"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.
Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.
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Capítulo 23: Dolor silencioso
Valeria había pasado años guardando un secreto, un sentimiento que había ido creciendo lentamente con el paso del tiempo. Desde el primer día en que conoció a Sebastián, algo en su interior le decía que había algo especial en él. Con los meses, esa chispa se convirtió en una llama, y aunque Valeria había intentado ocultarlo, sus sentimientos por su jefe se hicieron cada vez más profundos.
Nunca se atrevió a decírselo a Janeth. Sabía que su amiga compartía una conexión especial con Sebastián, pero ella no quería ser una carga ni una interferencia en su amistad. A lo largo de todo ese tiempo, Valeria había visto cómo la relación entre ellos se fortalecía, sin saber que, en realidad, Sebastián también sentía algo más por Janeth. Pero ella no lo vio, o tal vez no quiso verlo.
Esa tarde de domingo, después de un rato agradable en el parque, Valeria decidió ir al baño. Sintió que necesitaba un respiro, un momento para estar sola. Mientras caminaba hacia los baños, nada parecía indicar lo que estaba a punto de descubrir.
Cuando salió, los encontró. Sebastián y Janeth estaban sentados en una banca cerca, en una conversación en voz baja. Valeria no podía escuchar bien, pero algo en el aire le indicó que había algo distinto en su tono de voz, en su actitud. Decidió acercarse sigilosamente, sin que ellos lo notaran, impulsada por una curiosidad que no podía controlar.
Lo que escuchó la dejó sin aliento.
"Janeth, quiero ser honesto contigo", dijo Sebastián, con una voz cargada de emoción. "Desde hace tiempo, he estado sintiendo algo más por ti. No puedo seguir guardándolo. Me estoy enamorando de ti."
Valeria se paralizó.
El mundo a su alrededor dejó de existir por un momento. Sebastián, el hombre por el que ella había estado enamorada durante tanto tiempo, le estaba declarando su amor a Janeth. Valeria sintió un nudo en el estómago, como si todo su cuerpo estuviera reaccionando al dolor que estaba comenzando a tomar forma en su pecho. No podía moverse, no podía pensar. Estaba en shock.
Janeth, sorprendida, respondió suavemente: "Sebastián, yo… no puedo corresponder a tus sentimientos. Mi vida está encaminada de otra manera y no puedo corresponder a tus sentimientos."
Las palabras de Janeth golpearon a Valeria como una ola imparable. Sebastián, con una sonrisa triste, le respondió: "Lo entiendo, Janeth. Solo quería que lo supieras. Si no es conmigo, espero que encuentres la felicidad que mereces."
Valeria, incapaz de soportar más, se alejó sin hacer ruido, sin que ellos la notaran. Con el corazón roto, se alejó de la escena, buscando refugio en el vacío de la calle. Necesitaba tiempo para procesarlo, pero todo le parecía nublarse. Sebastián estaba enamorado de Janeth, y Valeria sabía que nunca sería correspondida.
Esa tarde, cuando llegó a su casa, la sensación de vacío la envolvió por completo. No podía dejar de pensar en lo que había escuchado, en el rechazo de su amiga hacia Sebastián, en el dolor que ella misma sentía por saber que el hombre al que había amado en silencio durante tanto tiempo nunca podría ser suyo.
Valeria se recargó en la puerta de su casa, dejando que sus lágrimas comenzaran a caer sin control. No podía hacer nada para detener el torrente de emociones que la invadían. No podía pensar, no podía respirar sin sentir un vacío inmenso. En ese momento, todo lo que pensaba era en la conversación de Janeth con Sebastián, en el rechazo que su amiga le dio, en el amor no correspondido que Valeria había guardado para sí misma.
Mientras lloraba desconsolada, su teléfono comenzó a sonar. Pero Valeria no tenía fuerzas para atenderlo. Ni siquiera se molestó en mirar la pantalla. El dolor en su pecho era demasiado grande, demasiado profundo. Cada vez que pensaba en lo que había escuchado, sentía como si su corazón se apachurrara más.
Después de varias horas, Valeria se levantó del suelo, agotada por el llanto, con los ojos rojos y doloridos. Caminó lentamente hacia su habitación y se acostó en su cama, sintiendo cómo todo el peso de lo que había vivido ese día caía sobre ella. El silencio de su habitación la envolvió, pero su mente seguía dando vueltas a lo que había pasado.
No estaba lista para pensar en lo que haría después. Solo quería que el dolor se detuviera, que el tiempo pasara rápido. Cerró los ojos, dejando que las lágrimas siguieran cayendo mientras recordaba las palabras de Sebastián, su confusión, su dolor.
Finalmente, después de un par de horas, Valeria se quedó dormida, agotada por tanto llanto, sin saber qué hacer con los sentimientos que ahora se acumulaban en su interior.
¿Cómo podrá Valeria seguir adelante con estos sentimientos guardados, ahora que sabe lo que siente Sebastián por Janeth? ¿Será capaz de seguir siendo su amiga sin que el amor no correspondido la destruya por dentro?
