Villana En Llamas

Al día siguiente, unos pequeños movimientos despertaron a Yadira, quien abrir los ojos encuentra su habitación llena de escarabajos de color oscuro.

Pensando que era una plaga mandada por su detestable prima, Yadira salta de la cama y con su fuego ardiente ataca a esos escarabajos.

Pero por más que los ataque, esos pequeños insectos no parecían sufrir daño.

Tal cosa hizo que Yadira sienta un poco de miedo.

Al conocer su miedo, los escarabajos se reúnen en una pila, y poco a poco la pila de escarabajos va formando una silueta, la cual al estar completa se deja ver un hombre joven, con una apariencia intimidante y muy guapo.

—Es un honor servir a la emperatriz Yadira Lombardi, mi nombre es Yami, y estoy aquí para servirle— dice el hombre mientras hace una reverencia y Yadira se asombra por un momento.

—No estoy entendiendo ¿De dónde saliste, y quién te envía?— pregunta ella un poco asombrada y también alerta.

Yami se mantiene aún en su posición actual, y de ese modo explica.

—Soy el protector de la familia Lombardi, durante generaciones he servido a su familia, es solo que algunos pocos son los que han despertado mi poder, y el último fue hace doscientos años — afirma Yami y Yadira no sabe de qué decir.

Nunca en su vida ha escuchado tal cosa, y menos en los recuerdos de aquella joven está aquel dato.

—¿Cómo es que no tengo conocimiento sobre ti?— pregunta Yadira con un semblante serio.

—Los últimos registros sobre mí se perdieron hace cien años, en la última guerra, y desde la muerte de mi amo, yo me mantuve en la sombra, esperando que nazca alguien digno de mí, solo un alma fuerte puede ser mi amo. Cómo dije, estoy para servirle, usted ahora es mi ama, y eso implica ser una usuaria de magia oscura, este es su verdadero poder, su voluntad de tomar venganza, me atrajo a usted— explica Yami y hace aparecer un libro en sus manos, el cual entrega a Yadira.

Ella un poco dudosa lo toma, y al tomarlo siente una energía en el libro, la cual se adentra a su cuerpo.

Aquella energía le hace sentir diferente.

—Ponte de pie, si es como dices, tienes que ayudarme a usar esta magia— expresa Yadira y Yami poniéndose de pie le explica.

—Bien mi señora, para comenzar, tenemos que iniciar con lo básico, deje todo en mis manos— dice Yami con mucho respeto y Yadira sonríe

—Bien, tú serás mi mano derecha, tú me ayudará a aprender lo debo aprender, yo te diré cuándo y dónde será el entrenamiento, por ahora deseo estar sola, necesito darme un baño e iniciar con mis labores del día— pide Yadira y Yami para su asombro desaparece, al hacerlo deja una niebla oscura, la cual se disipa en menos de tres segundos.

Al estar sola, Yadira sonríe.

El universo la ama, de eso no tiene dudas, ahora no solo tiene magia de fuego, sino también una de oscuridad.

Ella va a poner todo su empeño en lograr lo que desea, y se hará fuerte.

Feliz, Yadira se va hasta su baño y se limpia por completo, al terminar sale de allí muy contenta, y va hasta su guardarropa y se pone algo cómodo para pasar el día.

Al finalizar sale de su habitación y se va al comedor, el que para su buena fortuna estaba solo con los que sirven el desayuno.

Ella nada más sentarse en su lugar ordena que se le sirva el desayuno, y los empleados le hacen caso.

Igualmente de feliz Yadira comenzó a desayunar y cuando terminó se fue a su oficina a trabajar.

Ese día estaba revisando los libros de finanzas, y notaba que en ellos estaban escritos los gatos de su tío y su familia.

Al sumar los gastos, ve que son demasiado exagerados y ridículos a la vez.

El hombre y su familia gastan más que ella, que es la emperatriz.

Tal cosa hace que se le quite su buen humor.

En busca de una explicación, con uno de los guardias Yadira manda a buscar al ministro de tesorero real.

Un rato después, aquel hombre el cual era un poco mayor llega a la oficina.

Yadira al verle va directo al grano.

—¿Cómo me explica que mi tío quien no mueve un dedo de su palacio gasta más dinero que yo que soy la emperatriz?— pregunta ella directamente y el hombre palidece, él había recibido un soborno del tío de la emperatriz, y sin el consentimiento de ella, durante años le ha pasado una suma ridícula a esa familia.

No entiende cómo Yadira hasta ahora fue que se ha dado cuenta.

Por lo que para salvar su pellejo, él decide decir algo descabellado.

—Usted fue quien me ordenó darle esa cantidad cada mes, solo cumplía órdenes— dice el hombre y Yadira sonríe.

—¿Ministro, crees que soy una estúpida? Nunca haría algo así, mejor le daría ese dinero a los pobres, mi familia piensa que soy estúpida, todos los ministros de esta corte creen que yo soy una tonta, pero ya verán, los tengo a todos en la mira, usted es el primero en mi lista, ahora salga de aquí, que no estoy para ver su cara de estúpido, y dígale a mi tío, que se terminó la gallina de los huevos de oro— grita Yadira y el ministro se despide muy asustado de ella y sale de allí a pasos apresurados.

Yadira por su parte, se queda sola en su oficina, y al hacerlo calcula lo que ha gastado su tío, y ve que es una fortuna.

Ver semejante cosa le hace hervir la sangre.

No sabe cómo la anterior Yadira fue tan estúpida, su familia siempre fue una sanguijuela de lo peor, pero ya eso se terminará pronto.