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"Objetivo" Domar Al Ceo

"Objetivo" Domar Al Ceo

Status: En proceso
Genre:Grandes Curvas / Autosuperación / Reencuentro / Amor-odio / Ascenso de clase social / Mujeriego enamorado
Popularitas:5.1k
Nilai: 5
nombre de autor: valeria isabel leguizamon

Teodoro es hijo de un magnate, el es un joven malcriado que vive sin preocupaciónes pero todo se acaba cuando su padre para darle una lección le da el puesto de ejecutivo a su Rival de la escuela Melanie el debera trabajar para ella y no será nada fácil porque es perfeccionista y poco flexible a diferencia de Teodoro,

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capitulo 16

El día después del evento, la atmósfera en la oficina estaba cargada. Teo no podía evitar la sensación de que algo había cambiado, no solo con Melanie, sino con él mismo. Había algo incómodo en su pecho, como si cada momento que pasaba cerca de ella, cada palabra que compartían, lo acercara a algo que no sabía cómo manejar. No sabía si estaba listándose para una amistad genuina o algo más complicado. Todo lo que sí sabía es que no podía dejar de pensar en ella.

Mientras caminaba por el pasillo de la oficina, su mente estaba distraída, pensando en la conversación de la noche anterior. No era solo el hecho de que Melanie había compartido algo tan personal con él, sino cómo la había visto bajo una luz completamente diferente. Se dio cuenta de que nunca antes se había fijado en los detalles más humanos de su carácter. La mujer fuerte que siempre había visto en la oficina también tenía sus batallas, y de alguna manera, él había sido testigo de eso. Por extraño que fuera, había algo en su vulnerabilidad que lo atraía.

Pero esa mañana también traía consigo un problema que Teo no esperaba. Fernando, su eterno competidor en el trabajo, parecía estar más cercano a Melanie que nunca. Aunque Teo no lo había reconocido de inmediato, Fernando siempre había sido el que se mantenía a la sombra, observando, esperando su oportunidad. Ahora, con el ascenso de Melanie en la empresa, parecía que Fernando no solo había encontrado su lugar como su mano derecha, sino que también aprovechaba cualquier oportunidad para estar cerca de ella, hablar con ella y, a veces, incluso ser el primero en felicitarla por los logros que ambos sabían que ella había alcanzado gracias a su arduo trabajo.

Teo se detuvo frente a la sala de juntas, donde vio a Fernando y Melanie conversando animadamente. Melanie, como siempre, estaba perfectamente compuesta, su sonrisa profesional y su postura erguida. Pero Teo, que no podía evitar notar los pequeños gestos, vio algo más. Fernando estaba inclinándose hacia ella, bajando la voz y riendo en un tono que parecía más personal que profesional. Teo frunció el ceño, sintiendo una mezcla de celos y frustración que no sabía cómo procesar.

—¿Qué pasa, Teo? —dijo una voz suave a su lado.

Se giró y vio a una de las asistentes de la oficina, Sonia, con una sonrisa coqueta que no podía disimular. Teo la miró por un segundo, pero su mente seguía en otra parte, fijada en lo que acababa de ver entre Fernando y Melanie.

—Nada, solo... pensando en algo —respondió Teo, dejando que su tono de voz sonara más distante de lo que realmente se sentía.

Sonia, que había notado su actitud distraída, se acercó un poco más, sin perder la oportunidad de lanzarle un halago.

—Sabes, Teo, siempre he creído que tienes mucho potencial para ser un excelente CEO. Con todo lo que ha pasado últimamente, es probable que tu papá te elija para ese puesto, ¿no? Eso es impresionante. —Sonia se acercó un poco más, jugando con un mechón de su cabello mientras lo miraba fijamente.

Teo la miró un momento, sin saber si se sentía halagado o incómodo. Sonia no era la primera ni la última en coquetear con él, sabiendo perfectamente que el futuro de la empresa estaba prácticamente en sus manos. No le costaba nada hacerlo, porque, después de todo, la gente siempre estaba dispuesta a acercarse a quien tenía poder. Y Teo no podía evitar sentirse como una especie de pieza de ajedrez en manos de quienes solo lo veían como una posibilidad, no como una persona real.

—Gracias, Sonia —respondió, esquivando el contacto visual mientras se dirigía hacia la sala de juntas, decidido a no perderse la reunión en curso.

Al entrar en la sala, Teo notó que todos los ojos se dirigieron a él. Melanie estaba sentada en la cabecera, como siempre, pero su mirada se desvió hacia él, mostrando una leve sonrisa que intentó disimular rápidamente. Fernando también estaba presente, con su postura relajada y su expresión que indicaba que estaba disfrutando de la atención que recibía de la gente en la sala.

Teo se sentó en su lugar, mirando de reojo a Fernando, quien le devolvió la mirada con un aire de superioridad que Teo no pudo evitar percibir. Era una lucha constante. Siempre lo había sido, pero ahora, con la reciente cercanía entre Fernando y Melanie, algo en él se encendió. No estaba seguro si era celos, inseguridad o pura frustración, pero algo se estaba gestando dentro de él.

La reunión comenzó, y como era de esperarse, Melanie tomó el control de la conversación, liderando con firmeza y claridad. Sin embargo, Teo no pudo evitar notar cómo Fernando se mantenía cerca de ella, interviniendo en cada tema, compartiendo opiniones que él mismo ya sabía que Melanie había considerado antes de que él hablara. Era como si no estuviera dispuesto a dejar que Melanie tomara todo el crédito, o simplemente disfrutara de estar a su lado más de lo que una relación estrictamente profesional debería permitir.

La conversación se extendió por más de una hora, y Teo comenzó a sentirse más y más incómodo. No estaba acostumbrado a ver a Melanie tan distante, tan... aislada. O al menos, esa era la sensación que le daba. Era evidente que algo estaba cambiando entre ella y Fernando. Algo que él no entendía, pero que lo inquietaba profundamente.

Cuando la reunión finalmente terminó, Teo se levantó rápidamente, decidido a despejar su mente con un poco de aire fresco. Salió al balcón de la oficina, tomando una bocanada de aire y mirando el horizonte. No pudo evitar pensar en lo que había presenciado. Melanie, siempre tan fuerte, tan independiente, ahora parecía estar rodeada de gente que solo estaba interesada en aprovechar su éxito.

Sonia apareció detrás de él, de nuevo con esa sonrisa encantadora que nunca dejaba de acompañar sus palabras.

—Teo, ¿quieres salir más tarde? Hay una fiesta en el club, y sé que te gustaría. —Ella se acercó, con un tono más insinuante que nunca.

Teo la miró, un poco confundido por la manera en que intentaba atraer su atención. Pero en ese momento, todo lo que pensaba era en Melanie, en lo que había visto entre ella y Fernando, en lo que sentía en su interior. No quería jugar al juego de las apariencias. Quería algo más. Algo real.

—Tal vez —respondió, sin mucho entusiasmo—. Pero ahora mismo, necesito pensar en algunas cosas.

Sonia se quedó allí por un momento, claramente sorprendida por su respuesta. Al final, Teo la despidió con una sonrisa leve, aunque era evidente que su mente no estaba en la fiesta ni en la compañía de nadie en la oficina.

Al final del día, Teo se dio cuenta de que había algo que le molestaba más que las risas de Fernando o los intentos de las mujeres de acercarse a él. Lo que realmente lo inquietaba era la idea de que Melanie estuviera empezando a rodearse de personas que no la veían por lo que realmente era. Se sentía incapaz de manejar esa realidad, y aún más incapaz de entender qué significaba para él.

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Elizabeth Sánchez Herrera
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