Volví a la manada que tanto he odiado, estando dentro de esta manada me trae recuerdos de aquella noche, estuve apunto de morir y la única manera en la que podía sobrevivir era recibiendo tratamiento en el mundo humano, pero los miserables de los reyes trillizos alfas les habían negado a mis padres la opción de ir al mundo humano ya que el odio que le tienen los hombres lobos a los humanos es demasiado, el recuerdo de mis padres arrodillados pidiéndoles que los dejaran ir para poder salvarme no sale de cabeza, ellos le dieron la opción de que si se iban no podían volver a la manada y así fue como mis padres y yo terminamos siendo unos renegados prohibiéndonos la entrada a la manada Luna real. Y ahora después de ocho años les piden a mis padres volver ¿para que? Eso lo sabremos muy pronto
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Capítulo 17
Apenas salimos de la casa de la manada, los trillizos me dijeron que iban a vendarme los ojos dude por unos minutos pero accedí pero les pedí que me cargaran ya que no iba hacer el ridículo y caerme, Jack no dudo en hacerlo por el camino íbamos hablando de cosas sin sentido y de lo que nos gustaba como por ejemplo sus colores favoritos, a Jack le gustaba el negro aunque ya lo sabía era más que obvio por su vestimenta, Noah el azul y Sam el blanco pero para los tres el rojo es una debilidad, tambien me preguntaron sobre mi color favorito obviamente respondí que es el morado.
Los trillizos se detienen lo que me dice que hemos llegado Jack me baja de sus brazos y pone sus manos en mis hombros.
—Lista? — pregunta y asiento.
Me quitan la venda de los ojos tardo un momento en abrirlos, y lo que tengo enfrente me deja sorprendida.
—Sigue aquí — digo mirando cada rincón del lugar ¡El Poso! Se ha vuelto mucho más lindo ahora hay luciérnagas que hacen que el lugar se vea mágico.
—Queríamos que fuera sorpresa, eso era lo que hablábamos con Mike — dice Sam, y me volteo a mirarlos con culpa.
—Enserio? — preguntó y ellos asiente — y yo que los trate mal todo el día — digo arrepentida.
—No te sientas mal pequeña, tenías tu razónes — dice Jack dándome un beso en la frente — ven.
Me llevan hasta una manta que está tendida en el suelo cerca del pequeño lago y este detalle hace que las mariposas de mi estómago revoloteen, ellos se sientan junto conmigo.
—Te gusta? — pregunta Noah.
—Me encanta— digo emocionada y por culpa de esa emoción me lanzo sobre ellos y les doy un beso a cada uno en la mejilla, y al darme cuenta de lo que hice me sonrojo y trato bajarme de encima de ellos pero no me lo permiten.
—Creo que te sorprenderemos más seguido — dice Sam dándome un beso en la mejilla.
Nos quedamos así por un rato mi cabeza está recostada en el pecho de Noah con Jack y Sam a cada lado, ellos tienen su atención puesta en mi y debo admitir que me gusta que su atención solo esté puesta en mi, sus miradas dirigidas a mi mientras hablo son halagos a mi corazón ya que me miran como si fuera el ser más extraordinario que existe.
—¿Luna no había dicho que los lagos, rios y todo eso estaban secos? — preguntó.
—Así es — dice Jack.
—¿Y por qué este no lo esta? — preguntó.
—No tenemos respuesta para eso — responde Sam.
—Además de que habían dicho que este poso llevaba años seco, ¿como es que este lugar volvió a la vida? — preguntó. Los trillizos se quedan pensativos tratando de encontrar respuesta a la pregunta.
—¿En qué condiciones encontraste este lugar? — me pregunta Jack
—Pues debo decir de que era horrible — digo, les cuento los detalles de como lo encontré de lo que hice y como de repente ya no era un luga horrible.
—Entonces es gracias a ti — dice Jack, sus hermanos y yo lo miramos confundidos.
—¿De que hablas? — pregunta Noah.
—Analicelon, todo en este lugar estaba muerto no tenía vida, aquí no crecían flores por más que plantaran el poso no contenía agua y la que caía en él se secaba, anímales que pisaran este lugar morian y todo eso cambió cuando Emma encontró este lugar, un animal que estaba casi muerto de repente volvió a la vida cuando ella lo atendió. Es muy obvio — dice Jack como un profesor explicando a sus alumnos una ecuación matemática, con esto debo decir que es el más inteligente de los tres.
—Ahora que lo dices así tienes razón hermano — dice Sam.
—Que color es tu loba Nena? — pregunta Noah, y en respuesta bajo la cabeza— ¿Que pasa?.
—He....yo....— me da vergüenza decir que no he podido cambiar.
—¿No has cambiado? — pregunta Jack y lo miro ¿Como se dio cuenta? — Eres muy expresiva pequeña — me dice con una sonrisita.
—¿Por qué no has podido cambiar? — pregunta Noah — si no quieres hablar de eso solo dilo y lo entenderemos.
Los miro por un rato largo, hasta que me armo de valor para contarles.
—Pude sentir a mi loba a los dieciséis, pero cuando llegó el momento de cambiar no pude — respiro profundo— al parecer mi loba es muy fuerte como para que mi pequeño cuerpo soporte el cambio sin ayuda, la primera vez que intente cambiar el dolor fue tan intenso que perdí el conocimiento por dos días — digo sin mirarles a la cara ya que la vergüenza que siento es grande.
—No te avergüences de eso pequeña, el hecho de que no hayas podido cambiar no dice que seas débil o que jamás podrás hacerlo — me dice Jack.
—Como quieres que no me sienta mal si toda mi vida ha sido así — no se en que momento las lágrimas se deslizan por mis mejillas — de pequeña pasaba más tiempo en el hospital que en casa, todos me tenían lástima por era una niña frágil que con cualquier cosita se enfermaba, no podía jugar bajo la lluvia por que me enfermaba ¿Que niño de linaje lobo se enferma? Aveces las personas ni siquiera creían que era de linaje lobo, y lo peor era que aquí nunca tenía solución para mis males si no que necesitaba medicamentos humanos y la última vez que me enfermé estando aquí casi muero.
“Por mi culpa mamá y papá fueron desterrados de la manada, toda mi vida me han tenido lástima por ser una loba débil pensé que cuando por fin pudiese cambiar las cosas cambiarían, pero no. Fue todo lo contrario ni siquiera fui capaz de cambiar y eso es súper frustrante, saber que depende de mis compañeros el que yo pueda cambiar ¿que hubiese pasado si ustedes no me hubiesen aceptado? Tal vez jamás hubiera cambiado”
No se en que momento empecé a llorar, cosa que no hacía desde hace muchos años ni siquiera cuando estuve a punto de morir, podía retorcerme de dolor pero jamás permití que una lágrima saliera de mis ojos esa era mi manera de sentirme fuerte.