Me Convertí En La Amante De Mi Esposo

Cuando salimos del baño le pedí a Emir que se quedara esa noche. Lo extrañaba, algo en mí lo anhelaba y eso me perturbaba. Le pedí que hiciéramos un trato, en el trabajo él me trataría como una más de mis compañeros, no habría ninguna consíderación y las cosas se mantendrán al margen para no crear ningún tipo de escándalo.

Emir se quedó pensativo preguntándome: ¿estás segura de lo que dices?, que conste que eres tú quien está imponiendo estas reglas, muy segura le dije que sí. Algo que más adelante me pasaría por tonta.

A la mañana siguiente cuando desperté él a no estaba, caramba parecía un despertador, siempre andaba ocupado. Ya era final de semana así que ese día me iría a trabajar pensando definitivamente en la hora de la salida ja ja ja, atrapando las horas para salir rápido y tomarme el fin de semana para descansar.

Cuando llegué a la compañía Ana me esperaba en la puerta, me sonrió y me preguntó directamente ¿tú como que le gustaste al nuevo jefe?, le dije Ana de dónde sacas eso, no lo repitas por favor, no quiero rumores de pasillo.

Ana me dice: para él lo eres indiferente, yo lo vi claramente, ja ja ja, pero tranquila me guardaré el secreto. Ella sabe que soy de pocos amigos y que ella es la única a quien trato con confianza. Mis amigos estaban lejos y mi hermana ocupada con su vida laboral.

En fin, yo seguí con mi trabajo que ahora era más que nunca. Estar tan ocupada me ayudaba a no pensar en el pasado, además aquel hombre me llena de placeres que me hacen perderme en mis memorias y no pensar en nada más. Cristina ya estás enloqueciendo, por cierto no lo había visto por ahí.

Más tarde me llamaron de las oficinas para solicitar mi presencia en la sala de juntas. Me puse algo nerviosa, es que tener que ver la cara de Emir allí delante de todos no era fácil, además él no ayudaba con su coqueteo en frente del personal.

De pronto al estar allí sentada esperando con otros colegas, escucho la puerta y al voltear era Emir, pero venía acompañado, no sé que sentí, en miente solo imaginaba brincando sobre ellos y golpearlos, pero luego volví en sí, buenos días, dijeron ambos, buenos días, Señor.

Se pararon frente a nosotros, la observaba a ella y mientras Emir hablaba me daba cuenta de que él le gustaba. Dios no lo podía creer, yo estaba celosa, sentía incomodidad, ella era una mujer hermosa, elegante, yo solo alguien más tan común y corriente.

Emir notó mi incomodidad, sonrió picaramente, ella será la nueva gerente de ventas, necesito a mi lado una persona con su audacia para hacernos crecer en el mercado, asegurando a cada cliente la confianza puesta en nosotros.

No duden en comunicarse con ella si tienen alguna duda. Ella responderá todo sin objeción. ¿Alguna pregunta dice el "jefe", yo levante la mano, en caso de que algún cliente se encuentre inconforme con alguna entrega usted se hará cargo de ello, recibirá los insultos, los gritos y todo lo que acompaña el despacho?

Por un momento se quedó en silencio el espacio, yo no sabía por qué había reaccionado así, sentía vergüenza después. Traté de enmendar la cosa a así que suavice diciendo lo digo señorita Carolina porque a veces es algo tedioso hacer entender a las personas que hay cosas que se escapan de mis manos.

Ella amablemente responde Tranquila ¿Señorita? Cristina. Me llamo Cristina. Buena señorita Cristina yo me encargaré de ese tipo de casos. Los llamaremos casos especiales, los mismos deberán llegar a mis manos por usted, pero siguiendo una política, ¿está bien? Me preguntó, Sí me parece bien, por fin habrá alguien que nos tienda una mano, gracias. ¿Me puedo retirar? Pregunté, Emir estaba sin palabras, asintió con la cabeza diciéndome que sí.

Me fui a mi puesto de trabajo, Ana parecía la voz de mi conciencia repitiendo a cada rato lo que hice. Basta Ana, ya sé que fui impulsiva, ja ja sé por qué lo hiciste, según tú por qué, estabas celosa mami, lo vi en tus ojos, ella tenía una manera de hablar muy particular. Ja ja ja ahora sí te volviste loca, celosa ¿yo?? Nada que ver ok.

Al terminar el día fui a buscar mis cosas y trate de salir de allí lo más rápido posible, no quería que Emir me dijera algo. De pronto cuando justo voy saliendo con Ana, escucho mi nombre, señorita Cristina, mi corazón dio un salto y mi compañera me dejó sola, ahora si no podría evitarlo.