Debido a un accidente, el esposo Omega del presidente Alfa, dió a luz y quedó en estado vegetativo.
El Alfa destinado del Omega que estaba en coma hace 12 años, de repente despertó.
_ Nada es más honorable que ser un Alfa Fuerte, inteligente y guapo. Soy un Alfa que ha estado en estado vegetativo durante doce años, he despertado con un gran secreto
_ ¿Cuál será? ┐( ˘_˘)┌
_ ¿Quieres saberlo?¯\_(ツ)_/¯
>•<•>•< Ven a leer >•<•>•
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Capitulo 16
_ Es Marisol _ dijo Abel con un tono nervioso mientras aceptaba la llamada.
_ Hola, Marisol _ respondió Abel con una sonrisa forzada que rápidamente se desvaneció al escuchar la voz preocupada de la niñera al otro lado.
_ Hola, Daniel… lamento molestarte _ comenzó Marisol con un tono serio _ Joshua tiene fiebre alta. No parece estar bien.
El mundo alrededor de Abel se desvaneció.
_ ¿Qué? ¿Qué tan alta es? ¿Está muy mal? _ preguntó con voz temblorosa.
_ Alrededor de 39 grados _ explicó Marisol _ He intentado darle agua y un poco de paracetamol, pero no parece mejorar. Creo que deberías venir a casa y avisarle al señor Hudson.
Abel sintió cómo el pánico comenzaba a apoderarse de él. Miró a Hudson, que había captado la seriedad del momento. Él se inclinó hacia Abel y le tomó la mano con firmeza.
_ Voy para allá _ respondió Abel rápidamente sin siquiera pensarlo dos veces _ ¿Necesitas algo más? ¿Deberíamos llamar al médico?.
_ No es necesario por ahora _ dijo Marisol tratando de tranquilizarlo _ Solo quiero que estén al tanto. Joshua está dormido en su cama; no se siente bien, pero está vigilado.
Abel colgó la llamada sintiéndose abrumado por una mezcla de emociones: preocupación por su hijo, pero también tristeza por tener que dejar atrás esos momentos especiales que tanto habían anhelado.
_ ¿Qué pasó? _ preguntó Hudson con voz baja, aún sosteniendo su mano.
_ Joshua tiene fiebre alta _ contestó Abel mientras trataba de contener las lágrimas que amenazaban con brotar _ Marisol dice que no se siente bien.
Hudson asintió lentamente, comprendiendo lo grave que era la situación.
_ Entonces debemos irnos ahora mismo _ Se levantaron rápidamente y comenzaron a recoger sus cosas.
En el camino saliendo hotel sintieron cómo el aire fresco se convertía en un recordatorio de los días que habían hecho el amor y que estaban dejando atrás momentáneamente. Abel miraba por la ventana del coche mientras recordaba los besos compartidos y los románticos momentos, todo eso ahora parecía tan lejano.
Mientras conducían hacia casa, Hudson trató de calmarlo.
_ Joshua va a estar bien; Marisol sabe qué hacer.
Abel no podía evitar pensar en cómo su pequeño estaba sufriendo lejos de ellos.
Finalmente llegaron a casa; el silencio era abrumador. Abrieron la puerta y fueron recibidos por Marisol, quien les indicó que Joshua estaba dormido en su habitación. Con pasos silenciosos se acercaron al cuarto del niño; al abrir la puerta suavemente, encontraron a Joshua acurrucado bajo las mantas.
El rostro del niño estaba sonrojado por la fiebre; Abel sintió un dolor profundo al verlo así. Se acercó sigilosamente y le acarició el cabello con ternura mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
_ ¿Cómo te sientes, mi amor? _ susurró suavemente.
Joshua abrió los ojos lentamente y sonrió débilmente al ver a sus padres juntos allí.
_ Papi… papá _ murmuró con voz apagada.
_ Estamos aquí contigo _ dijo Hudson mientras se sentaba al borde de la cama y tomaba la mano del niño entre las suyas.
Marisol les explicó lo sucedido: cómo Joshua había comenzado a sentirse mal esa tarde y cómo había intentado mantenerlo cómodo hasta que decidieron llamarles.
Abel se sintió agradecido por tener a alguien tan competente cuidando a su hijo durante su ausencia; sin embargo, no podía evitar sentir culpa por haberse alejado incluso aunque fuera solo por unos días.
_ Vamos a llevarte al médico mañana. prometió Hudson acariciándole suavemente la frente al niño mientras él asentía débilmente.
Marisol les dejó algunas indicaciones sobre cómo cuidar a Joshua durante esa noche: mantenerlo hidratado y administrarle el medicamento cada seis horas para controlar la fiebre.
Los siguientes minutos fueron un torbellino emocional para Abel y Hudson mientras se turnaban para estar junto a Joshua, Isaac y Noelia. Le leían cuentos suaves o simplemente le hablaban sobre cosas cotidianas para distraerlos.
Cuando finalmente lograron calmar a Joshua nuevamente después de darle un poco más de agua y medicación, ambos padres se sentaron juntos en el sofá del salón sintiendo el peso del cansancio caer sobre ellos.
_ Lo siento tanto _ dijo Abel rompiendo el silencio tenso entre ellos _ Deberíamos haber estado aquí.
_ No lo sabíamos _ respondió Hudson abrazándolo fuertemente mientras él apoyaba su cabeza en su hombro _ Lo importante es que estamos aquí ahora.
A medida que avanzaba la noche, tanto Abel como Hudson reflexionaron sobre lo sucedido durante esos tres días maravillosos; aunque habían sido interrumpidos abruptamente por esta crisis familiar inesperada.