Nadie nunca ha visto el verdadero rostro de la emperatriz. Nadie sabe la razon por la que la emperatriz no se ha dejado ver por su pueblo. Algunos dicen que tiene un rostro poco agraciado. Otros dicen que desconfía de todos a su alrededor. Las malas lenguas hablan sobre la guerra. Una mujer de tan solo 18 años que lidero la guerra mas larga de la historia de los 5 reinos. Solo 20 minutos le tomo acabar una guerra que habia durado mas de 40 años. La salvadora de la nacion. La emperatriz Suprema. Ishtar D'Labot.
Nadie conoce su verdadero rostro. Nadie recuerda su verdadero ser.
Excepto el. El recien nombrado Duque de Geronia ha vuelto al imperio. Con el unico deseo de recuperar el amor que ha perdido.
Pero se llevara una grande sorpresa. Porque la mujer de sus recuerdos ya no existe. Y en su lugar una mujer con multiples rostros lo recibe.
Dentro de ella residen muchas personalidades. ¿Podra el enamorar a todas ellas?
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Capitulo 16:Castigo
La emperatriz paseaba por el jardin en silencio. En su cabeza se paseaban aquellos recuerdos. Esos que la habian mantenido de pie tantas veces. Incluso cuando era solo una niña. Su madre la castigaba cada vez que se equivocaba. El sonido del latigo golpeando su espalda y el dolor que se instalaba en su cuerpo jamas se le olvidara. La presion en sus rodillas por mantenerse firme en el suelo. El dolor en su lengua por morderla evitando emitir algun sonido. La manera en que sus pies se hinchaban apretados en sus zapatillas de princesa.
Se habia escondido tan bien. Nunca deseo que Yoon-ha conociera ese lado de ella, nunca deseo que el ni nadie conociera su dolor, que la vieran ser debil. Las palabras de su madre habian calado mas hondo de lo que desearia. Ella jamas se mostraria debil delante de nadie. Ella no era ese tipo de persona. Pero Ishtar si lo era... y ella no podia evitar eso.
Les gustaba. Y no solo le gustaba. Estaba enamorada del duque.
Todavia recuerda la primera vez que lo vio. Su mirada clavada en ella al otro lado de la habitacion. Solo en ella. Y cuando lo miro por primera vez tuvo miedo. Porque el la miro como si de verdad pudiera verla. Como si pudiera ver a travez de su mascara y saber que ella... no era la verdadera Ishtar. Tuvo miedo de que el pudiera conocer sus secretos. Que el fuera consiente de sus debilidades. Tuvo miedo de la mirada que la habia desnudado por completo. De la seguridad de la sonrisa que le dio. Yoon-ha no tenia miedo de ella. El habia conocido su lado oscuro. Y no habia dudado en quedarse a su lado.
Dudo de aceptar cuando Raktar le informo que el duque se mudaría con ellos. Una cosa es que se vieran en el día todos los días y otra muy diferente es que él conociera a la mujer de la noche. ¿Podría superarlo? Aquello que la paralizaba y la dejaba completamente indefensa. ¿Alguna vez podría dejar aquello atras??
¿Y quien era ella? ¿era Ishtar? ¿La emperatriz? ¿Gaia? ¿Jikan?
No parecia ser ninguna de ellas.
Porque aquella mujer no tenía un nombre, no emitía una palabra. Era solo un alma en pena.
Era solo un cascaron vacio.
Esa noche el duque caminaba por los pasillos del ala este del palacio imperial como si estuviera poseído por algo que no podía explicar. Camino con seguridad como si inconscientemente supiera a donde lo llevaban sus pasos, se detuvo delante de una puerta blanca. Su mano tomó el picaporte y abrió la puerta sin dudar y lo que se encontró adentro lo dejo perplejo. Una habitación de bebe, una cuna de madera en una esquina, una mecedora. Un estante lleno de vestidos de bebe ordenado por colores. Blanco, amarillo, marfil, rosa, violeta, celeste. Todo estaba perfecto y pulcro.
El duque paseó por la habitación en silencio observándolo todo y entonces sus ojos se fijaron en el pequeño bulto en el suelo escondido detrás de la cuna. Camino hacia aquello dudoso y pudo vislumbrarlo con claridad. Su cabello dorado cubriendo su cuerpo, su rostro hundido entre sus piernas. Parecía tan pequeña e indefensa.
El duque se acerco corriendo y se puso de rodillas en el suelo.
—Ishtar...—su nombre salio de sus labios preocupado, pero la mujer en el suelo nunca contesto, no se movio de su lugar—Alteza... que sucede?
La mujer que abrazaba sus piernas con fuerza hasta dejar sus dedos blancos, nunca se movió, no dijo nada. El duque desesperado la tomo del rostro alejándola de su refugio entre sus piernas y entonces pudo ver su rostro. Sus mejillas sonrosadas. El sudor que caía por su frente. Su mirada perdida. Sus ojos dilatados. Ella nunca lo miro.
Parecia perdida.
—Ishtar... Ishtar mirame, que esta sucediendo Ishtar?—el duque la jalo hasta el enrrollandola en sus brazos. En ese momento no le importaba la etiqueta, ni el hecho de que estaba abrazando sin pudor alguno a la emperatriz del imperio. Solo queria calmarla, solo queria traerla de vuelta—Ishtar por favor... si no me dices nada no puedo ayudarte.
—Ella no hablara.
Yoon-ha volteo hacia el dueño de aquella voz. Lord raktar se quedo de pie en la puerta de la habitacion.
—Que?... que le sucede? porque no hablara?
Lord raktar suspiro cansado, camino hacia ellos deteniéndose a su lado.
—Llevemosla fuera de aqui. Este lugar es un castigo que Ishtar no merece.
El duque asintio, tomo a Ishtar entre sus brazos y se puso de pie. La pequeña mujer se agarro con fuerza de su camisa y sin dudarlo enterró su cabeza en su cuello. El duque salio de la habitacion con Lord Raktar detras de el y cuando estuvieron en la puerta de la habitacion, Lord Raktar se dio la vuelta y estiro sus manos, sus ojos oscurecidos de furia. El lugar comenzo a incendiarse en llamas. Yoon-ha lo miro sorprendido.
—Que carajos? que cree que hace? se incendiara todo el palacio.
Lord Raktar cerro la puerta y volteo hacia el.
—Estoy quemando el pasado. Ishtar no merece ser castigada, ya no mas. Este fuego no saldrá de esta habitacion, destruirá todo lo que alguna vez le hicieron a Ishtar. Esa habitacion... era una replica exacta de la que hace mucho tiempo fue la habitacion de la Princesa heredera de Malar. Esta manchada por un pasado que Ishtar ya no necesita recordar. No permitiré que ella siga torturandose a si misma. Y para eso necesito su ayuda Duque.
Yoon-ha lo miro en silencio. Raktar le paso por un lado invitándolo a seguirlo. Caminaron por los pasillos hasta llegar al salón principal. Los dos tomaron asiento un frente al otro.
Ishtar seguia aferrada al duque. Reposando entre sus piernas. Y en ese momento el Duque fue consiente de su cercania. De su suave respiracion en cuello. De sus manos aferradas al cuello de su camisa. De la proximidad de sus cuerpos y la fina bata que cubria a la pequeña mujer entre sus brazos. Y por un momento se sintio cohibido. Sus brazos estaban en contacto con la piel desnuda de las piernas de la emperatriz. Esto era los mas cerca que habian estado en sus vidas. Ella estaba aferrada a el, como si el fuera su salvavidas. Y el deseaba serlo. Deseaba ser el ancla que la mantuviera aferrada a tierra.
El deseaba serlo todo para ella. Como ella lo era para el.