La vida en la época victoriana años después de la segunda revolución industrial y de las dos guerras del opio. Está es la vida de un profesor con su hija y la maldición del vestido azul.
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Los Michaels y los abuelos.
La señora Michaels se fue de la cocina, poco después de ver cómo su hijo come a besos a Sophia.
- Querida ¿No que ibas a ayudar a Sophia? – Arthur está preocupado por la repentina aparición de su esposa en la sala.
- Ya casi ha terminado de cocinar, huele muy bien.
- No sé va a arrepentir de probar su sazón. – Asegura Thomas.
En ese instante salen Sophia y Philip, ellos empiezan a poner la mesa.
- La cena está lista. – avisa Philip – estamos poniendo la mesa.
Los tres adultos pasaron a la mesa y se dejaron servir por Sophia, pero es Philip quien sirve a Sophia con una gran sonrisa, Arthur está atento a los gestos y movimientos de su hijo y nota que Sophia responde al trato.
La cena fue amena, la disfrutaron mucho, los Michaels se fueron muy agradecidos.
- Mamá, papá. Mi novia me dará mañana la dirección de sus abuelos.
- ¿Ella sabe dónde vives? – comentó su padre.
- No, pero yo puedo recoger el papel mañana antes de ir a la universidad. Siempre voy a verla.
- ¿Cómo? - los Michaels están sorprendidos ante la confesión de su hijo.
- Amo a Sophia, es hermosa.
- Sí, lo es. – dice la madre - pero no vayas a dejar la universidad por ella.
- Lo sé, ella también se preocupa para que no deje la universidad, pero me voy a casar con ella, estoy convencido que será pronto.
- Hijo – toma la palabra el padre – se razonable, primero son tus estudios.
- Terminaré mis estudios, pero no puedo estar lejos de Sophia.
- Primero tus estudios y te prometo que la fiesta de tu boda será grandiosa.
- Pero si Sophia y yo no podemos resistirnos, nos casaremos antes.
- Aprende a controlar tus deseos y tus impulsos. Tu matrimonio podrá ir mal.
- Haré mi mayor esfuerzo, pero si no logro dominar mis deseos ¿Me darás tu bendición?
- Estas ciego y sordo muchacho, te estamos hablando por tu bien. Primero tus estudios, además ella tiene que cuidar de sus hermanos, ellos son pequeños.
- Criar hijos toma tiempo. – su madre concluye – su labor con Iván es total, ese bebé necesita mucho cuidado para poder vivir. No le quites de su valioso tiempo, ten paciencia.
- Mañana a la hora del almuerzo te esperamos con la dirección de los abuelos de Sophia – Arthur no quiere sacar conclusiones – iremos a visitarlos y luego sacaremos nuestras conclusiones.
- Bien, yo estaré allí con la dirección.
- Ve a descansar. Mañana es otro día.
Philip se despide de sus padres y se dirige directamente a la residencia estudiantil. Los Michaels se fueron a la casa de alojamiento. Philip fue de visita como cada mañana y obtuvo el papel con la dirección de los abuelos, ahora es cuestión de esperar la hora del almuerzo., los Michaels vieron a su hijo y se dirigen al bar para comer.
- ¡Philip! – papá sacude en alto la mano.
- ¡Papá, mamá! – corre hacia ellos - ¿Durmieron bien?
- Muy bien – dijo su madre – la comida de Sophia es muy buena.
- Verdad que sí. – Philip no puede ocultar su felicidad.
- Sophia me ha sorprendido. Al parecer su abuela la había formado bien, su padre me contó que ella imita a su abuela en la cocina.
- Eso quiere decir que comerán rico en Cambridge.
- Veremos a los abuelos, para conocer el otro lado de Sophia.
- Aquí dejó la dirección.
Arthur toma el papel y lo guarda cuidadosamente dentro del bolsillo. Sophia envío la carta a sus abuelos explicando que los padres de Philip quieren visitarlos.
Los Michaels se quedaron durante el día para conocer un poco más la cuidad de Oxford. Al día siguiente, por la tarde, ellos abordan el tren que los lleva a Cambridge, en el almuerzo querían despedirse de su hijo.
Los abuelos de Sophia reciben la carta y de inmediato hacen los arreglos para recibir a los futuros suegros de Sophia.
- Hay que darnos prisa, ya vienen los futuros suegros de Sophia. – gritó el abuelo.
- ¿A poco Sophia se casa?
- Ellos deben estar en camino. Hay que preparar algo para su recibimiento.
- ¿Por qué no avisó antes? ¡Ay Sophia! Tan enamorada que se olvidó de decirnos. Que no se olvide de sus hijos el día que los tenga.
Los abuelos reciben ayuda de Ángela para preparar todo lo que se pueda para atender a la visita. Al atardecer un carruaje se detiene en frente de la entrada principal de los Lauren. Ellos bajan del carruaje, Arthur le da la mano a su esposa como recién casados cuando son treinta años que están juntos. Ellos son recibidos por el abuelo.
- ¿Señor Lauren?
- Sí, ustedes deben ser los señores Michaels.
- Efectivamente.
- Bienvenidos a Cambridge. Pasen por favor. – mientras le abre la reja principal. - ¿Cómo les fue el viaje?
- Mi esposa y yo pensábamos que estaba más lejos.
- Lo bueno es que están aquí y todo salió bien en el viaje.
El abuelo los guía hasta el interior de la casa. Los Michaels observan la sencillez y sienten la calidez del hogar donde Sophia se ha criado por cinco años.
La anciana y Ángela les dan la bienvenida con postres y té, pues eran las cinco, la hora del té.
- Muchas gracias, no se hubiera molestado. – dijo la señora Michaels a la señora Lauren.
- Mi nieta nos mantiene al tanto de todo, así que, por ella es que sabemos de la hora del té.
- Veo que su nieta y ustedes se comunican mucho.
- Semanalmente nos escribimos.
- La comunicación es regular.
- Bastante. Pecado que está en las garras de su padre.
- ¡Delfina! – el abuelo reclama – Nunca se habla mal de nadie.
Los Michaels se miran.
- Disculpe, - Arthur interviene – hemos tenido una reunión con Thomas Lauren, en ningún momento ha mostrado ser mala persona.
- Thomas es la oveja negra. Si fuera buen hijo, no creería que tendría sentido que nos escribiera y nos visite. La única persona que nos escribe es Sophia. - Delfina desenmascara a su hijo.
- ¿Es así? – se sorprende Arthur.
- Estuve enferma y Sophia nos escribió, pero Thomas nunca dijo nada. – Delfina no calla nada – desde que empezó a trabajar en la universidad de Oxford sólo se junta con las personas importantes.
- ¿No parece? – Arthur no puede creer – Él fue tan amable.
- Usted es una persona elegante, por lo tanto, será elegante con usted. Pero nunca asumió su responsabilidad con su familia, hacía trabajar Mildred cuándo esperaba a Sophia, y cuando Sophia nació igual mandaba a trabajar a Mildred con la bebé, murió Mildred, puso a trabajar Sophia.
- Imposible, fue muy atento con su hija, habló siempre bien.
- A Thomas le gustan los elogios, a él le preocupa mucho su imagen.
Delfina no puede callar en absoluto, escuchar de Thomas es como si le hirvieran la sangre. Los Michaels están confundidos, la conducta de Thomas fue digna de todo maestro, palabras escogidas, de conducta apacible, pero su madre no dice nada favorable de su hijo.
- Señores, disculpen – habla el abuelo – hemos tenido muchos inconvenientes con Thomas, mi esposa debió medir sus palabras, espero su comprensión.
Delfina se fue de la sala, está triste. Recordar todo el pasado infernal que tuvieron con Thomas es inadmisible para Delfina que la gente hable bien de él.
- Dígame señor Lauren – habló Arthur - ¿De verdad ocurrió todo eso? – está deseoso de saber la otra cara de la moneda.
- Mi esposa debió cuidar su lengua, ella nunca fue al colegio, somos granjeros. Yo fui al colegio, pero sólo hice mi primaria, mis padres no pudieron pagar más la escuela.
- Descuide, sabemos comprender.
- Sophia tiene el carácter dulce de su mamá, Mildred era un encanto de mujer, lamentablemente terminó en manos de Thomas, ella murió misteriosamente, hasta ahora no se sabe quién la mató.
- Lo lamento tanto – la señora Michaels se conmueve con la historia.
Arthur está atando cabos.
- Sophia es una niña inteligente, pero debe cuidar de sus hermanos. Le gustaba mucho estudiar, pese a que no pudo continuar por ser mujer, pero iba a la biblioteca para continuar leyendo.
- Mi hijo se conoció con Sophia justamente en la biblioteca. Me contó mi hijo que entre Sophia y él tuvieron una primera conversación bastante tensa.
- Mi nieta me contó que él fue grosero por oponerse a qué una mujer estudie y lea libros.
- ¡Con que Philip empezó todo! - Arthur ya descubrió lo que Philip nunca comentó.
- Ella sabe defenderse y gracias al colegio y lo que estudió leyendo libros.
- La lectura le abrió los ojos.
- También me contó que él joven acosador tuvo la valentía de pedir perdón por el agravio. Ahora son amigos.
- Pues yo diría que más que amigos. – interviene la señora Michaels.
- ¿Hay algo más? - se hace el loco.
- Yo los he visto ser muy cercanos, pero muy cercanos para ser amigos.
- Nuestro hijo – interviene de inmediato Arthur – está enamorado de su nieta, y quiere casarse con ella.
- Sophia sólo tiene dieciséis años, es muy joven. Ella no se casa.
- De eso soy consciente, pero mi hijo tiene en mente contraer matrimonio con su nieta, si bien es cierto que Philip, nuestro hijo, está en la universidad, él está dispuesto a estudiar y celebrar la boda al finalizar dichos estudios.
- ¿Fue por eso que vinieron a hablar con Thomas y ahora con nosotros?
- Philip es alumno del señor profesor Thomas Lauren.
- Ahora entiendo.
- Queríamos hablar de ese tema con él, pero no de manera directa, sino que primero tratamos el tema de asuntos académicos y fue el señor profesor Thomas Lauren quien abordó el tema.
- De seguro dejó en claro que Sophia debe quedarse en su casa a trabajar para él como empleada doméstica.
- No fue precisamente de esta manera. Sólo, pidió que mi hijo se distancie de Sophia para que el pueda dedicarse a los estudios sin distracción, en cuanto a Sophia dijo que la necesitaba para que lo ayude con el cuidado de los niños, sobre todo el último que nació prematuro, su esposa no pudo más con el segundo embarazo que tuvieron que practicar una cesárea para salvar el bebé.
- Thomas nunca dijo nada de eso, nunca escribió una carta para decirnos que seríamos abuelos otra vez, fue Sophia quien nos dijo todo, también nos comentó que la mujer no soportó la cirugía que el doctor hizo para sacar rápido al bebé para que pueda vivir.
- Debió ser un momento muy difícil.
- Sophia estaba con el doctor, y Thomas salió a pasear con Alex.
- Alex es un encanto. – la señora Michaels no pudo contener su contento – Sophia lo está educando bien. No hay duda en que será una gran mamá cuando se case.
- A Alex lo conocimos el día en que nació, nunca más vino a visitarnos, Thomas no lo trae. – está triste, no conoce a sus abuelos.
La conversación fue amena, los Michaels fueron muy comprensivos con Delfina, pasaron la noche con los Lauren, al día siguiente visitaron la granja. Y tanto Arthur como el abuelo conversaban como viejos conocidos. En cambio, la señora Michaels y Delfina se quedaron en casa hablando sobre Philip y Sophia.
Al atardecer se fueron de Cambridge para abordar el tren que los lleva a Londres.
en palabras, que dan por resultado tantas historias. Felicitaciones.