segunda parte de mi hermoso vagabundo.
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CAPÍTULO 14
(Rocío Martínez)...
He estado pensando en Sam todo el día, me siento extraña e inquieta. Me acerco a la ventana que da al patio para distraerme y observo a Jonathan platicando con uno de los hombres que tenemos de encubierto en la mansión de mi esposo.
Salgo de la casa para ir dónde están ellos.
_ ¿Sucede algo? _ inquiero al observar la tensión en el rostro de mi amigo Jonathan.
_ Sam se encuentra en el hospital, esta mañana lo llevaron de urgencia _ me suelta sin anestesia.
Intento con todas mis fuerzas controlar el impulso de salir corriendo al hospital, pero me es imposible, ya que el hombre que amo está ingresado en un hospital y yo aquí sin hacer nada.
_ ¡Necesito ir al hospital! _ le grito a Jonathan.
_ Señora... El señor Warren tiene prohibidas las visitas. Se encuentra en compañía de su madre y esa mujer llamada Amanda _ me cuenta el informante.
_ Créeme que lo sé, pero tengo que ir. Entiéndeme por favor, Sam me necesita _ le ruego a mi amigo.
Jonathan rueda los ojos y sacude la cabeza, porque sabe perfectamente que con lo terca que soy, iré con ellos o sin ellos por Sam al hospital.
_ Vamos, en el transcurso del camino, veremos cómo idear un plan para entrar a ver a Sam _ nos dice Jonathan caminando hasta su carro.
Minutos más tarde...
Llegamos en pocos minutos al hospital. El informante decide quedarse en el carro esperándonos ante cualquier eventualidad.
Con Jonathan nos adentramos al hospital, y él es quien pregunta en informaciones por Sam.
_ Habitación 204, tercer piso _ le responde amablemente una mujer.
Tomamos las escaleras hasta llegar al tercer piso, en donde claramente se encuentra Sam, ya que están sus escoltas custodiando la puerta de su habitación.
_ ¿Qué hacemos ahora? _ le pregunto con un vacío en mi estómago al saber que no puedo correr a los brazos de mi amado.
_ Ven, sígueme _ lo sigo sin decir nada y entramos a una sala del personal del hospital.
A nuestra suerte encontramos unas batas blancas, gorras y tapabocas.
_ Yo iré primero, estando adentro me sigues y llevas ese carro con insumos médicos, sin llamar la atención de nadie _ me ordena.
Asiento con la cabeza y me quedo viendo por la puerta cómo Jonathan entra sin problema a la habitación de Sam.
Tomo el carro con los insumos médicos y me detengo cuando observo que una mujer sale de la habitación.
Intento enfocarme en mi objetivo. Sé que no puedo permitirme que los celos y la rabia se apoderen de mí, justo en este momento. Puesto que esa mujer rubia piernas largas, debe de ser la impostora con la que mi esposo duerme todas las noches en su cama.
Me calmo cuando se va y salgo rápido por el pasillo, ocultándo la cara para que no me reconozcan.
_ Buenas tardes_ saludo a los escoltas mientras toco la puerta para entrar.
_ Vamos, entra _ me dice Jonathan.
Me suelto a llorar apenas cruzo el umbral de la puerta, nunca imaginé verlo así, tan indefenso y vulnerable en esa fría camilla.
Camino hacia él, tomo su mano y de inmediato Sam abre los ojos.
_ Sam _ me mira y luego observa a Jonathan que se encuentra a mi lado.
_ Te amo Sam... Tienes que recordar... _ susurro.
Se escuchan voces en el pasillo. Suelto su mano y mi adorado Sam vuelve a cerrar los ojos.
_ Ya no más con esta mierda, Jonathan. Me llevo como sea a Sam de aquí _ le advierto a mi amigo.
_ Piensa con claridad Rocío, es muy arriesgado hacerlo ahora.
_ Me vale un carajo, mira cómo lo tienen _ le respondo.
La puerta de la habitación se abre de golpe... Es la madre de Sam quien viene hablando por teléfono.
_ Señora Warren, muy buenas tardes, el médico a cargo nos envió por su hijo, debemos llevarlo a la sala de rayos _ dice Jonathan antes que la bruja de Charlotte hable, mientras que yo, intento ocultar mi rostro dándole la espalda para que no me reconozca.
_ Bien, no demore _ responde con un tono frío, mientras sigue hablando por teléfono.
Rápidamente quitamos el seguro de las ruedas de la camilla y la empujamos para sacar a mi amado Sam de ahí.
Sintiendo por primera vez un pequeño rayo de esperanza cuando logramos salir por completo al pasillo. Aunque la adrenalina recorre todo mi cuerpo, las piernas me tiemblen, mi corazón me pide que corra para sacar pronto a Sam y mi cabeza me pide, que camine con cautela para no llamar la atención y ser descubierta.
_ Hey... ¡Devuélvanse! _ nos grita la madre de Sam.
No quiero hacerle caso, pero antes las circunstancias nos vemos obligados a detenernos, cuando toda la gente a nuestro alrededor nos observan.
Miro a Jonathan a los ojos, pensando en algún plan para salir de aquí. Pero no lo consigo, puesto que la bruja de Charlotte Warren me jala fuertemente del brazo para darme la media vuelta y quedar frente a sus ojos.
_ Tú... _ en menos de un segundo estoy frente a la maldita mujer que me arrebató a mi esposo hace un año.
Charlotte intenta quitarme el tapabocas y no lo consigue gracias a Jonathan que me ayuda a zafarme de su agarre, viéndome en la obligación de salir corriendo, dejando a mi amado Sam en las garras de su madre.
_ ¡Deprisa! ¡Corre! _ me grita Jonathan, mientras los escoltas de Charlotte nos persiguen.
Corro bajando las escaleras, mi corazón está a mil por hora al sentir que se me viene encima uno de ellos.
Gracias a un gran salto que doy logro esquivar su agarre. Alcanzando a salir del hospital, para luego subirnos rápidamente al carro donde nos espera con las puertas abiertas el informante.
Me subo al asiento trasero y salimos a toda prisa sin ser perseguidos. Me quito el uniforme de enfermera y el tapabocas, la barbilla me tiembla y no puedo contener las lágrimas maldiciendo una y mil veces, mi maldita suerte al quedar expuesta frente a esa mujer.
que explote la bomba y dinamiten a esas brujas desgraciadas de la vida de Sam