León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
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Capítulo 16 : Desfile de Tentaciones
La semana de la moda en la ciudad estaba en su apogeo, y León, Sophia y su gata Emperatriz se encontraban en la entrada del evento más esperado del año: un desfile de lencería organizado por una de las amigas más cercanas de León, una talentosa diseñadora que había conquistado el mundo de la moda con su elegancia y sensualidad.
Sophia, con su cabello recogido en un moño sencillo y su mirada tranquila, lucía radiante, aunque no sin cierto nerviosismo. León, por su parte, se veía impecable, como siempre, con su estilo único que dejaba claro que era el centro de atención incluso sin esfuerzo. Mientras caminaban hacia la entrada, Emperatriz se frotaba contra las piernas de Sophia, como si ella también estuviera emocionada por el evento.
Al llegar, la diseñadora, una mujer de carácter fuerte y mirada decidida, los recibió con una sonrisa amplia.
—¡León, qué alegría verte! —exclamó, dándole un cálido abrazo. Luego, su mirada se desvió hacia Sophia, quien observaba tímidamente el bullicio a su alrededor. La diseñadora la examinó brevemente y, con una sonrisa astuta, se acercó a ella—: Tú... tú tienes el cuerpo perfecto. ¿Te gustaría modelar para mí?
Sophia se quedó quieta por un momento, sorprendida por la propuesta. No estaba segura de qué hacer, pero antes de que pudiera responder, León intervino, con su tono siempre relajado, aunque con una chispa de preocupación.
—Te presto a mi asistente, pero no me hagas trabajar demasiado, ¿eh? —bromeó, mientras se alejaba para encontrar su asiento en los primeros lugares del desfile, con Emperatriz en su regazo.
Sophia asintió, un tanto insegura, mientras la diseñadora la guiaba hacia el vestuario. El lugar estaba lleno de modelos y estilistas, pero la atmósfera era eléctrica, cargada de sensualidad y expectación. Sophia, aunque nerviosa, se sintió de alguna manera emocionada por la oportunidad. Cuando se miró al espejo, su rostro se iluminó. El conjunto de lencería que le habían dado era blanco, con encaje delicado que realzaba sus curvas, y una bata transparente que caía suavemente sobre sus hombros.
El desfile comenzó con una música suave y sensual, envolviendo la sala en una atmósfera de deseo y elegancia. Las primeras modelos pasaron por la pasarela, deslumbrando con su porte y sensualidad, pero cuando llegó el turno de Sophia, algo cambió en el ambiente.
Con cada paso que daba, Sophia deslumbraba. Su belleza inocente, pero a la vez provocadora, capturaba las miradas de todos los asistentes. El conjunto blanco de encaje parecía hacer que su piel brillara, y la bata que caía de sus hombros dejaba entrever su figura de manera delicada y seductora. Los ojos de León, que hasta ese momento habían estado fijos en la pasarela, se clavaron en ella. Por primera vez, algo en su interior se agitó. Una sensación desconocida lo recorrió, una mezcla de admiración y deseo, algo que no había anticipado.
El público se quedó en silencio por un momento, cautivado por la belleza serena de Sophia, mientras ella caminaba con gracia, sin perder la compostura. León, desde su asiento, no pudo evitar sentir una presión en el pecho al verla. Había algo en su rostro angelical y en la forma en que su cuerpo se movía que lo hizo sentir una tentación que nunca había experimentado antes.
En la segunda pasada, Sophia apareció con un traje de una sola pieza, un diseño sofisticado y elegante. La parte trasera del conjunto tenía una cola esponjosa de color rosa, que fluía con cada paso que daba. La suavidad del tejido y la forma en que la cola se movía al ritmo de su caminar solo aumentaban la sensualidad del momento. Esta vez, la mirada de León no era solo de admiración, sino de una necesidad de comprender qué estaba pasando en su interior. La imagen de Sophia, tan perfecta y tan distante, lo hacía sentir incómodo de una manera que nunca había experimentado.
A lo largo del desfile, León observó cómo los demás asistentes, incluidos los fotógrafos y críticos de moda, no podían apartar la vista de ella. Sophia, tan natural y a la vez tan deslumbrante, se había convertido en el centro de atención. Y él, por primera vez, no podía evitar sentirse tentado a acercarse más a ella, a descubrir qué había detrás de esa apariencia tan perfecta.
Al final del desfile, cuando las luces se apagaron y el público comenzó a aplaudir, León permaneció en su asiento, observando a Sophia mientras se dirigía hacia el vestuario, sin saber cómo manejar los sentimientos que había despertado en él.