Alpha

Hace mucho tiempo que Mar Dumont sabía quién era su mate, aunque ella no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, todavía recuerda cuando ese cabeza de zanahoria le echó jalea de fresas en plena clase de gimnasia y la mancha parecía período, desde ese día lo odió más de lo que ya lo hacía.

Ahora el muy tarado vivía como un sabueso detrás de ella, siguiendo sus pasos y rogando por su atención.

- Nena, sé que he sido un patán, por favor sé mía. - le decía mientras estaba de rodillas frente a la rubia de hermosos ojos azules.

- ¿Acaso deliras, perro sucio? ¿Se te olvida que por tu culpa fui el hazmerreír de todos en la escuela? - decía la chica altiva.

Ese tonto pelirrojo le encantaba, después del mal momento que la hizo pasar, los padres de él, se lo llevaron a Irlanda del Norte, donde su tío abuelo para que lo disciplinara. Al regresar pudieron reconocerse como mates, pero ella simplemente lo ignoró y se dedicó a rechazar al lobo de mirada azul. No un rechazo formal, pero si lo rechazaba evitándolo. Ya lo tendría comiendo de su mano, bueno, aún más.

- Sé que siempre fui un patán, porquería, miserable, cruel... - recitaba el pelirrojo.

- Poco hombre. - completa ella.

- Todo lo que tú quieras nena, pero dame una sola oportunidad de demostrarte que la diosa Luna no se equivocó conmigo. - seguía con sus manos juntas en posición de ruego y sus rodillas en el suelo arenoso del campo de juego de la universidad.

- Déjame pensarlo. - el lobo de cabellos de fuego sintió, mientras esperaba ansioso la respuesta de su linda lobita - ¡NO! Tendrás más que hacer, que arrodillarte para obtener algo de mí, creepy-wolf.

¿Le había llamado espeluznante?,ya la castigará por insolente, ya verá, se repetía mientras la veía alejarse por el sendero hacia el campus.

Jamás se imaginó, que justo la niña a la que molestaba fuese su destinada, de algo está seguro, nunca hubiera hecho tantas estupideces en contra de ella.

Y a decir verdad, era toda una diosa, la edad le había sentado de maravilla.

- Creo que tendrás mucho trabajo para poder llegar al corazón de mi prima, ella es igual a nuestra abuela Rebecca, tiene un carácter fuerte, ¿por qué crees que mi abuelo parece perro faldero? - le dice Charles quien vino a buscar a su linda profesora.

El pelirrojo no se daría por vencido, esa linda omega tenía que ser suya completamente, la enamorará más allá del vínculo de mates y después ya no podrá escapar de él.

Con ese pensamiento se marchó a su casa, donde sus padres lo esperaban para almorzar, le preguntaron cómo le había ido con Mar, como siempre, les dijo que de la patada, que ella parece gozar con su sufrimiento, sus padres lo volvieron a reprender por sus actitudes en contra de esa niña que para ellos, es un ángel.

Mañana iniciaría su operación enamoramiento, sacaría ese lobo romántico que quién sabe en dónde mierda lo tendrá, pero por ella está dispuesto a lo que sea.

Mar por otra parte, se hallaba acostada ya en su cama, mirando el techo decorado con lucecitas que se asemeja al firmamento, recordando esos preciosos ojos azules de mirada intensa que le desnudan hasta el alma, ¿quién iba a pensar que el pesado de Conan Walsh, iba a ser su destinado, su bisabuela y sus locuras, pensó.

Con los pensamientos en ese cabeza de zanahoria, se durmió, dejándose llevar por Morfeo al país de los sueños.

Conan Walsh y Mar Dumont.