De la novela "Los hijos que me dio la vida", de la cual surgieron tantas historias con cada uno de sus personajes más relevantes, llega ahora la historia de Emma e Isabella: dos hermosas niñas que fueron la cereza del pastel y la cura para un par de almas rotas. Dos personas que fueron víctimas de la vida y de las circunstancias, pero que, juntos, sanaron y dieron vida a sus dos princesas.
Ahora, esas pequeñas han crecido. Las gemelas maravilla tienen 27 años y han vivido una vida cargada de locuras, ingenio, travesuras y momentos llenos de risa. Comparadas con sus hermanos —en especial con Duván, el más revoltoso—, ellas siempre llevaron todo al extremo. Nunca hubo tranquilidad en ese hogar, pero heredaron el corazón noble de sus padres. Aunque son mujeres alocadas, poseen muchas virtudes y una lealtad inquebrantable.
A sus vidas llegarán dos personas que les robarán la razón y harán palpitar sus alocados corazones. Acompáñenme en esta nueva aventura.
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CAPITULO DIECISÉIS
Fuimos a una heladería, me pedí una banana split, estaba deliciosa, mis padres pidieron de a cono para cada uno, después de terminar mi padre pagó y nos fuimos a buscar el auto que lo habíamos dejado en el parqueadero del hospital, iba mirando mi celular, sin prestar atención a mi alrededor.
De repente sentí necesidad inmensa de mirar hacia la entrada del hospital, a lo lejos vi una silueta muy conocida, parpadee varias veces y luego sacudí mi cabeza, cuando volví a mirar en esa dirección, ya no había nadie, mi padre me vio y se acercó a mí.
- que pasa hija, ¿estás bien?_ me preguntó sacándome de mis pensamientos.
- Sí, creí ver a alguien, pero creo que hoy ha sido un día lleno de emociones, por eso creo que ya comencé a alucinar, necesito descansar _ le dije y él asintió.
- Así es, entonces vamos, súbete al auto, llegaré rápido a casa_ me aseguró papá.
Di un último vistazo al hospital, pero no vi a nadie. Mi corazón latía con fuerza, pero no pude saber por qué, así que me subí y mi padre se puso en marcha. Llegamos a la casa 20 minutos después.
Me fui a mi habitación, abrí mi laptop y comencé a buscar en mis redes sociales a Agustín, pero había muchos nombres que coincidían, además de múltiples fotos de perfil, en algunas, se dejaba ver el rostro de la persona detrás del nombre, Pero en otras no, y fue difícil para mí. También me puse en contacto con la agencia con la que realicé mi viaje a Colombia, para poder tratar de localizar al guía de la excursión en Murillo, quizás él tenía el dato de las personas con las que hicimos la caminata, quizás así, podría hallar a Agustín.
Pasaron 2 semanas, la agencia se comunicó conmigo, tuvieron que recurrir a varias personas, hasta que finalmente lograron conseguir el número de teléfono de Agustín, cuando el asesor me lo envió por WhatsApp, mi cuerpo se sintió caliente de inmediato, aunque estás semanas las sentí eternas, ahora que tengo el número en mis manos, me puse muy nerviosa, ¿y qué le digo?, ¿cómo debo saludarlo?, ¿él querrá hablar conmigo?, ¿cómo debo darle la noticia?.
- ¡Emma, Emma! _ mi hermana me sacó del trance.
- perdón, tengo muchas cosas en la cabeza, no sé si podré hablar con el _ fui sincera.
- Pusiste mucho esfuerzo para conseguir el número de Agustín, ahora sé valiente y llámalo, lo peor que puede pasar es que no quiera saber nada de ti, y eso ya es algo extremo _ mi hermana tenía razón.
- Está bien, lo llamaré _ agarré mi celular, marqué el número, primero salió un audio pregrabado, dónde me decían que estaba intentando realizar una llamada internacional, confirmé la opción, Pero tan pronto la llamada entró, el teléfono se fue a buzón, "El número marcado no existe o se encuentra desactivado" decía la contestadora, colgué y retiré lentamente el celular de mi oreja.
- te corrijo hermana, lo peor que puede pasar no es que no quiera saber de mí, lo peor que puede pasar es que su línea haya sido discontinuada _ dejé el celular a un lado, me tapé los ojos y comencé a llorar.
Isabella me abrazó y acarició mi espalda, hasta que me calmé, nos apartamos del abrazo y limpié mis lágrimas, mi hermana me miraba con evidente tristeza en sus ojos.
- Hiciste todo lo que pudiste, si no fuera por tu embarazo, tú no estarías haciendo todo esto, y no podemos culparlo a él, tú tenías más información y formas de tratar ubicarlo, él ni siquiera tiene tu número, solo el que conseguimos cuando estuvimos en Colombia, y ese número también quedó inhabilitado. Si necesitas algo, aquí estoy para ti, no vas a estar sola, te lo prometo _ me dijo.
- Gracias, por ahora creo que saldré a dar un paseo, necesito aclarar mi mente, además, necesito ir al consultorio y ver cómo van las cosas por allá _ dije, me puse de pie, fui al baño, tomé una ducha, luego me cambié y me puse ropa cómoda, me maquille un poco y salí de casa.
Fui directamente a la playa, allí caminé un rato por los alrededores, me compré un vaso con fruta, me lo comí mientras iba haciendo mi recorrido. Después de media hora de caminata, me fui al consultorio, quedaba muy cerca de ese lugar, cuando llegué, estaban atendiendo algunas consultas, estos días contraté a un dentista y a un odontólogo, ellos han sido de mucho apoyo en este tiempo.
Llegaron dos chicas más, me encargué personalmente de atenderlas, aunque anímicamente estaba mal, sabía que hacer lo que más me gusta, me iba a ayudar, y realmente funcionó, hice un buen trabajo con las dos, luego les agende una segunda revisión y se fueron satisfechas.
- Jefa, ¿usted va a retomar sus labores?_ preguntó el dentista.
- Sí, voy a retomar todo, pero si tú duda es, si tu trabajo va a terminar acá, la respuesta es no, ustedes han hecho un buen trabajo, no he recibido quejas, y aunque al principio no pensaba tener más de una personas a mi cargo, creo que es una buena opción hacerlo, tenemos el espacio suficiente_ dije pensando en las reformas que debía mandar a hacer.
- Muchas gracias, de verdad necesito el trabajo, y fuiste la única que me lo dio, hace poco me casé, y justamente una semana después de la boda, mi esposa me dijo que estaba en embarazo, no puedo quedar desempleado_ algo en mi dolió, ¿cómo habría reaccionado Agustín? Me obligué a sonreír, ya que no me gusta mostrar mis emociones a personas ajenas a mi familia.
- No te preocupes, puedes conservar tu empleo, y si tu desempeño es bueno, te puedo dar un mejor contrato _ aquel chico asintió rápidamente muy emocionado.
- Muchas gracias, daré lo mejor de mi_ dijo y yo asentí.
- Me alegra escuchar eso_ hice una breve pausa _ ¿Hay más consultas por atender?_ él negó.
- No, ya todas las citas del día se atendieron _ respondió.
- ok, entonces ya pueden irse a descansar _ apenas eran las 3 de la tarde, pero si llegaba alguien, lo podría atender sin problema.
Ellos recogieron sus implementos, los dejaron esterilizados, limpiaron los consultorios y yo me quedé en la recepción organizando los documentos e imprimiendo la lista de las consultas programadas para el día siguiente. Ya eran casi las 5 de la tarde, no había llegado nadie más, así que comencé a apagar las luces del fondo, llegué a la recepción y cuando estaba guardando mi celular en el bolso, escuché la puerta principal abrirse.
- Hola, ¿ya no habrá más servicio por hoy? _ Esa voz, mi piel se erizo.