Moonlight (BL)

Me encontraba en el patio trasero de mi casa, sentado enfrente de la entrada, debajo de un pequeño árbol lo suficientemente grande como para dar un poco de sombra. El día estaba soleado y después de la escuela había decidido venir aquí a despejar un poco mi mente mientras veía como el jardinero hacia su trabajo. Cuidar las plantas es fácil si sabes hacerlo y también es algo delicado. Había llegado a esa conclusión después de una hora.

Yo no soy muy fanático de las flores. Me gustaba mirarlas de vez en cuando, pero no era una persona que sintiera ese sentimiento de emoción por cuidar de ellas, no después de que en un proyecto escolar, mi frijol nunca floreció. Recuerdo que había tenido mucha fe en el pero nunca salió la flor, incluso recuerdo que mi madre trató de animarme haciendo el mismo proyecto y haciendo que yo lo hiciera por segunda vez, pero la única que logró el objetivo de que su frijol se volviera en una planta fue ella.

Incluso recuerdo que tuvimos que hacer pasar su planta por la mía para poder obtener una buena calificación, porque por más que lo intente nunca obtuve el mismo resultado. Sonreí inconscientemente ante el recuerdo.

Mire por unos minutos más al jardinero cuando siento como alguien se sienta a mi lado, inmediatamente mis fosas nasales se llenaron de un aroma a frutos rojos realmente delicioso. Rápidamente reconocí a la persona que portaba ese aroma tan embriagador.

—¿Qué haces aquí pequeño Lee?—Pregunto Emily.

La miré notando que ya no traía su uniforme de trabajadora, en cambio vestía unos jeans algo rotos y una blusa color morada. Su cabello color negro caía por sus hombros, era ondulado y realmente bonito. En sus manos traía un plato con rodajas de pepino y estaba seguro de que le había echado algo de limón y sal.

—Solo trato de despejar mi mente.—Le respondí sincero dándole una rápida mirada para devolver mi vista hacia el jardinero.

—¿Quieres?—Me acerco el plato colocándolo casi en mis ojos.

—No, gracias.—Le dije con una ligera sonrisa por su acción.

Emily tiene veintidós años, es cuatro años mayor que yo. Recuerdo que entró a trabajar hace dos años para pagar sus estudios universitarios y por lo que sabia era una de las mejores de su universidad. No siempre tenía la oportunidad de hablar con ella ya que si no estaba trabajando ya no se encontraba en casa.

Las pocas veces que habíamos hablado siempre me sentía a gusto, ella transmitía una energía muy diferente a la de las demás personas que conocía. Era mucho más alegre.

—Tú te lo pierdes.—Dijo divertida.

Sonreí igual que ella mientras escuchaba como masticaba con la boca cerrada una rodaja de esa fruta verde. Me gusta hablar con ella aunque no siempre tenía la oportunidad, éramos algo cercanos pero no lo suficiente como para llamarnos amigos.

Nos quedamos unos minutos más viendo como trabajaba Hector, el jardinero, ya le faltaba poco para terminar. Hector ya tiene varios años trabajando para mis padres, en especial porque a ellos les gusta su forma tan delicada y tan buena de tratar a las plantas, siempre sabe como hacer que se vean bien. Estoy seguro de que si hacía el proyecto del frijol no tardaría en crecer su planta.

—¿Qué harás este sábado en la noche pequeño Lee?— La miré notando que ya se había acabado la fruta y había dejado el plato a un lado. Me miro atenta ante mi respuesta.

—No lo sé.— Le respondí sincero.

No había hablado con los chicos y por como se habían comportado esta semana dudaba de que fueran a hablarme. Tampoco creía salir a cenar con mis padres, especialmente porque mi padre estaba de viaje y estoy seguro de que mi madre aprovecharía eso para salir con sus amigas. Lo más probable es que se quede hasta tarde jugando cartas.

—¿Qué te parece si vamos a una fiesta?— Pregunto emocionada. La miré extraño ya que nunca había ido a una con ella.— Bueno, es más como una pequeña reunión con alcohol.— Aclaro todavía en un tono emocionada.— A parte, puedes aprovechar y utilizar alguna de tus faldas.— Me guiño un ojo de forma pícara.

—No soy lo suficientemente valiente como para ponerme una e ir a un lugar donde habrán más personas.— Respondí sin mirarla a los ojos, arrancando un poco de pasto de la tierra.

Desde que las compre había fantaseado muchas veces con salir con una falda a la calle, incluso muchas veces llegue a colocarlas sobre mi cama para verlas a la hora de vestirme, pero cuando llegaba el momento de ponermelas o de salir de mi habitación las terminaba cambiando por unos jeans y terminaban guardadas en el fondo de mi armario.

—Me gustaría algún día verte con una de ellas.— La miré notando la sonrisa en sus labios.— Te veras muy bonito.

Sonreí ante sus palabras, siempre me sentía bonito cuando me las ponía y me miraba en el espejo de mi habitación, pero me daba miedo escuchar lo que dirán las personas al verme con alguna de esas faldas puestas.

Hazen me había visto con ellas en fotos y le han gustado, pero eso no significaba que a las demás personas también les guste. Recuerdo cuando hablé con Jack sobre la forma de vestir de Nash, no quería que alguien tuviera esos pensamientos sobre mi, aunque sabia que no podía evitarlos, pero si podía evitar el como vestirme y no me sentía listo como para salir a la calle con una falda puesta. De por sí había estado muy nervioso al comprarlas, no me imagino como me pondré al salir a la calle.

—Y bien, ¿que piensas sobre la "reunión"?— Hizo comillas con los dedos al decir la última palabra.— Habrán muchos chicos guapos, tal vez te puedas conseguir a uno.— Me dio ligeros golpes con su codo en mis costillas.— La verdad es que te estoy invitando porque una compañera de la universidad me invito y me da pena ir sola.— Dijo sonrojada y de forma sincera.

La miré asombrado y emocionado por su confesión, en cambio ella me hizo un gesto de que guardará silencio, dándome a entender de que no comentara nada sobre el tema.

—Voy a ir.— Acepte su propuesta. Ella me había ayudado muchas veces, no estaba mal de que yo hiciera lo mismo.— Puede que termines con novia ese noche.— Bromee viendo como se sonrojaba aun más.

Es divertido verla así, en especial porque nunca lo había echo. Nos quedamos un rato más en el jardín trasero hasta que llego la hora de que Emily se fuera a su casa.

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El resto de la semana escolar me la pase solo durante las horas libres y las horas del almuerzo. El demás tiempo me la pasaba rodeado de mis compañeros en el aula durante las clases, pero ninguno se me acercaba ni yo a ellos. Había visto a Hazen unas cuantas veces pero ninguno de los dos nos acercábamos a hablar, no después de la última vez. Tampoco fui a las gradas del colegio en ningún momento, no era algo que me apeteciera.

No había hablado con Nash ni con mis demás amigos. Me sentía un poco triste por ello cuando los veía, pero no tanto como la primera vez que me hicieron de lado. A como fueron pasando los días me fui acostumbrando, incluso a las sonrisas burlonas que me daba Jack cada vez que se daba cuenta de mi mirada hacia ellos. Había sonrisas burlonas que quería recibir y no eran precisamente de él. Si me llegaron a molestar algunas veces las sonrisas de Hazen, estas me hacían enfurecer, pero no se lo hacía notar.

Mi madre ya no me había vuelto a mencionar nada acerca de Jack, lo que agradezco demasiado ya que después del beso que me dio quería estar lo más lejos de él por el momento.

Suspire aburrido sobre mi cama, mi vida era algo aburrida ya que después de la escuela tenia mucho tiempo libre, tuve un pasatiempo que consiste en mandarle mis fotos provocativas a Hazen, pero después del susto que me lleve cuando me dijo que ya sabía quién era el de los mensajes, ya no tenía ganas de mandarle nada. No es divertido, ni mucho menos después de tener muy claras las consecuencias de mis actos.

Agarre mi celular y lo desbloquee metiéndome a la galería de fotos. Busque la foto que me había mandado Hazen mirándola detalladamente. Todavía seguía causando ese sentimiento de placer en mi y más al recordar la vez que tuvimos sexo. La miré por última vez antes de volver a bloquear mi celular, no tenía ánimos de hacer nada.

Por suerte hoy era sábado y solo tenia que esperar a que llegara la hora de ir a la reunión que me había invitado Emily, lo que me hace sentir un poco emocionado ya que podía tratar de divertirme un rato.