Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.
Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.
¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?
NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo #17: Presagió
Tras cruzar la guarida de Scylla, llegamos a un río de fuego donde podíamos ver las almas de los héroes de la antigüedad, y las almas de los seres queridos que alguna vez vivieron con nosotros en el pasado.
Entre esas almas, se encontraba una elfa similar a Roxy sentada en una piedra cantando mientras se cepilla el cabello. La enana de mi compañera al escuchar su voz, rápidamente se acercó a la orilla, viendo por primera vez en mucho tiempo a su madre, quien había muerto a manos de los rebeldes de Elfer.
—¡M-Mamá! —gritó en la orilla del barco—
—¡Su majestad! ¡Ha vuelto! —gritó el alma de su amigo mientras extendía la mano hacia ella—.
—¡Mamá! ¡Polites! —sollozó Roxy—.
Sollozando trató de saltar al río para reunirse con ellos, pero la alcancé a sujetar del brazo, antes de que cometiera una tontería. Muchos de los tripulantes pudieron ver una vez más a sus seres queridos.
—¡Capitán! Se supone que debía protegernos
—¡¿Por qué nos dejaste morir a manos de esa cosa?!
—Usted prometió protegernos a toda costa
—¡¿Por qué nos dejó morir?!
Las almas de los soldados que murieron a mi cargo también estaban en ese río intentando subir al barco para obtener una explicación sobre su muerte. Entre todos los murmullos de los soldados que habían muerto en mis manos, pude escuchar la voz de alguien que creí haber perdido hace mucho tiempo.
—¡Stan!
—¿Qué? Esa voz… Paola…
Incluso en ese río pude ver nuevamente a mi hermana menor. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que la vi, que no pude evitar querer ir hacia donde estaba ella para abrazarla. Aunque hacer eso, tan solo me alejaría de los que aún vivían.
—Lo siento…
La tentación de saltar para reunirnos con los que cayeron en el pasado era demasiado fuerte, pero debíamos mantenernos en el barco, y dejar a los muertos en su mundo.
—Enana, no podemos detenernos no ahora, recuerda que aún debemos… —mi compañera me abrazó para sollozar y desahogarse en mi pecho—.
Solo así pudimos llegar a la isla donde se encontraba Tiresias. La isla de ese profeta estaba infestada de naves que estaban abandonadas y que parecían aún funcionar.
—Miren todas esas naves, es un paraíso para cualquier loco que le gusten las naves
—Jaja, no quieres intentar robar una, Darya
—Tsh ¿Crees que soy tan tonto como para robar algo del infierno?
—Sí —respondieron la enana y Hermes al mismo tiempo—
—¡Oigan! ¡No soy tan estúpido! —se quejó Erik—.
—Capitán, puedo hacerle una pregunta —dijo mientras se me acercaba—
—¿Qué sucede? Euríloco
—Tu lo sabías, ¿verdad?
—¿Eh? ¿A qué te refieres?, no entiendo
—Me refiero a lo que pasó en esa cueva, usted lo sabía, ¿no es verdad?
—Yo… no, no sabía que las sirenas no iban a distraer a ese monstruo
—¡No mienta! —gritó Euríloco mientras me sujetaba del brazo con fuerza—.
—¿Crees que mentiría? —lo empujé para liberarme de su agarre—. Euríloco…
—Mmm… entiendo, capitán
Cuando llegamos a la cueva donde vivía el profeta, mis compañeros se quedaron afuera de la cueva por orden de Tiresias. Mientras ellos me esperaban, entré a la cueva con la mirada fija en la silueta de Tiresias que estaba en lo profundo de la cueva.
—Stan Nick, te esperaba… vienes para que te muestre una ruta para llegar con tu esposa, ¿verdad?
—S-sí, y también he venido por una nave para continuar con mi viaje hacia Andrómeda
—Tranquilo, puedo ver el futuro y veo que morirás de viejo con tu amada y tus hijos, pero para llegar a ella debes tener en cuenta tres advertencias
—¿Tres advertencias? ¿Qué advertencias?
—Sí, tu viaje aún no termina, por lo que debes tener cuidado
—¿Cuál es la primera advertencia? Tiresias
—Jamás dejes que tú y tu tripulación toquen las vacas de Helios
—¿Y las últimas dos?
—No caigas en la tentación de un nuevo amor, debes mantenerte firme en tu lealtad si quieres llegar con ella. También tendrás que pensar con cuidado a quien de tus hombres vas a dejar atrás
—Uhm, no tocar las vacas, no serle infiel a mi mujer y elegir bien al hombre que dejaré atrás, ¿eso es todo? Qué hay de la ruta a Andrómeda para evitar a Poseidón
—No hay manera de evitar a un dios, solo deberás ser más inteligente que él, y recuerda, sin importar cuan lejos estés —me lanzó las llaves de una nave, con un botón en ellas—. Siempre se puede llegar a tu meta
—¿Cómo sabré cuál es la nave?
—Solo presiona el botón y la nave te dirá su ubicación —con su mano apuntó a la salida de la cueva—. Buena suerte en tu viaje, Stan
Después de hablar con Tiresias buscamos la nave por la isla hasta encontrarla en medio de unos arbustos. Al verla, pude darme cuenta de que no era lo suficientemente grande como para llevar a toda la tripulación, por lo que unos cuantos de nosotros debían quedarse en el inframundo.
—Capitán, si me permite yo me quedaré aquí en el Inframundo —dijo Euríloco poniéndose de rodillas—
—Sí, capitán. Nosotros nos quedaremos aquí con Euríloco, sé que podremos hacerlo
—Juntos encontraremos la forma de reparar una nave y reunirnos con usted
—Oigan, no es por ofender pero creo que podría quedarme aquí antes que el calvito de Euríloco, incluso puedo encontrar una nave mucho mejor que la porquería de Elfer —añadió Erik recargado en un árbol—.
—¡Oye! ¡No le faltes al respeto a nuestra tierra!
—¡Sí, además prefiero morir antes que quedarme aquí contigo!
—Ahm, chicos, creo que Erik es mejor opción que Euríloco
—Sí, después de todo el es un piloto profesional y es el que más conoce de naves de todos nosotros
Los tripulantes no tardaron en dividirse por la decisión de quién se quedaría en el inframundo, y después de discutir por unos minutos, todos voltearon a verme para que tomara el votó decisivo. A pesar de que no me gustara la idea, y quisiera que ese tonto pelón me dejara en paz, no podía dejar a Euríloco solo ya que sería arriesgar su vida para nada.
—Euríloco, no puedo dejarte aquí con tus compañeros, te guste o no, no eres el indicado para quedarte
—¿Qué? Pero… ¡Capitán!
—Es una orden, Euríloco, tú vendrás con los demás
Mientras que dejar a Erik solo, no era tan arriesgado, pues él era un experto en naves, así que mi decisión fue hacia mi amigó antes que a mí simple compañero.
—Erik, tú te quedarás aquí con algunos de nuestros compañeros
—¡Ja! Como ordene, capitán
—Bien, entonces no perdamos más el tiempo y partamos a Andrómeda
Mientras nos preparábamos para partir, volteé una última vez hacia atrás, viendo a mi amigo, sonriendo y despidiéndose de nosotros con la mano.
—Adiós amigo…