"El precio del poder" es una historia de poder, ambición y deseo en un mundo donde la lealtad familiar y la estrategia son las reglas de juego. Lucía Álvarez, heredera de uno de los clanes más poderosos del país, y Iris Espinosa, la hija de un despiadado líder mafioso, son obligadas a unirse en un matrimonio arreglado. Ambas, atrapadas entre sus propios sueños y los oscuros intereses de sus familias, deben navegar un mundo peligroso lleno de intrigas, sacrificios y traiciones.
A lo largo de esta apasionante novela, las protagonistas luchan por encontrar su lugar en un mundo que las quiere como piezas en un tablero de ajedrez, pero ambas tienen planes propios. En el proceso, descubrirán que el amor no siempre es blanco o negro, y que el precio que deben pagar por el poder puede ser mucho más alto de lo que imaginaban.
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El encuentro
Capítulo 1: El Encuentro
Perspectiva de Lucía:
El sonido de las olas chocando contra las rocas a lo lejos era lo único que rompía el silencio en la mansión Álvarez. Lucía observaba a través del ventanal del salón, la vista de la ciudad iluminada en la distancia, mientras su mente se debatía entre los cálculos y las decisiones que su familia había tomado por ella. En la mesa de su estudio, los papeles que su padre había dejado sobre la mesa hablaban de un futuro que ella no había elegido: el matrimonio con Iris Espinosa.
"Es solo un negocio", pensó. "Un trato entre dos familias poderosas. No tiene que ser más que eso".
Lucía había sido criada para ser líder, pero también para cumplir con los deseos de su padre. Fernando Álvarez, su padre, veía en el matrimonio una manera de fortalecer la posición del clan. Y ella, como siempre, sería la pieza perfecta en ese juego. A su madre, María Elena, no le gustaba la idea, pero tampoco se opondría. En ese mundo, las emociones eran secundarios a la lealtad y el poder.
La idea de compartir su vida con alguien que no conocía le resultaba incómoda. Pero, al mismo tiempo, sentía una extraña curiosidad. ¿Quién era Iris Espinosa realmente? Las historias sobre ella siempre habían sido contradictorias: una hija de uno de los hombres más peligrosos del país, pero también una joven que parecía tener un carácter rebelde, incluso para su familia. Lucía no era tan fácil de impresionar, pero sentía que esa mujer podría ser una amenaza o una aliada... o algo más.
Dejó el vaso de cristal sobre la mesa y, sin mirarse en el espejo, comenzó a prepararse. Esa noche, algo importante cambiaría. Su destino estaba marcado, y no había vuelta atrás.
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Perspectiva de Iris:
La oscuridad del departamento era la única compañía que Iris necesitaba en ese momento. En la mesa del comedor, las cartas que su padre le había dejado estaban ahí, como un recordatorio constante de que su vida, al igual que la de Lucía Álvarez, ya no le pertenecía. El matrimonio estaba pactado, sellado con la firma de su familia, y ella no tenía poder para evitarlo.
"Iré, lo haré, pero esto no será fácil", pensó, apretando los puños sobre la mesa. "No me voy a someter. No a ella, ni a nadie".
Iris sabía que este matrimonio era solo un juego de poder, y en ese juego, su familia esperaba que ella se comportara como una pieza más en el tablero. Pero no lo haría. No dejaría que su vida fuera determinada por las decisiones de su padre, ni por la promesa de estabilidad que le ofrecía. Tenía que ser más astuta que eso.
Aunque se rebelaba contra la idea, la verdad era que no podía escapar. Javier Espinosa, su padre, había sido claro: este matrimonio fortalecería su influencia, algo que Iris comprendía, pero no aceptaba. Aun así, algo la mantenía en vilo. Lucía Álvarez, la heredera del clan Álvarez, era un enigma. Sabía poco de ella, pero los rumores eran suficientes para mantener su atención: inteligente, fría, calculadora.
No sería una guerra fácil. Pero Iris estaba dispuesta a luchar, incluso si eso significaba perderse a sí misma en el proceso. De algún modo, necesitaba saber si Lucía sería tan fría y distante como decían... o si habría algo más bajo esa fachada.
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Perspectiva de Lucía:
Lucía miró el reloj. Era tarde, pero el encuentro aún no había comenzado. Estaba en el salón principal de la mansión, esperándola. Aunque el vestido que llevaba era perfecto para la ocasión, no podía evitar sentirse extraña. El matrimonio estaba a la vuelta de la esquina, y ella nunca se había sentido tan distante de todo lo que le había sido enseñado.
A lo lejos, vio la figura de un coche acercándose. El corazón le latió más rápido de lo que había esperado. No era solo una ceremonia. Este sería el comienzo de algo nuevo. Algo que, por fin, estaría bajo su control... o al menos eso esperaba.
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Perspectiva de Iris:
El coche se detuvo frente a la mansión de los Álvarez, y el aire parecía más denso de lo normal. Iris observó el edificio imponente desde el asiento trasero, preguntándose si alguna vez podría sentirse en casa aquí. La mansión parecía un símbolo de todo lo que su familia representaba: riqueza, poder y, sobre todo, control.
Cuando finalmente bajó del coche y vio la figura de Lucía esperando en la entrada, algo en su interior se aceleró. La mujer era más impresionante en persona. Su presencia parecía llenar el espacio, su postura erguida y su mirada fija en ella. No parecía la clase de persona que aceptaría fácilmente un matrimonio impuesto. Iris sonrió levemente, sabiendo que el reto estaba a punto de comenzar.