen equipo y muy buenos proveedores –dice Francisca–. Al final, eso lo es todo.
–Y tienen excelentes rutas para mover la mercadería.
–Nos costó sangre tenerlas –declara Dante.
Asiento. En este negocio hay que tener las agallas para tomar lo que quieres, sin importar el precio a pagar. Al parecer La Camorra, la ´Ndrangueta y el Cártel de Sinaloa lo hicieron.
Por eso los necesitamos de nuestro lado.
Un Jeep derrapa cerca de Mía y por supuesto de él baja el niñato rubio con ínfulas de gánster.
Imbécil.
–Con permiso –me disculpo cuando veo al idiota jugueteando con el cabello de Mía mientras le pone su brazo sobre sus hombros.
–¿Qué me dices? ¿Una noche? Te divertirás –Escucho que le dice.
–Ya no tengo la energía para ir a un Club a bailar, Massimo. Soy mayor que tú.
–Tienes solo cuatro años más que yo. Y sí que tienes la energía –insiste.
–Créeme cuando te digo que me siento mayor –replica Mía, luciendo cansada. Me pregunto si parte de la tensión que veo en sus ojos se debe a mí.
Massimo niega con la cabeza y le sonríe. –Irás. Sé que lo harás. Puedo ser muy persuasivo cuando me lo propongo, preciosa.
–Ya dijo que no –interrumpo–. Mía –la llamo.
–Estoy ocupada –devuelve.
–Y yo estoy hasta la madre de recordarte que hagas tu puto trabajo –siseo.
Massimo me empuja. –Le vuelves a hablar así y te haré tragar tu puta lengua.
–No me hagas reír –replico furioso–. No tengo tiempo para perder con niños.
Massimo se acerca con ganas de pelear y Mía se interpone entre ambos. Tomo su brazo y la saco de inmediato del medio. Yo puedo controlarme, pero no confío en este niño. Podría lastimarla en un arrebato.
–Hombres –gruñe molesta–. Sé cuidarme –me recuerda–. No necesito tu ayuda. –Se gira hacia el niño–. No quiero ir a un Club. Estoy trabajando y si de mí depende me iré en las próximas horas. La compañía no es la mejor –agrega haciendo reír al niño–. La próxima vez que venga a la hacienda iremos donde quieras.
Massimo le guiña un ojo antes de entrar a la cocinería.
–Debería romperle las piernas –mascullo.
Pone los ojos en blanco. –No te lo aconsejaría. No saldrías vivo de aquí.
–No me conoces si crees eso.
Respira profundamente. –Terminemos con esto.
–Quiero conocer a los proveedores –miento–. Es importante para mi negocio.
Una tormenta de emociones negativas se arremolina en sus preciosos ojos.
–Está bien –concede después de unos segundos–. Pero no presiones demasiado, Ivanov. No me quieres ver enojada –agrega antes de caminar hacia Dante.
Sonrío. No quiero volver todavía. Me gusta tenerla cerca y sé que eso no lo lograré ni en Nueva York ni en mi hogar.
Por ahora, lo único que puedo hacer, es extender mi estadía en México lo más que pueda.
Que seáis muy felices mis amores 🥰
GRACIAS VALENTINA
Gracias señor por ayudar a esta pareja y su bebé
Por otro lado mia pensando en cómo organizar la boda y el vestido y los invitados
Hay mucho trabajo por delante
Y de paso ayuda tb a leo con la recuperación al saber que su mujer está mejorando
POR FAVOR UN MILAGRO 🙏
Paciencia amor 🥰
Date una oportunidad para ser feliz