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Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Status: En proceso
Genre:Amor a primera vista / Dominación / Malentendidos / Diferencia de edad / Pareja destinada / Casada con el millonario
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Marîana Ibañéz

Alejandra quien a sus 5 años fue alejada de su padre por el echo de ser la hija de una empleada y nacida fuera del matrimonio. La quiso proteger de la humillación y del maltrato, la llevó a vivir a Colombia con su familia materna. La cuido y velo por ella desde la distancia sabiendo que era la hija de su gran amor. Después de 20 años creció como una hermosa mujer, educada y valiente. Una hermosa joya... quien será la presa de un delicioso hombre que la absorberá y amará hasta que sus vidas se apaguen.

NovelToon tiene autorización de Marîana Ibañéz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Diario.

Habían pasado más de veinticuatro horas.

Veinticuatro horas desde que le envió el primer mensaje, preguntando si estaba bien. Desde el segundo, donde aún disimulaba con un tono casual. Y desde el tercero… en el que ya no pudo evitar sonar genuinamente preocupado.

Pero no hubo respuesta. Ni una palabra. Ni un maldito "lo siento". Nada.

Callahan observó la pantalla de su teléfono, todavía con el último mensaje ahí, como un recordatorio cruel de su debilidad. Lo bloqueó de inmediato y lo arrojó al asiento del copiloto con fastidio.

— Estúpido. — Murmuró, como si se hablara a sí mismo. — No vuelvas a hacerlo. — El auto llegó a la empresa. Lo esperaban varias reuniones, un salón lleno de hombres que dependían de su criterio para cerrar contratos, mover cifras, definir rutas. Un mundo donde tenía el control absoluto. Un mundo donde nadie lo dejaba en visto.

Se enderezó el saco, cerró el botón, y respiró hondo. Tenía que volver a ser él. — Graham Callahan no ruega. — Se dijo frente al espejo del retrovisor, acomodándose el reloj en la muñeca. — Graham Callahan no espera. Y Graham Callahan no siente. — Era su mantra. Su escudo. El muro que había derribado un poco por Alejandra… y que ahora reconstruía con rabia.

Ella no tenía idea de con quién estaba jugando.

Y lo peor era que él tampoco entendía por qué le importaba tanto.

Pero se obligaría a no volver a mirar atrás. A enterrarla en su silencio, como ella lo había hecho con él.

Aunque le doliera.

Y mientras Callahan batallaba con él mismo para apagar sentimientos que jamás debieron encenderse, al otro lado del mundo, Alejandra tenía las manos temblorosas.

Sostenía el libro contra su pecho. El mismo que había provocado el susto de su tía Rosa, el mismo que ahora parecía latir como si tuviera vida propia. Lo abrió con miedo, con rabia contenida, con una negación que le palpitaba en la garganta. Cada palabra escrita ahí era una verdad escondida. Un reclamo que venía desde el pasado. Desde alguien que no tenía derecho.

Su padre.

Aquel hombre que jamás conoció. Que nunca estuvo. Que se había borrado por completo del mapa… y que ahora regresaba con una carta, con un libro, con una intención que ella no comprendía.

— ¿Por qué ahora…? — Murmuró, sin atreverse a mirar a tía Rosa ni a May.

Le ardían los ojos. El estómago se le cerraba. Tenía miedo, sí. Pero no del hombre, no de sus palabras. Sino de lo que eso podía remover dentro de ella.

¿Por qué llegaba justo ahora, cuando por fin se sentía estable? Cuando estaba construyendo algo. Cuando se había atrevido a ilusionarse con alguien… — Yo tengo una vida. — Susurró para sí, con la voz quebrada. — Una vida que armé sin él. Mi familia está aquí. Ustedes me criaron. Ustedes son mi madre. ¿Qué podría decir ese hombre que me haga querer escuchar? — Y sin embargo… no soltó el libro.

Porque aunque dijera que no le importaba, el temblor de sus dedos decía otra cosa.

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Alejandra tenía el libro entre sus manos. Las yemas de sus dedos rozaban con delicadeza la tapa de cuero envejecido, como si la textura misma guardara secretos antiguos. Temblaba. No solo de nervios, sino de miedo. ¿Qué tan dispuesta estaba a conocer la verdad?

El silencio en la habitación era denso. La tía Rosa le había dicho que lo leyera con calma, que lo hiciera sola, que había cosas que solo ella podía entender desde su corazón. Y ahí estaba… sola, con la carta aún cerrada en su regazo, y el diario —el diario de su madre— abierto frente a sus ojos.

Empezó a leer. Al principio eran entradas sencillas: relatos cotidianos, emociones desbordadas de una mujer joven, humilde, pero profundamente sensible. Una empleada que había llegado a una casa lujosa, ajena, como muchas otras, y que nunca imaginó que en ese mundo encontraría el amor.

"Hoy lo vi otra vez. Me saludó al pasar. Su padre no estaba, por eso fue amable. Me preguntó si me gustaba leer… y le mentí. Le dije que sí, solo para seguir hablándole. Él rió. Me gustó su risa. Me hizo sentir como si mi presencia importara."

Cada página era un suspiro. A medida que avanzaba, las palabras se llenaban de una calidez que dolía. Su madre estaba enamorada. Y ese chico... era él. El señor Smith. No como ahora lo conocía Alejandra —una figura distante, rica, poderosa—, sino como un joven atrapado en un destino que no eligió.

"Me dijo que no quería el compromiso. Que su padre lo había arreglado con otra familia desde que era un niño. Pero también me dijo que me amaba. Que si por él fuera, se quedaría conmigo. Me creyó. Me besó. Y no lo he vuelto a ver igual desde ese día."

Lágrimas empezaron a nublarle la vista. Era una historia de amor. Verdadera. Frágil. Prohibida.

Y entonces, la última entrada:

"Estoy embarazada. Él no lo sabe aún. No quiero que lo sepa. Lo protegeré, aunque mi corazón se rompa. Pero sé que amará a nuestra hija, algún día. Aunque no esté, aunque no pueda."

Alejandra cerró el diario lentamente. Respiró hondo. Le temblaban las piernas. Luego tomó la carta. Con miedo, con enojo, pero también con una esperanza que no quería aceptar.

La abrió.

"Alejandra,

Nunca debí dejar que pasaran tantos años. No tienes por qué perdonarme, pero si lees esto, quiero que sepas que sí amé a tu madre. Que sí la quise. Que fui un cobarde. Y que tú eres lo mejor que alguna vez hicimos juntos. No mereces mis excusas. Pero si alguna vez quieres saber por qué... aquí estaré. Esperando, como esperé siempre, aunque desde la distancia.

—Smith"

Alejandra apretó la carta contra su pecho. Sentía rabia. Confusión. Una niña dentro de ella quería gritar: ¿Por qué no estuviste? ¿Por qué me mandaste lejos? Pero al mismo tiempo, las palabras de su madre... el amor que sí hubo… le abrieron una grieta al perdón.

Y sin embargo, esa grieta aún no bastaba.

— No lo quiero, tía Rosa — Susurró, con la voz quebrada. — No quiero saber nada de ese hombre. Él lastimó a mamá. Él nos dejó.

— Ale... — Intentó Rosa, pero Alejandra negó con la cabeza.

— Tía May, por favor. No quiero. No ahora. — Y entonces, con el corazón apretado y las lágrimas resbalando sin permiso, se abrazó a sí misma. No era el momento de perdonar. Aún no.

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— ¿Se durmió? — Preguntó Rosa desde la puerta entreabierta.

May asintió con un suspiro. Cerró lentamente la puerta de la habitación de Alejandra y caminó hasta la sala con el diario y la carta en las manos, apretándolos como si fueran una bomba a punto de estallar.

— No dijo nada más. Solo... lloró. Se acurrucó con el diario como si fuera su madre. — Dijo con la voz ronca. — Y volvió a repetir que no quería saber de él. — Rosa se dejó caer en el sofá. La preocupación se le notaba en el rostro. Estaba cansada. Molesta. Triste.

— ¿Y ahora qué hacemos, May? Ese hombre sigue llamando. Escribió otra vez. Dice que quiere hablar con ella. Que está dispuesto a pagar lo que sea para que viaje a Estados Unidos. Que tiene abogados. Que puede “reconocerla oficialmente”. ¡Como si eso lo arreglara todo! — Escupió con rabia contenida.

May se sentó a su lado. Sus ojos también estaban rojos, pero hablaba con más calma.

— Él no la conoce, Rosa. No tiene ni idea de lo fuerte que es nuestra niña. Pero también... de lo rota que puede estar. No es solo dolor. Es una vida entera que le ocultamos. Que le construimos con mentiras piadosas.

— Mentiras para protegerla. — Interrumpió Rosa con firmeza. — Para darle algo digno. Para no dejarla crecer con el vacío de un hombre que la abandonó. Porque eso fue lo que él hizo. ¡Abandonarla! — May bajó la mirada. Silencio. Luego habló con voz baja.

— Pero... ¿Y si él no la abandonó como creíamos? ¿Y si de verdad la mandó por amor a su madre? ¿Si estaba atrapado, si fue un cobarde, pero no un monstruo? — Rosa la miró de reojo. Estaba furiosa, sí. Pero también asustada. Muy asustada.

— ¿Y tú crees que eso le va a importar a Alejandra? ¿Que después de todo lo que ha vivido, de todo lo que ha logrado sola, va a abrazarlo como si nada? ¡Por Dios, May! Es nuestra niña. Y ahora ese hombre quiere llevársela. ¿Y si se la lleva?

— Aún no ha hablado con ella. Mientras nosotras seamos el puente... podemos frenar las cosas.

—¿ Y eso está bien? — Preguntó Rosa con el corazón en la garganta. — ¿Ocultarle información ahora es protegerla o volver a decidir por ella? — May no respondió de inmediato. Solo volvió a mirar la carta. Luego murmuró:

— No lo sé. Pero si me preguntan a mí, no estoy lista para verla sufrir otra vez...

1
Nancy Parraga
Graham a pesar de lo que el es la está protegiendo y quiere hacer las cosas bien espero que todo sea para bien de ella y que ese miserable padre se valla al diablo 👿
Mary Ney
Alejandra,lo que es sentirse protegida por hombre que ofrece estar hasta la muerte sin palabra
💀🅱️✝️🈂️...G
wooow 🥰🤗🥰👍
💀🅱️✝️🈂️...G
woooooow 🥰🥰
Maia
Quiero ver a Callahan en Acción 😈😌🔥🔥🔥
mariela
Está es la oportunidad de que Alejandra y Graham hablen sinceramente que es lo que está pasando el porque ella no acudió a la cita y que es lo que quiere su padre con ella y el porque quiere usarla como moneda de cambio aparte el tiene que decirle su verdadero nombre está muy interesante
mariela
Ese viejo Smith se está buscando lo que no se le perdió y Graham no va a permitir que se lleve a Alejandra y la llene de mentiras piadosas y quedar como una víctima.
Mary Ney
Que le explique todo lo del padre ella se case con él así el padre no podrá hacer nada
Nancy Parraga
Pobre Alejandra, espero que el le explique con paciencia y sin mentiras para que ella lo entienda .
los capítulos son muy cortos y solo uno por día 😭😭
Dairibeth Redondo
Que incertidumbre, ya quiero leer el próximo capítulo 😉
Maria Rosa Grisinco
Con esta ya van tres novelas, que me dejan en la mitad y ni siquiera dicen si va a continuar o no, que mal, y yo alabandolos porque todo lo que e leído me encantó, creo qué me tomaré vacaciones de ustedes.
💀🅱️✝️🈂️...G
maldito viejo HDP 🤬😡😡🤬 eres un infeliz desgraciado
💀🅱️✝️🈂️...G
mugre viejo quien sabe q tanto trama😡🤬
Mary Ney
Que padre tan malo más capítulos por favor
💀🅱️✝️🈂️...G
que pasará pobre Ale 🥺🥹
💀🅱️✝️🈂️...G
🥲🥲🥲🥲
💀🅱️✝️🈂️...G
🥰🥰🥰🤗👍
💀🅱️✝️🈂️...G
maldito viejo ambicioso 🤬😡🤬😡
💀🅱️✝️🈂️...G
🥺🥹🥹🥲😭😭 mugre viejo
Nancy Parraga
Maldito viejo HDP espero que el la saqué de esa situación igual ella se va a enojar por qué el viejo le llenará la cabeza de cucaracha
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