Siendo Esa Princesa

-¡Chasy, no lo dejes escapar!- las instrucciones del líder de los Caballeros de la sombra a los otros 6 miembros.

Los duros caballeros bajo las órdenes del Emperador se dispersaron inmediatamente para cumplir con sus deberes.

Tratando de espolear a sus caballos lo más rápido posible para atrapar a un hombre vestido de negro que sospechaban que era el autor intelectual del sangriento incidente en la capital.

-¡Detente!- El hombre vestido de negro detuvo inmediatamente su caballo cuando una espada presionó contra su cuello desde atrás.

Fionn, el líder de los Caballeros de las Sombras, aparentemente logró saltar sobre el caballo del hombre vestido de negro mientras el hombre estaba ocupado evitando a sus hombres y no se dio cuenta de que Fionn estaba tan cerca por detrás.

-¡Oblígalo a bajar!- Ordenó el caballero Bennett.

Fionn asintió. Obligó al hombre vestido de negro a acostarse con el cuello todavía sujeto con una espada.

-¿Quién te dijo que lo hicieras?- Sin tener cuidado, el caballero Bennett llegó inmediatamente al meollo del problema después de haber logrado previamente quitar la capa que cubría el rostro del perpetrador.

El hombre calvo guardó silencio. Sus ojos no transmitían el más mínimo temor a la intimidación por parte de los Caballeros.

Fionn le dio un puñetazo al estómago del hombre. Sin embargo, parece que todavía se resiste a hablar.

-¡Responde la pregunta formulada! O no, lo harás ahora mismo- En lugar de tener miedo, el perpetrador se rió de Fionn.

Inesperadamente por nada, de repente sacó algo en forma de una pequeña jarra de debajo de su bata y bebió el contenido del objeto.

No mucho después, todo su cuerpo sufrió convulsiones y las venas parecían negras. El caballero Bennett y los demás inmediatamente entraron en pánico cuando vieron esto.

-¿Que está mal con él?- Preguntó Fionn mientras tocaba el cuerpo que ya estaba tambaleándose.

El caballero Bennett agarró la pequeña botella con forma de jarra de antes.

Olió el olor de la bebida y rápidamente apartó la nariz por reflejo.

-¡Esto es veneno mágico!- él dijo.

Fionn y los demás guardaron silencio. Miró al autor de la explosión, que ya no se movía. Parece que se suicidó deliberadamente para proteger la identidad de la persona que se lo ordenó.

-¿Y ahora qué? El rastro del principal perpetrador está completamente cortado- Fionn dijo desesperadamente.

-¡Revisa el cuerpo! Quién sabe, tal vez podamos encontrar incluso la más mínima pista.

-¡Bien!- Fionn asintió.

-Regresaré al palacio para informar al Emperador. Chicos, limpien el cuerpo de este hombre- el caballero Bennett ordenó a sus otros compañeros.

-¡Bien!- Todos asintieron simultáneamente.

......................

En el palacio, Ashlan, que escuchó el informe del Caballero Bennett, se enojó mucho. Al parecer, alguien quería jugar un elaborado juego con él.

Independientemente de quién fue el principal cerebro detrás de la explosión que cobró tantas víctimas, Ashlan pudo concluir que esta figura debe ser la misma detrás de su pérdida en el pasado.

-¡Su majestad!- Fionn, que llegó con prisa, aumentó la complejidad de los pensamientos de Ashlan.

-¿Qué quieres?- preguntó con total naturalidad.

-Con respecto al cuerpo de esa persona, él...- Fionn detuvo su frase para obtener oxígeno.

-Él no tenía lengua- el caballero Bennett y Ashlan se miraron. Como si entendieran los pensamientos del otro, asintieron al unísono.

-Investiga el templo en la ciudad de Sil. ¡Dentro de una semana, deberías encontrar evidencia de la participación de su gente en el incidente de la explosión!

-¡Si su Majestad!- Fionn asintió obedientemente.

El templo de la ciudad de Sil, que se encuentra en el lado más cercano a la frontera con el continente Tran, es un templo que alberga a criminales arrepentidos.

Como penitencia, todo aquel que quiera profundizar su conocimiento espiritual en el templo deberá cortarse la lengua como símbolo de seriedad.

Generalmente se les pide que lleven a cabo misiones humanitarias que ponen en peligro vidas. Sin embargo, Ashlan nunca esperó que ciertos individuos explotaran su existencia de esta manera.

Quién sabe quién fue el perpetrador, Ashlan estaba seguro de que la persona que les lavó el cerebro para llevar a cabo la explosión definitivamente no era cualquiera.

A diferencia de Ashlan, que tuvo que afrontar una polémica complicada, Diana tuvo que adaptarse a los nobles que de repente se volvieron amables con ella.

Desde la explosión, los rumores sobre sus poderes mágicos se han extendido por todo el país. Muchos de ellos empezaron a aceptar y reconocer a Diana como su Reina.

De hecho, varias chicas nobles compitieron para convertirse en las doncellas personales de la Reina.

-¿Qué tan grande es mi magia, Lanie?- Diana le preguntó a Mulanie.

-¡Por supuesto, Su Majestad! Todo el mundo sabe que el dueño de la magia curativa es un humano de la casta más alta entre los magos.

-¿Mi casta es superior a la del Emperador y el gran mago?- Mulanie asintió vacilante.

-Sí, se podría decir así.

Diana se rió alegremente ante las palabras de Mulanie. Imaginar que estaba dando órdenes a Ashlan y oprimiendo al hombre cruel a su antojo realmente mejoró su estado de ánimo.

-Ja... Sólo imaginarlo me hace feliz. Especialmente si lo tengo en mis manos- pensó Diana.

-Pero, ¿cómo puedo volver a usar esa magia?

Diana con sus manos hace el estilo de Spiderman para sacar una telaraña.

-¿O es así?- Cambió de estilo a Doctor Strange, quien emitió un escudo mágico.

-¿Su majestad?- Mulanie se sintió incómoda al ver el comportamiento de Diana.

La razón es que se vio a varios sirvientes que pasaban conteniendo la risa ante el ridículo comportamiento de Diana.

-Estoy practicando, Lanie. ¡No me molestes!- refunfuñó mientras continuaba concentrándose en lanzar magia en varios estilos que conocía a través de las películas que veía a menudo.

-No tienes una cita con Lady Gritte ahora?

¡Uf! Finalmente Mulanie recordó eso. Por supuesto, esto puede evitar que el comportamiento ridículo de la Reina sea el centro de atención sin tener que ofenderla.

-Ah, qué bueno que me lo recordaste, Lanie. ¡Démonos prisa!- dijo Diana, quien volvió a su modo elegante.

Caminó con Mulanie hacia el jardín para encontrarse con Lady Gritte. La única hija de un rico noble de la familia del Conde Wolfegg.

Al llegar allí, Diana saludó amistosamente a Lady Gritte. Al igual que su trato hacia otras mujeres nobles.

No hubo ninguna reacción exagerada en respuesta a los elogios o las dulces palabras de Lady Gritte.

Para Diana, que ya conocía la verdadera naturaleza de estás mujeres, sólo las recibió como una formalidad. No había ningún deseo real de acceder a las solicitudes de quienes querían inscribirse para ser sus sirvientes o asistentes personales.

-Si Lady quiere inscribirse para ser mi asistente personal, entonces comuníquese directamente con Mulanie.

-Ella será quien seleccionará a los que son aptos para ingresar y a los que no- Lady Gritte miró sarcásticamente a Mulanie quien solo permaneció en silencio.

Con una expresión plana. Desde el principio, Diana delegó todas las decisiones en Mulanie.

¿La razón? Porque Mulanie es la única persona que está dispuesta a servir y ser su amiga sin importar su estatus anterior.

Esto es muy diferente de las chicas nobles que ahora luchan por el mismo puesto que Mulanie. Si la chica quisiera compartir deberes con otras chicas nobles, por supuesto que Diana no tendría ningún problema. Pero no lo haría.

-¡Entonces, si me disculpa, señora! ¡Aún tengo muchas cosas de las que ocuparme esta tarde!- dijo Diana mientras se levantaba de su silla.

Lady Gritte también se levantó rápidamente. Hizo una reverencia, saludando a la mujer de cabello castaño que lo hacía sentir avergonzada.

Sí, es una pena porque el carisma de Diana resulta muy fuerte cuando se ve de cerca.

-Tenga cuidado, Su Majestad.

Diana asintió. Ila se alejó con gracia de su mesa y entró en un jardín de flores lleno de rosas blancas, no muy lejos de donde había estado.

Su rostro se puso rojo brillante cuando se detuvo en una hilera de flores que parecían balancearse a pesar de que no eran arrastradas por el viento.

En un suspiro, gritó:

-¿No tienes otras obligaciones además de acecharme?- gruñó Diana con irritación.

Los dos hombres escondidos allí jadearon e inmediatamente aparecieron con expresiones de fingir no saber nada.

-¿A que se refiere Reina? Todo esto es por el caballero Bennett- Preguntó Ashlan, señalando al hombre que estaba a su lado.

El caballero Bennett lo miró objetando. ¡De ninguna manera! Después de sufrir varias veces pinchazos de espinas de rosas y mordeduras de hormigas, ahora su propio primo lo convierte en chivo expiatorio.

-¡Hablo de ustedes dos!- Diana respondió mientras se cruzaba de brazos frente a su pecho.

Mulanie pareció sonreír un poco al ver el estado de los dos grandes hombres. Se veían algunas manchas rojizas en brazos y mejillas.

No sé si fueron picados por insectos o algo así, pero Mulanie simplemente se sintió rara por su comportamiento tonto.

-Yo no acosé a la Reina. Su Majestad el Emperador sí lo hizo. Solo soy un subordinado que se rinde y se somete a sus órdenes- dijo el caballero Bennett a la defensiva.

Ashlan quedó perplejo ante la confesión del Caballero Bennett. Quería golpear la boca de su primo pero por supuesto no delante de la Reina. Como resultado, finalmente admitió algo.

-Sólo quiero saber qué hizo mi Reina mientras estuvo aquí.