¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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La universidad
Era domingo por la noche y Dalia sentía una rara mezcla de alegría y miedo a lo desconocido. Mañana iría a la universidad. Eran sus primeros pasos para retomar la vida de la dueña original de este cuerpo. Después del día que había ido con sus padres por lo de la consulta en el hospital y a la estación de bomberos, no había vuelto a salir de casa y se la pasó estudiando y buscando información sobre UNIVAS Universidad Vasconcellos, que era el lugar donde la Dalia original hacía su carrera.
Rebuscando entre los libros de la otra Dalia, encontró un folleto sobre ese lugar. El mismo decía que la Universidad de Vasconcelos era una institución privada que tenía como misión la formación de profesionales de alto nivel humano y científico, capaces de comprender y generar conocimientos y formar un compromiso con el desarrollo social, económico y político de la sociedad nacional y estatal a la que se debían. Su visión sin dudas era llegar a ser la mejor institución de educación superior de la región, capaz de formar agentes de cambio, líderes, emprendedores y en general ciudadanos dispuestos a transformar el mundo que les rodeaba. A Dalia le parecía perfecto.
Esa noche estaba invitada a cenar en casa de su padre. En un inicio pensó rechazar la oferta, pero después recordó que tenía mucho que averiguar de la garrapata plebeya. Su madre quedó con unas amigas y no iba a dormir en casa, por lo que a Dalia le venía bien quedarse con ellos en la segunda planta y que por la mañana la dejaran en la universidad. Tocó el timbre y Mario le abrió la puerta.
-Hola malcriada. ¿Has traído tu osito de peluche?
- No, pero, en cambio, he traído un buen insecticida. Dicen que es fenomenal. Acaba con las cucarachas.- Mario iba a replicar, pero en eso salió Eduardo muy emocionado 🥹 a recibir a su princesa.- Quita que estorbas.- dijo Dalia a Mario haciéndolo a un lado y abrazando a su padre con ganas. - ¡Hola papito!
- ¡Hola papito!- repitió Mario haciéndole burlas bajito en italiano, pero Dalia lo oyó y le sacó la lengua. Eduardo no entendía cómo era que estos dos cada vez que se veían, actuaban como si tuvieran cinco años. Viró los ojos en blanco. No iba a permitir que nada borrara la felicidad de estar con su hija. Los ignoró a los dos y en cambio, desvió la conversación.
- ¿Tienes hambre?- y sin dejar que respondiera ya la conducía hasta la mesa bien servida.- Ven. Mario te ha preparado todos tus platos favoritos.
- ¿Es seguro comer eso? Digo, no vaya a ser que me indigeste o peor, caiga muerta por envenenamiento.
- Dalia no seas así. Mario se pasó todo el día cocinando para ti.
- Yo no sé lo pedí.
- Ni falta que hacía malcriada.
- Cállate garrapata plebeya. No te hablo a ti.
- Eduardo controla a esta niña.
- Basta los dos. Parecen de cinco. Maduren que somos familia. Siéntense y vamos a disfrutar de esta cena, sin que vuele la comida.
- Ok, papito yo lo hago por ti. Que conste.
Tomó asiento. Mario hizo lo mismo. No le gustaba hacer enfadar a Eduardo, pero su sobrina sacaba lo peor de él y es verdad que era un vago aprovechado, pero ella se pasaba y a él le dolía aunque no lo demostraba. Dalia lo miraba con verdadero desprecio. Comieron en silencio. Nadie decía nada, pero notó que la chica se dejó el plato limpio. Sonrió satisfecho esta nena siempre fue igual para la comida. Para romper el ambiente le preguntó.
- ¿Qué vas a presentar como trabajo final para graduarte?
Dalia no tenía idea de lo que Mario preguntaba y para no quedar en evidencia dio una respuesta sincera, pero ambigua.
- La verdad es que todavía no lo he decidido. Ya veré en el camino. ¿Por qué te interesa? ¿Acaso planeas ayudarme?
- Si me lo pides amablemente, pudiera.
- Ni te hagas ilusiones.
Eduardo temiendo una nueva disputa intervino rápidamente.
- Dalia cariño. Mañana es Mario quien va a llevarte a la universidad. Yo tengo que partir muy temprano y no voy a poder dejarte. No te enfades con él.
- Hasta que al fin sirves para algo.
- ¿Pero qué dices malcriada?
- No te oigo.
- ¿Por qué no vemos una peli? De esas que te gustan.- propuso Eduardo conciliador.
- Vale, pero yo elijo quiero ver cómo no duermes y mañana pareces mapache para la universidad.- dijo retador Mario. En el fondo estaba encantado que aunque fuera así su sobrina volviera a dirigirle la palabra. Ella aceptó el reto y le dijo:
- Vale, ya quiero oírte chillar como gallina.
Y así pasaron la noche entre pullas y retos. Cuando terminaron la película que al único que aterró fue a Eduardo. Todos se fueron a sus cuartos. Dalia se despidió de su padre, ya que no lo vería en dos días, pues por cuestiones de trabajo debía ausentarse. Estaba estableciendo la oficina central de su imperio nuevamente en su país de origen.
Dalia despertó esa mañana desorientada, después se acordó que estaba en el departamento de la segunda planta. Se levantó y aseó, se vistió con la ropa que había traído expresamente para ese día. Se aplicó un maquillaje fresco y casual. Le encantaba esto. Había ensayado con tutoriales en Youtube. Salió al pasillo y el agradable aroma de la comida invadió sus fosas nasales. Tenía que admitir que el tipo este sabía lo que hacía en una cocina, pero ni muerta lo admitiría.
- Buenos días. Ven a desayunar y después partimos.- ella ni se molestó en contestar se sentó a la mesa y comenzó a devorar los alimentos. No se cansaba de las delicias de este mundo. Mario la observaba comer y rompió el silencio con algo de nostalgia en la mirada.
- Siempre te ha gustado comer bien. Recuerdo que de niña me pedías que cocinara panqueques para ti. Creo que aprendí a cocinar por tu culpa.
- ¿En serio? Yo debía padecer locura desde niña.
- No, eras una chiquilla adorable. Vamos que todavía llegas tarde y después me echas la culpa a mí y me acusas con tu padre.
Dalia se terminó lo que tenía en el plato y después siguió a Mario hasta un convertible rojo. Típico de esta sabandija pensó. No era una experta en materia de carros, pero estaba convencida que su llegada en aquella cosa no iba a pasar desapercibida. Y si era honesta, Mario estaba para chuparse los dedos. Hasta entendía a su padre, pero igual lo odiaba. Ver a Mario, era como verme a mí misma reflejada en un espejo. Su situación con Rafael fue similar y detestaba eso. No es como que nos guste enfrentarnos a la realidad de nuestras propias mezquindades. Suspiró y entró al coche. Le encantaban. Comparado con las incómodas carrozas de su época esto era una creación divina.
Cómo el silencio era incómodo ella le preguntó.
- ¿Desde cuándo te gusta mi padre?
- Desde que lo conocí.
- ¿Hablas desde el orfanato?
- Sí, desde el orfanato.
- ¿Y mi mamá lo sabía?
- No. No comprendiste. Me gustaba Eduardo como persona. No como pareja eso es muy diferente.
- ¿Y quién te gustaba como pareja? ¿Otro chico acaso?
- No, para tu información yo por ese tiempo estaba loco por tu mamá.
- ¿Qué? ¡No juegues! ¿Y ella lo sabía?
- No. Nunca me atreví a decirle nada. ¿Qué podía ofrecerle un pobre huérfano extranjero como yo? Además, Rosa era despistada para esas cosas. Digamos que tardó en madurar.
- Cada vez que ustedes me dicen algo yo termino más enredada que madeja en juego de gatos. ¿Es qué en esta familia no existe la comunicación?
- Exactamente.
- ¿Y cómo es que mi madre terminó casada con mi padre y cómo es que mi padre terminó en la cama contigo y como tú, que dices amabas a mi madre, ahora estás con mi padre? Explícame.
- Bueno eso será después acabamos de llegar a la universidad. Ahora parqueo para que te bajes. Te he apuntado mi número para que me llames cuando termines y paso a recogerte, si tu mamá no puede.
- ¡Oh, no! Te voy a llamar a ti, puedes estar seguro. Me interesan mucho las respuestas de las preguntas que te hice.
- Está bien malcriada, como quieras.
- Cállate garrapata plebeya.
Pero ya este intercambio de insultos se sentía como una broma entre familiares. Ella se bajó con una sonrisa. Después de todo, hoy era un día decisivo en su vida como la Dalia original. Efectivamente, no sé equivocó, el auto llamó la atención de muchas personas. Cerró la puerta de golpe. Alzó la cabeza y con los años de práctica en etiqueta de su época entró a la universidad como una diva. Iba a buscar a Arletis, la amiga de la Dalia original. Por suerte en la laptop había numerosas fotos de ellas dos. El diario al fin lo había encontrado de forma inesperada. No era un cuaderno, era un diario digital en la laptop.
Había accedido a los planos de la escuela por chatGPT y los memorizó. No quería pasar pena. Ni que nadie notará que no era la misma Dalia. Por eso era necesario encontrar a Arletis porque si esta no se daba cuenta del cambio, ya nadie lo haría. Además estaba interiormente emocionada. Ella nunca había tenido una amiga.
Encontró fácilmente, el salón de la conferencia, que recibiría hoy. Fue saludada por gente que no conocía y que preguntaban con más o menos sinceridad si estaba bien después del horror que había vivido. Ella fue cortés con todos, pero seguía avanzando. Buscaba a la muchacha rellenita que aparecía en las fotos, pero ahí no estaba. De pronto unas manos tibias le cubrieron los ojos y una voz agradable preguntó: ¿adivina quién soy? Ella con la agilidad de años de entrenamiento de su otra vida se zafó y se puso frente a la persona que estaba buscando y con alegría exclamó.
- ¡Arletis, qué bueno verte!
La muchacha la abrazó con fuerza y le dijo:
- No vuelvas a darme un susto así. Casi muero de preocupación y lloré como para llenar un lago. Fui a verte el primer día que te rescataron pero estabas durmiendo. Después no pude volver porque ese mismo día viajé a Canadá con mi madre, porque la abuela había fallecido y no fue hasta ayer noche que llegamos a casa.
- Lamento tu pérdida.
- Na, ni cojas lucha. La verdad es que la vieja bruja le debía años al cementerio. Ven, vamos a sentarnos que ya casi comienza la conferencia.
Dalia dejó que Arletis la arrastrara hasta casi el final del teatro. Estaba feliz, había pasado la primera prueba. La mejor amiga de este cuerpo no había notado la diferencia, pero lejos estaba ella de imaginar que pronto volvería a estar bajo evaluación y escrutinio.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?