Eric, Una Pasión Sin Medidas.

Clara

Ya hace más de un mes que estoy en este pequeño pueblo de España, llegue aquí luego de estar escapando de mis padres, gracias a una señora mayor muy amable llamada Diana tengo donde quedarme, ya que me ofreció vivir con ella, cosa que nos da alegría a las dos, porque ella está sola. Le tomé tanto cariño que la llamo mamá, pensé que se opondría a que la llamara así, pero no le encantó y desde entonces la llamo así.

Trabajo de mesera en un pequeño café que está a tres cuadras de donde vivimos.

Siendo las dos de la madrugada por fin llego a casa luego de un largo día de trabajo.

— Hola buenas noches tesoro.

— Hola mamá, sabes no tienes que esperarme hasta tan tarde.

—No es problemas para mí, aparte si no te espero me preocupó mucho.

— No cambias más, pero muchas gracias por hacerlo. Dios... que frío!!.

— Ya te preparo un cafecito.— Mamá se levanta y va hacia la cocina.

— Muchas gracias.

Luego de unos minutos ella regresa con dos cafés y algunas galletitas para que comamos.

— Bien aquí está todo, a comer.

— Eres increíble... Te quiero mucho.

— Y yo a ti mi niña.

Ambas nos acabamos todo lo que ella pudo en la mesa, luego de limpiar y acomodar todos nos fuimos a dormir, durante estos días siento algunos mareos y mucho cansancio, pero a de ser por lo poco que duermo y lo mal que me estoy alimentando, ya que voy muy temprano al trabajo y salgo muy tarde, tengo que organizarme para no seguir así. Reflexionando en eso me quedé dormida.

...Una semana después....

En los siguientes días me estuve sintiendo igual o peor que antes, no le quise decir nada a Mamá porque no quiero preocuparla con tonterías, ella ya tiene suficiente con sus propios asuntos.

Durante todo este tiempo no he podido dejar de recordar y extrañar a Eric, me pregunto ¿cómo está?.¿Qué estará haciendo?. O ¿Si me recuerda o me extraña tanto como lo extraño él?. Aunque lo he intentado no puedo arrancarme lo de mi corazón, vive en mi memoria, sé que hice lo mejor por él y su familia, pero eso no hace que lo deje amar o que la distancia duela menos y es que en tan poco tiempo él se apoderó de todo mi ser, daría mi vida porque el este a salvo.

— Cariño apúrate, vamos levántate que llegarás tarde!!.

— Ya voy mamá, un ratito más.

—Ah... Escúchate, vamos…. vamos que después tienes que andar a las corridas.— Me destapó de golpe.

— Ahh... Dios hace mucho frío. Además, la cama está tan cómoda y calentita.

—Plock..plock.(aplaude). Ya, ya levántate vamos.

— Bien tú ganas.

Me levanto y visto de muy mala gana y bajo a la cocina donde Mamá me está esperando con el desayuno, y como ella dijo voy a las corridas.

— Ven come algo y después te vas.

— Si, si voy.

— Últimamente, estás muy dormilona, te duermes cada que puedes en cualquier lugar.

— Si voy a comprar algunas vitaminas luego.

— Si, será lo mejor.

— Bien, gracias por tan rico desayuno me tengo que ir.— Voy donde está ella y le doy un beso en la mejilla.— Adiós.

— Adiós.