Cuando Llegaste

Jéssica Coutinho

Todo está maravilloso, tengo personas maravillosas a mi lado y amo a cada uno de ellos, olvido todo lo que he pasado algún día y cómo Dios fue bueno al poner a Gabriel en mi vida, qué hombre increíble, su atención conmigo y Ana es inigualable.

Abby: Tierra llamando a Jéssica.

Jéssica: Hola, Abby, ¿qué pasó?

Abby: Vamos al centro comercial conmigo.

Jéssica: Abby, son las 10 de la mañana.

Abby: Pues sí, la casa está limpia, el Sr. Jhonson ahora come en la empresa, no tenemos nada que hacer.

Jéssica: Está bien, me convenciste, llama a Alda también.

Abby fue a llamar a Alda y le envié un mensaje a Gabriel preguntándole si tenía permiso para salir, ya que aunque sea su novia todavía trabajo para él.

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Gabriel: Claro que puedes, mi amor, allá en el escritorio en el cajón hay una tarjeta de crédito, es tuya, la contraseña es nuestra fecha.

Jéssica: No es necesario, ¿vas a almorzar ahí?

Gabriel: Sí, diviértete.

Túlio: Gabriel...

Gabriel: ¿Sabes tocar la puerta antes de entrar, no?

Jéssica: Túlio, ¿Taila se fue a trabajar?

Túlio: Hola, Jesse, no, está en casa.

Jéssica: Está bien, vamos al centro comercial.

Gabriel: Adiós, mi amor, que tengas un buen paseo.

Colgué el celular, me cambié de ropa y le envié un mensaje a Taila.

Escuché golpes en la puerta y pronto entró Abby.

Abby: Vamos.

Jéssica: Sí.

Fuimos hacia el garaje, abrí mi auto y pronto salimos del garaje hasta que apareció Giulia con los brazos en alto.

Giulia: Oigan, se olvidaron de mí.

Nos reímos.

Jéssica: ¿Dónde estabas?

Giulia: En el cuarto, puedo ir también.

Jéssica: Pensé que estabas en la calle, vamos a entrar.

Salimos hacia el centro comercial entre risas y mucha conversación.

Caminamos por los centros comerciales, encontramos a Taila sentada en una cafetería, esperamos, compramos cosas y almorzamos.

Jéssica: ¿Te gustó, Abby?

Abby: Sí, es muy bonito, pero cuesta un riñón.

Jéssica: ¿Y a ti, Alda, te gustó?

Estábamos en una tienda donde había vestidos más bonitos que otros.

Jéssica: Pueden elegir, tomen los que quieran.

Alda: No estás loca, mira el precio de estos vestidos.

Jéssica: Nada de eso, es mi regalo.

Giulia: ¿Ya puedo llamarte cuñada?

Jéssica: Todavía no porque tu hermano aún no me lo ha pedido oficialmente.

Taila: Es extraño, Gabriel es muy correcto y formal en todo.

Alda: Tengo que estar de acuerdo.

Todas: Está tramando algo.

Dijeron mientras me miraban a la cara, me quedé callada, ellas lo conocen más tiempo que yo, así que ya veremos.

Jéssica: Entonces está bien, no soy de esas mujeres que se quedan calladas, pero si tarda mucho en pedírmelo, me iré con otro.

Gabriel: ¿Qué historia es esa, Jéssica?

Jéssica: Hola, mi amor, ¿cómo nos encontraste?

Le di un pequeño beso.

Gabriel: ¿De qué hablaban?

Jéssica: Que aún no me han pedido matrimonio, no es que te esté presionando ni mucho menos.

Me miró serio a la cara, sabía que si no me alejaba de él podría empezar una discusión.

Jéssica: ¿Ya eligieron, chicas?

Ellas respondieron que sí, caminé hacia la caja con ellas siguiéndome.

Gabriel: ¿Cogiste la tarjeta que te dije?

Jéssica: Gracias, pero no la cogí, no voy a usar la mía.

Abby: ¿Eso de ahí es el total de todo?

Alda: Dios mío.

Después de hacer el pago con mi Dubai First Royale Mastercard, lo que dejó a todos boquiabiertos es una tarjeta con oro en el lateral y un diamante incrustado en el medio, solo la gente... no estaba haciendo eso para presumir, pero sí porque esa es la tarjeta que tengo con un límite alto.

Miré a Gabriel y vi que en sus ojos había muchas preguntas y yo iba a responderlas todas.

Jéssica: Este es tuyo, Taila, estoy segura de que sabrás usarlo en el momento adecuado.

Le guiñé un ojo, era un hermoso vestido largo de seda roja, la espalda era abierta y en la parte delantera tenía un pequeño escote, nada demasiado exagerado.

Pasé por algunos lugares y compré un bolso que Giulia llevaba tiempo queriendo, tenía ganas de hacer un regalo a todos.

Giulia: Eres la mejor cuñada del mundo.

Me reí de su descaro.

Jéssica: Ahora ustedes tres, ¿qué se le regala a un hombre?

Túlio/Richard: Un reloj.

Dijeron con la cara más cínica y lavada.

Mientras mi novio observaba todo muy serio, la verdad es que no tengo mucho que gastar, no soy una irresponsable que sale a gastar por ahí, soy muy consciente de todo lo que hago, incluso haciendo lo que hice, sé que no hizo ni cosquillas en la cuenta, pretendo abrir mi negocio, pero primero quería establecerme en un lugar y sentirme como en casa y aquí en Canadá, en Toronto, especialmente en los brazos de Gabriel, es mi hogar.

Jéssica: ¿Qué pasa?

Gabriel: Nada.

Dijo con indiferencia.

Jéssica: Sé que es algo, no eres así, pero te voy a dejar tranquilo.

Caminé a su lado en silencio, no dije nada, pero confieso que estoy muy molesta.