Mientras Tu No Estabas. Dinastia Beaumont

Kat no lo podía creer a varios metros de distancia y sentado a otra mesa, Karim, cuya actitud parecía la de un rey, estaba rodeado de botellas de champán y bellas mujeres que rivalizaban por llamar su atención. Estaba en su salsa.

Lo estaba mirando cuando vio ingresar a Henry acompañado de Alexos y Chris.

Ella los miro con el ceño fruncido. Los haría sudar a los tres.

— Kat vamos a la mesa le dijo Xiomara, hasta ese momento ella había mantenido distancia de los tres jóvenes y de cualquier hombre.

— ¿Quieres una copa Kat?, pregunto Leonidas.

— No, quiero bailar ¿a alguno le interesa?, pregunto ella. Leónidas Pallis fue el primero en ponerse de pie. Kat lo tomó de la mano y tiro de él hacia la pista.

Con cada paso que daba, Kat parecía envolver a todos en un hechizo, hipnotizando a quienes la miraban con sus sensuales movimientos.

Leonidas, era un gran bailarin juntos, formaban una pareja perfecta en la pista de baile, atrayendo todas las miradas hacia ellos.

Los movimientos de Kat eran seductores y llenos de poder, moviéndose con seguridad a cada paso. Los brazos de Leonidas rodeaban su cintura con mucha seguridad, Leónidas la hizo girar y vio la mirada de desaprobación de Henry.

No tardaría mucho en levantarse y montar una escena.

— ¿Porque no vamos a un lugar más íntimo?, pregunto Leonidas.

Ella negó con la cabeza, y se dirigió hacia la mesa, no seguiria animando a Leonidas. Tomó una botella de agua y bebió un sorbo.

Mientras tanto, dos mujeres que iban vestidas de manera muy sexy hacían ante Karim y sus acompañantes una ridícula y sensual danza del vientre. Kat se puso de mal humor al verlas, Karim levantó la cabeza y ella notó que la miraba con los ojos brillantes. Le hizo un gesto para que se acercase, como si fuese una camarera, su perrito faldero o algo peor. Kat se puso tensa e ignoró la señal.

— ¿Jaul quieres bailar ?, pregunto ella.

Él se puso de pie, y la tomo de la mano guiándola a la pista sintió como la agarraba y la apretaba contra su cuerpo.

Ella se reia, sus movimientos enérgicos y sensuales animaron al joven Jaul. La música fluía entre sus pasos perfectamente sincronizados.

No paso mucho tiempo cuando Stus se acercó y le dijo algo en árabe a Jaul.

— Ahora vuelvo dijo Jaul que se acercó a su hermano, ella percibió la tensión entre ambos y Jaul ya no regreso.

Henry sonrió era una sonrisa burlona. De Chris ya no había ni rastro y Alexos parecía aburrido.

 — ¿Bailas?, pregunto un hombre a sus espaldas. Ella se giró y lo miró sonriéndole asintiendo y dejó llevar por la música y se puso a bailar. Sus ojos fueron a reposar sobre el hombre. Era alto, de pelo oscuro y tremendamente atractivo y algo mayor. Estaba en su salsa porque todas las mujeres lo estaban mirando y se debía de sentir como un niño en una juguetería. Kat se dio cuenta de que la estaba mirando descaradamente, ahora si los haría sudar.

— Me llamo Sebasten dijo el levantando su mano para deslizarla sobre su cuello.

— Soy Kat dijo ella.

—¿Cuántos años tienes? -preguntó Sebasten, un poco molesto por la mirada distante de sus ojos. No estaba acostumbrado a que una mujer no le prestara el cien por cien de su atención mientras continuaban su danza sensual y apasionada.

— Dieciocho dijo ella, ¿ tu cuantos tienes?.

— Veintiocho dijo él, mientras deslizaba su mano por la espalda desnuda de ella.

Él la hizo girar y apoyándola de espaldas contra su pecho, Kat sonrió y por primera vez levantó la vista, Henry estaba colérico, Alexos le estaba diciendo algo, pero lo peor era la mirada de Karim, ella sonrió había conseguido su objetivo.

Sebasten le corrió el cabello y coloco su boca cerca del oído a de ella.

— Me vuelves loco, murmuró Sebasten, ella sonrió como una tonta. Él deslizó la mano por el vientre de Kat, ella se la detuvo.

— Tanto como para irnos a otro lugar dijo ella. Sebasten la hizo girar y la miró a los ojos.

— ¡Tanto como para hacerte mía! -contestó él abrazándola. Con tanta seguridad agarrándola de la cintura, Sebasten la condujo hacia las escaleras.

Estaban en la punta de la escalera cuando Henry apareció y tomó a Kat del brazo empujando a Sebasten, y empezó el caos empujones de custodios, gritos y golpes.

Un custodio tomó a Kat y la llevó a través de las puertas de salida, pero después la sorprendió abriendo otra puerta que había en el pasillo. Kat dudó.

 –¿Adónde me llevas? –le preguntó con el ceño fruncido. Karim la estaba esperándola, parecía furioso.

— ¿ Porque me trajeron aquí?, pregunto ella

— Tú sabes muy bien por qué, él le hizo un gesto a su guardia para que se marchara. Kat lo fulminó con la mirada. Karim apretó los dientes. << porque estaba ahi >> pensó con frustración. Había intentado alejarse de ella, pero eso tampoco había funcionado. Era como un puzle al que le faltasen varias piezas: incomprensible y exasperante. Allí estaba, decidida, con los bonitos ojos azules mirándolo de manera desafiante y enfadada y la barbilla alzada de manera combativa, retándolo a llevarle la contraria. Karim juró en voz baja en arabe. Kat estaba loca, era demasiado complicada para él. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Qué estaba haciendo detrás ella? Tenía que haberse olvidado de ella tras el primer desplante... Eso habría sido lo más sensato. Y Karim era, sobre todo, un hombre sensato.

Karim pensó que las mujeres eran muy raras, y que aquella era todavía más rara que la mayoría.