Isabella, tras ser traicionada y asesinada, reencarna en un universo que creyó solo existir en las páginas de un libro. Ahora, en un cuerpo ajeno, sus poderes mágicos comienzan a despertar mientras enfrenta pruebas arcanas y oscuros secretos que amenazan con destruirla.
Rodeada de criaturas míticas y antiguos grimorios, deberá descubrir la verdad de su nuevo mundo. En esta segunda vida, la batalla por su destino apenas comienza.
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Capítulo 10: Peligro
Isa ¿estás bien?- le dice Sophia a la pelirroja.
Isabella estaba aún en shock, ese rostro, ese nombre, nunca lo olvidaría. No podía ser una casualidad; si Isabella estaba ahí en ese mundo viva, él también podía estarlo, pero, ¿se acordaría de todo?
Sophia la vuelve a llamar, ahora le movía una mano en frente para captar su atención. Isabella sacude su cabeza y mira a la chica, finge una sonrisa y habla.
- Igualmente, es un gusto- le dice al chico- Sophy, muchas gracias por asistir, espero regreses pronto.
Isabella miraba a Sophia ignorando a Drake, se sentía incómoda por la intensa mirada que le dedicaba él. La azabache se despide y se da la vuelta dejando a su hermano con Isabella.
- Disculpe, Lord Long, su hermana se marcha, no debería dejarla sola. Muchas gracias por buscarla- le dice de forma cortante y fría.
- Lady, para mí verla ha sido un placer, estoy seguro de que nos veremos más seguido en el futuro- le dice ladino y se inclina haciendo una reverencia como despedida, Isabella solo mueve la cabeza y le da la espalda al chico- Adiós, Isa... bella- la chica se detiene en el acto y se gira, Drake la mira directamente a los ojos y ella siente un escalofrío.
Sophia llama a los lejos a su hermano y él se marcha con una sonrisa satisfactoria. Desde la ventana alguien había visto la última interacción entre los chicos, cierra de golpe la cortina y se marcha.
Isabella regresa a su habitación, se encierra, pero antes pide que no la molesten. Hace aparecer su grimorio y se sienta en la cama a hojearlo, pasa las páginas con detenimiento, buscando una respuesta; la chica quería saber si existía algún hechizo que explicara el porqué de su reencarnación. Encontrar el hechizo se hacía difícil, pero cuando finalmente lo logra, suspira por la frustración, solo hablaba de que solo un ser muy poderoso podía llevar a cabo tal encantamiento, alguien como un dios, una bruja muy poderosa o un ser milenario.
En su visa anterior nunca conoció a nadie con esas características, o al menos que ella lo supiera, por lo que su investigación no había avanzado mucho. Isabella no perdería la esperanza de descubrir la verdad, quizás cuando ingresara a la academia, sus dudas serían resueltas, tal y como la propia Luna le había dicho.
Más tarde ese día, Isabella busca a Christal, la albina le debía una explicación por su comportamiento inmaduro. La encuentra cuando la albina estaba en un columpio balanceándose, se para frente a la chica y se cruza de manos.
- ¿Se puede saber por qué le derramaste el té arriba a Sophia?- Christal la mira inocentemente y deja de mecerse.
- Isa, no sé de qué me hablas, todo fue un accidente, por favor, debes creerme- le dice con los ojos brillosos.
- Christal, no puedo creerte porque nadie me lo dijo, lo vi yo con mis propios ojos- Isabella se detiene por un momento- si vuelvo a ver que haces algo en contra de mis amigas o de las personas que me importan, descubrirás que no soy piadosa, Christal.
Isabella, sin que Christal se percatara, se había colocado a unos centímetros de su rostro, una expresión amenazante dibujaba sus facciones. Sostiene el columpio y haciendo que se detuviera completamente, Christal tiembla de miedo, nunca había visto a su hermanastra así.
- Creo que fui clara, Christal- la albina asiente y un escalofrío recorre su espalda, los ojos de Isabella destellaban.
Liam llegaba en ese momento y al ver a las chicas tan cerca se extraña. Va hasta donde estaban ellas; como Isabella lo había sentido, se aleja de Christal, pero el rubio al ver los rostros de ambas pregunta curioso.
- ¿Pasa algo, Isabella?- ella niega.
- Christal hizo una pequeña travesura, pero ya lo resolvimos.
La aludida se levanta del columpio y le sonríe a su hermano, tratando de aparentar normalidad. Liam mira a una, después a la otra y decide creerles. Se quedan un rato conversando, Christal recupera su ánimo habitual y le cuenta a Liam sobre la reunión, pero Isabella se mantenía callada, tenía muchas preguntas en su mente.
Christal se despide de los dos y se marcha, era tarde y quería descansar. Liam se queda con la pelirroja un rato más, la mira con curiosidad, sabía que algo le pasaba.
- ¿Vas a seguir así, en silencio, o me dirás la verdad?- la pregunta toma por sorpresa a Isabella.
- No sé de qué hablas, creo que te estás contagiando con tu hermana y ahora hablas cosas sin sentido.
- Isabella, sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?
La chica mira al frente: confiar; esa palabra era difícil para ella, pues ya había creído en alguien y la habían traicionado. Isabella sabía que no podía generalizar, y que en ese mundo existían seres dignos de su confianza, pero su corazón lastimado necesitaba tiempo.
- Liam, si tan solo pudiera confiar como dices. Discúlpeme, sé que tienes buenas intenciones, pero yo necesito tiempo.
- Últimamente hablas como alguien distinto, Isa, quisiera saber qué secretos guardas- le toma la mano y se la aprieta- pero no importa, por ti yo haría lo que fuera, eres alguien especial para mí.
- Gracias Liam- las palabras del chico le habían llegado profundo- eres muy amable.
Aún no se fiaba del todo en él, pero era un avance, pero ella sabía de quién sí debía desconfiar. Isabella debía estar atenta a cierto chico que no sabía sus intenciones o hasta qué punto recordaba.
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Un mes y medio había transcurrido, y Luna entrenaba en la noche con Isabella; la chica había creado una bola de fuego y levitaba en su mano, apunta hacia su objetivo y la lanza dando justo en el blanco. Luna le aplaude, lo había hecho todo con gran rapidez.
- Pequeña, creo que hoy será nuestro último día, ya estás lista para enfrentar una situación de peligro y salir victoriosa, pero te pondré un examen para comprobarlo. De igual forma no debes descuidarte y seguir entrenando.
- Entiendo, y no te preocupes, que no pienso dejar de practicar.
- Bueno, mañana en la noche debes estar lista. Ahora descansa, puedes hacer lo que quieras
- Luna- Isabella la llama cuando la morena ya se iba, ella se voltea- gracias por todo.
Luna le sonríe, se acerca y la abraza, la pelirroja acepta el abrazo, era la forma de demostrarle que la quería y apreciaba mucho. La institutriz se había ganado el respeto y la admiración de Isabella.
A la mañana siguiente Christal va hasta la habitación de su hermanastra y llama a la puerta, desde el otro lado Isabella manda a pasar. La albina la mira alegre y le habla despreocupadamente.
- Isa, vamos al mercado, pronto empezaremos en la institución y debemos comprar algunas cosas que necesitamos. Papá me dejó la lista, mira- Christal le entrega el papel escrito.
- Vale, vamos.
Salen del dormitorio y caminan hasta la entrada principal, piden un coche y al poco rato llega; montan y parten al centro de la ciudad para hacer las compras. Christal iba hablando como siempre de tonterías, Isabella solo asentía de vez en cuando. El cochero frena, y se bajan, Isabella toma la lista y comienza a buscar los componentes que necesitaba; su hermanastra la seguía, aunque a veces se retrasaba porque se quedaba mirando alguna artesanía o producto del mercado.
Cuando ya casi terminaban las compras, sienten como todo a su alrededor se movía y vibraba. Las paredes de los edificios y casas se estremecían, las frutas y verduras caían de los mostradores y tarimas; los ciudadanos asustados corrían de un lado a otro. Un terremoto se sentía en gran parte del lugar.
Isabella toma de la mano a Christal y la guía por las calles esquivando a los transeúntes agitados, pero un crujido se escucha a lo lejos y las voces se convierten en gritos desgarradores. La albina temblaba, pero Isabella le pasa la mano para tranquilizarla.
No podían seguir caminando, una grieta en el suelo se los impedía, pero eso no era todo, en un peldaño que sobresalía del surco que se había abierto, colgaba un niño. La pelirroja al verlo se levanta y busca algo con qué ayudarlo, piensa por unos segundo y recita en su mente un hechizo, hace aparecer una cuerda y la amarra a la reja de metal de una casa.
Isabella quería usar un encantamiento para hacer levitar al chico, pero estaba muy lejos, necesitaba tenerlo más de cerca; además, si hacía un movimiento en falso, le caería una roca suelta al muchacho, por lo que también debía hechizar la roca. Necesitaba ayuda.
Mira a Christal que estaba temblando y le grita para sacarla de su estado de pánico. La albina se levanta y va hasta ella.
- Christal, necesito que cuando el chico esté frente a ti lo ayudes a subir. Vamos a rescatarlo.
- ¿Qué, no, qué dices, Isabella? Debemos seguir o nosotras también caeremos.
- Christal, no seas cobarde, ven, que se que puedes hacerlo. Cuando el chico esté frente a ti, solo tienes que alzarlo, yo usaré magia para evitar que la roca lo aplaste y él llegue más rápido arriba. Ven.
Isabella la toma de la mano y la lleva hasta donde estaba la grieta. La deja con la soga y se acerca a la esquina, mira al chico y le habla.
- Hola, me llamo Isabella y ella es Christal, ves esa soga que está a tú lado- el chico asustado asiente- bueno, necesito que la tomes muy fuerte e intentes subir por ella.
El niño con trabajo sostiene la soga, sus manos temblaban, pero gracias a la adrenalina del momento comienza a subir. Isabella aprovecha y se aleja, se coloca en una zona donde podía controlar la gran piedra y al chico. Extiende las manos al frente y recita el conjuro en su mente, frente a ella se ven unas letras brillantes.
El hechizo llega al niño, que siente cómo si una fuerza invisible lo ayudara a subir. Cuando pasa cerca de la roca, ésta se mueve y las piedras se comienzan a soltar hasta que la más grande de ellas cae. Isabella rápidamente la detiene y la aleja del pequeño. Finalmente, él llega arriba y Christal lo termina de ayudar.
Isabella llega hasta ellos y comprueba que estaban bien, le pide alejarse del borde de la grieta. Le pide a Christal que se quedara cuidando al niño, ella buscaría ayuda.
Isabella se aleja y camina, llega hasta el carruaje y le pide al cochero que la acompañara. Para cuando llegan, un grupo de ciudadanos rodeaban a Christal y la felicitaban por el rescate del niño. La pelirroja mira desde la distancia en silencio mientras que su hermanastra aceptaba los halagos y no negaba el hecho de no ser la verdadera heroína.
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Hola 👋 chic@s:
¿Creían que el capítulo iba a estar aburridillo, eh? Pues no 🤭 en los comentarios leeré sus impresiones, en especial sobre el inicio y el final del capítulo.
Mua Mua 😚❤️
Los lectores:¿!Queen!?😱
a quien no le gustaría perder a propósito para quedarse con él XD
eres increíble al hacer estás escenas
creo que hasta yo tuve un 0rga.m...😂😂😂