Teresa es una joven de campo que se enamora del hijo de su patrón, este se tiene que ir a la ciudad por sus estudios y le promete que regresará para casarse con ella...
Su corazón se rompe cuando él llega y no lo hace solo, sino con una joven modelo, quien llama su prometida y les dice que está embarazada...
Unos días después ella decide casarse con su mejor amigo quien está enamorado de ella desde niños, pero sucesos terribles la hacen quedar viuda a poco tiempo, al quedar sola y a cargo de la herencia de su esposo, su determinación la lleva a convertirse en una fiera para defender su honor y no bajar la cabeza ante nadie. ¿Quién fue el asesino de su esposo? ¿Quién es el que quiere verla arruinada?
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Comprometidos.
Teresita baja nerviosa una vez llegaron a la propiedad de la familia de Pedro Emilio, sabía que sus padres la confrontarán por lo del compromiso, sabe que de esa reprimenda no se salva.
Pedro Emilio: ¿Te encuentras bien? (pregunta al verla estrujar sus dedos)
Teresita: no (susurra) sabes que mis padres van a matarme por nuestro supuesto compromiso, ¿por qué dijiste eso Pedro Emilio? (murmura nerviosa viendo de reojo a sus padres que ya están bajando)
Pedro Emilio: solo quería que te dejarán ir en paz, no pensé que te molestaría.
Teresita: no me molesta solo que...
Se queda callada al ver que sus padres se acercan a ellos con un semblante serio, Teresita se muerde la uña de su dedo pulgar no encontrando que decir o qué hacer, en ese momento quería que la tierra la tragara.
Doña Florencia: Jovencitos (dice con las manos en la cintura)
Don Teófilo: Ahora mismo nos van a decir ¿cómo es eso de que se van a casar?
Pedro Emilio: mil disculpas a ambos, no era mi intención soltarlo de esa manera, hace un tiempo que le pedí a Teresita ser mi esposa, pero ella no me ha dado respuesta, en cambio, hoy para ayudarla a salir del paso con la Señora Margaret no se me ocurrió otra forma de decirle que estamos comprometidos para que los dejara ir sin tener que decir la verdad de su partida.
Estos se quedaron atónitos por la sinceridad del joven, saben que es un hombre de bien, que es trabajador y siempre está ayudando a su hija en todo, no podrían esperar un mejor hombre que Pedro Emilio para su querida hija.
Don Teófilo: estoy de acuerdo con la boda.
Teresita: ¿papaíto? (se sorprende)
Don Teófilo: no hay mejor hombre con quién quiera verte ser feliz mija, sé que Pedro Emilio te cuidará, ya nosotros estamos viejos, ya eres mayor y estás en edad de casarte, así que aprobamos este matrimonio.
Pedro Emilio:muchas gracias Don Teófilo, de verdad que no se va a arrepentir, yo amo a Teresita y mi mayor deseo es hacerla feliz.
Teresita: ¿mi opinión no cuenta?
Doña Florencia: mijita (toma sus manos viéndola con adoración) claro que cuenta, sabemos que no estás enamorada, pero reconoce que Pedro Emilio es el mejor partido para ti.
Teresita: si mamacita, lo sé (lo mira con sus ojos brillosos por las lágrimas)
La felicidad que desprende Pedro Emilio la hace sentir mal, es un hombre atractivo, trabajador y buen amigo, ha estado para ella en todo momento, aunque no lo ame, lo quiere muchísimo, entonces ¿por qué no darle la oportunidad?
Teresita: está bien, nos casaremos.
Pedro Emilio: ¡Si! Gracias, gracias mi amor, no te vas a arrepentir por darme está oportunidad (la toma entre sus brazos dando vueltas de felicidad)
Todos se ríen y se contagian de la felicidad de Pedro Emilio, después de calmarse un poco, va a darle la noticia a sus padres, estos los felicitan y se alegran mucho por ambos, ellos también adoran a Teresita como a una hija, instalaron a la familia Machado y luego compartieron una agradable comida comenzando a ser preparativos para la boda.
En la Finca Mendoza.
Luis José se encontraba iracundo, no podía entender por qué todos sus planes se venían abajo, tenía tanta suerte en la ciudad, como es posible que en ese lugar, su hogar, tuviera tan mala suerte, su rabia se hacía mayor cada vez que recordaba las palabras de Pedro Emilio.
Luis José: ¡Maldito seas Pedro Emilio! No te saldrás con la tuya, tarde o temprano Teresita será mía, esa condenada mujer será mía, lo juro por la tumba de mi padre.
Sus dientes rechinaban de lo apretada que tenía la mandíbula, se sirvió un vaso de whisky y se lo bebió de un trago, luego se sirvió otro hasta beberse tres tragos y dejarse caer sobre la silla, se toma su cabello con rabia alborotando su impecable melena castaña, sus ojos estaban rojos de ira, tenía que hacer algo pronto, debía impedir esa boda a como diera lugar.
Toma su teléfono y marca un número que tenía tiempo sin llamar, lo pone en su oído y escucha el repicar, una, dos y al tercer repique se escucha ser contestada.
\-Tanto tiempo sin saber de ti amigo mío (una voz gruesa y fría se escucha del otro lado)
Luis José: si, tanto tiempo querido amigo.
\-¿A qué debo el honor de tu llamada?
Luis José: ¿Acaso un amigo no puede llamar al otro solo para saludar? (una risa malvada se escucha del otro lado)
\-Vamos amigo, nos conocemos muy bien.
Luis José: jajaja cierto (ríe nervioso) la verdad es que llamo para hacerte una propuesta.
\-¿A quién debo asesinar?
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Luis José: necesito darle una lección a alguien que me ha quitado algo mío.
\-Pensé que querías asesinar a alguien, pero veo que es un trabajo fácil, en ese caso enviaré a uno de mis subordinados, no te preocupes por la paga, solo consíguele dos mujeres y estará más que contento de hacerte el trabajo, entonces nos vemos amigo (cuelga sin esperar nada más)
Luis José coloca el teléfono en el escritorio soltando un suspiro nervioso, en su mente vagaba recuerdos de como conoció a aquel hombre, sus malas andanzas lo llevaron a estar frente a una pelea clandestina, aquel hombre peleaba con dos más grandes que él, sus habilidades marciales eran sorprendentes, cuando Luis José vio que dos hombres más se acercaban para atacarlo, no dudo en intervenir y ayudarlo.
Luego de eso se hicieron amigos, comenzó a frecuentar con él, así conoció el bajo mundo de las apuestas y el dinero fácil, su vida cambió después de eso, cuando tenía problemas con alguien solo tenía que hacer una llamada y aquel hombre lo resolvía sin ningún problema.
Ahora que estaba enojado con la situación de Teresita, no esperaba tener que recurrir a su amigo, pero lo tenía cabreado pensar que Pedro Emilio pudiera disfrutar del cuerpo de la mujer que tanto desea, no quería matarlo, solo quería dejarlo bastante herido para que no tuviera oportunidad de casarse con la mujer que pronto hará suya sin importar lo que tenga que hacer.
Este pensamiento hacia que se le formara una sonrisa perversa en sus labios, <